José Colmenar
El teniente D. Jacinto Ruíz Mendoza nació el 16 de Agosto de 1779 en la ciudad de Ceuta. Era hijo del subteniente de infantería Antonio Ruiz y de Josefa Mendoza.
Siguiendo la tradición militar, a los 16 años, ingresó como cadete en el Regimiento de Infantería de Ceuta, llamado ‘El Fijo’ por no haber salido nunca de guarnición a otras plazas. En este regimiento también servía su padre y había servido su abuelo.
El dos de Mayo de 1808, Jacinto Ruíz ya era teniente en la tercera compañía del segundo batallón del Regimiento de Infantería de línea Voluntarios del Estado, cuyo cuartel se hallaba cercano al Parque de Monteleón.
Estando enfermo con fiebre en casa, al oír el ruido de los disparos que resonaban por todo Madrid, el teniente Ruíz acudió a su cuartel, que se encontraba en la calle de San Bernardo, y se incorporó a su compañía.
Como los disparos continuaban, D. Rafael Goicochea, capitán de su compañía, mandó dirigirse al cercano Parque de Artillería, sito en el antiguo palacio de Monteleón. La compañía de Goicoechea estaba formada por 33 hombres, incluido el teniente Ruíz.
La guardia francesa que atacaba al Parque estaba formada por unos 75 soldados de artillería de la Guardia Imperial Francesa que no opusieron resistencia alguna y fueron desarmados y hechos prisioneros de guerra por los voluntarios del capitán Goicoechea.
Y ya todos a las órdenes del Jefe del Parque, capitán artillero D. Luis Daoíz y del también capitán artillero D. Pedro Velarde, se dispusieron a defender el recinto contra el eminente ataque francés.
La unidad atacante francesa estaba formada por los regimientos 5º y 6º provisionales de la segunda División de Infantería, Brigada Lefranc, con un total de unos 1.500 hombres, todos soldados veteranos, fogueados en múltiples batallas.
Realizaron, al menos, tres ataques desde la calle San Bernardo, Fuencarral y desde las tres calles que daban al arco de entrada al perímetro.
De los tres héroes de Monteleón, el primero en caer fue el capitán Velarde con un tiro que le atravesó el pecho y que le produjo la muerte en el acto.
También en los primeros combates, el teniente Ruíz fue herido de un balazo en el brazo que le fue vendado allí mismo, volviendo inmediatamente al combate con tan mala suerte que volvió a ser herido de gravedad en el pecho.
El capitán Daoíz fue muerto en combate singular contra seis franceses, uno de los cuales le dio un bayonetazo por la espalda cayendo a las mismas puertas al Parque.
Una vez acabadas las municiones, la guarnición fue tomada al asalto y masacrada.
Las bajas totales en el combate fueron: 19 soldados de Voluntarios del Estado (58%), 10 artilleros (59%) y 54 civiles (se desconocen cuántos participaron en los combates).
El teniente Ruiz estaba herido y confundido entre los muertos y, cuando civiles madrileños estaban retirando cadáveres, observaron que aún respiraba, por lo que fue llevado al cercano cuartel de su regimiento en la calle San Bernardo.
Para evitar que las tropas de Murat lo capturaran y fusilaran, posteriormente, fue llevado a hombros de sus compañeros a la casa de Dª. María Paula Variano, donde fue tratado por el doctor D. José Rives, del Hospital de San Carlos. En éste domicilio, el teniente Ruíz se recuperó de la gravedad de sus heridas.
Convaleciente aún, salió a dar un paseo por el Retiro, y viendo el comportamiento y el despliegue de las tropas francesas, decidió abandonar Madrid para incorporarse a quienes se reorganizaban en defensa de la Independencia española.
Desoyendo los consejos de su médico y en compañía de sus compañeros Francisco Arcos, Romero y José Luna, emprendió el camino a Extremadura.
Después de la victoria de Bailen y la salida de los franceses de Madrid, el nuevo Gobierno lo nombró Coronel Jefe del Regimiento de Reales Guardias Valonas, que estaba de guarnición en Badajoz, al que se incorporó en calidad de tal.
Al seguir con la herida del pecho abierta, no acompaño a su regimiento en la marcha que hizo hacia el norte el Ejército de Extremadura, derrotado, finalmente, en la batalla de Gamonal.
Desde Badajoz, el ya Coronel Ruíz se trasladó a Trujillo y, en casa de su tío D. Juan Cevollino, teniente coronel del Regimiento de Badajoz, hizo testamento el 11 de marzo de 1809, muriendo dos días después a la edad de 29 años.
Enterrado en la Iglesia de San Martin, en una tumba sin lápida ni nombre, en 1909, sus restos fueron exhumados para ser trasladados, solemnemente, a Madrid para su enterramiento en el obelisco de la Plaza de la Lealtad.