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HISTORIA DEL ASEDIO A CEUTA
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MAPA DE CEUTA..PARIS, 1764
Cuando los ceutíes éramos los refugiados
Según, los escasos documentos a los que hemos tenido acceso, la gran mayoría recalaron en México, algunos en Rusia, Orán y Francia, en campos de concentración como el Argeles. Donde murieron por las deficientes y miserables medidas del gobierno francés. Después, ironía del destino, muchísimos de ellos en engrosarían las filas de la resistencia contra el ejército nazi.
Francia y México fueron los dos núcleos más importantes del exilio ceutí. Francia acogió un mayor volumen, en gran medida procedente de una extracción social media baja. Nada más atravesar la frontera en 1939 fueron internados en campos de concentración, refugios y hospitales, sufriendo de forma directa la II Guerra Mundial. Otros muchos se marcharon hacia México, donde el presidente de aquel país, Lázaro Cárdenas, los acogió. A este país fueron, en su mayoría, políticos, intelectuales y técnicos cualificados como el periodista Camilo Ocaña Civantos y el profesor Menahem Coriat, que durante la guerra civil ocupó un alto cargo en el Gobierno de la República. El que fuera presidente del PSOE en Ceuta y jefe de telégrafos, Rafael Jiménez Cazorla, el empresario Antonio Muñoz González y el presidente de la sociedad cultural Septa y miembro destacado de Izquierda Republicana, perito de aduanas, Juan Rueda Lara. Otro ceutí destacado fue Francisco Llano de la Encomienda, quien el 17 de julio de 1936 ostentaba el cargo de capitán general de la IV Región (Cataluña); meses más tarde fue nombrado jefe del Ejército de la República en la zona Norte y al finalizar la guerra civil se exilió en Francia y después, en 1940, en México, donde desarrolló una gran labor pedagógica en el Ateneo Español, escribiendo dos libros de técnica militar e historia de la contienda española, falleciendo en el exilio en 1963.
Otro de los exiliados fue el diputado por Ceuta en 1936 y catedrático de derecho, Manuel Martínez Pedroso, quien desde los primeros momentos de la sublevación estuvo en Tánger. En junio de 1937 fue trasladado a Varsovia como delegado del Gobierno en sustitución de Ruiz de Funes, promovido a embajador en Bruselas. Al término de la guerra se exilió en México y allí formó parte de la institución Colegio de México. Fue también profesor de teoría del estado internacional en la Facultad de Derecho de la Universidad Autónoma. Igualmente participó en la declaración de La Habana de profesores universitarios españoles en 1943 y durante nueve años asesor de la secretaría de relaciones exteriores, colaborando en diversas revistas jurídicas, brillante conferenciante y maestro por excelencia. Murió en la ciudad de México en 1958.
Serian cuantiosas las referencias a los refugiados ceutíes, y limitada esta colaboración, pero si tenemos que destacar, lo realizariasmos con el diplomático ceutí, Clemente Cerdeira Fernández, a quien la sublevación le sorprendió en Tánger por estar allí destinado como primer secretario de la Embajada en la Legación Española, tenía a toda su familia en Ceuta en la casa que poseían en la playa Benítez. Por sus grandes conocimientos del mundo árabe fue muy presionado por los sublevados para que se les uniera, y en vista de su negativa en más de una ocasión intentaron su secuestro por parte de las tropas sublevadas, y así lo relata el doble jefe de la policía internacional de Tánger, Edmundo Carleston:
“… Una noche intentamos secuestrarlo y conducirlo a Tetuán, por lo que fuimos en su busca al Hotel Maclean donde se alojaba, al llamar a su puerta en lugar de abrirnos al decirle que veníamos a protegerle, se hizo fuerte en ella y la cerró, y la forzó por dentro negándose a abrirme. Después de lo ocurrido, Cerdeira pidió al ministro republicano una vigilancia para su custodia personal”.
Como consecuencia de dichas amenazas todos sus familiares fueron incomunicados y puestos bajo vigilancia no sólo la mujer y los tres hijos menores, sino el resto de los familiares de la esposa, los García de la Torre, que también padecieron dicha situación. Todas las propiedades que poseían en Ceuta y en el Protectorado, así como las cuentas bancarias, fueron confiscadas. Mientras tanto, Cerdeira fue destinado como cónsul general a Casablanca, donde permaneció hasta su traslado a Inglaterra al Consulado General de Liverpool, donde, además de sus funciones consulares, ayudó a los refugiados que huían desde Asturias y del País Vasco. Intentó a través de la Cruz Roja Internacional reunirse con su familia, pero sistemáticamente era denegado el visado, falleciendo en la ciudad francesa de Niza un 4 de mayo de 1944.
Cuando la doctora ceutí Antonia Castillo Gómez, tuvo que salir de Ceuta en 1940, tras ser perseguida, represaliada y expulsada como facultativa municipal, por las autoridades franquistas, emprendió el camino de un exilio no buscado a México.
La madre de Diana se encuentra sola con cuatro hijos, intentó por todos los medios salir de Ceuta hacia Valencia donde estaba su familia. Consiguen que se realice un intercambio en Tánger, organizado por la Cruz Roja Internacional. Tras llegar a la ciudad internacional embarcarían en el barco que hacia la travesía una vez por semana hacia el sur de Francia y desde allí al pueblo valenciano de Russafa. Cuando todo parecía tener una cierta normalidad, una mañana quedó marcada en la memoria de la pequeña Diana, apenas tenia cuatro años: . Sus dos hermanos, José Luis y Flavio, fueron enviados a la URSS en la madrugada del 13 de junio de 1937.
Cuando Ceuta juró que «moriría por España»: la realidad histórica que Marruecos esconde
ABC y ‘Blanco y Negro’ llevan más de 120 años ocupándose de la contiuamente amenazada soberanía de esta ciudad autónoma, cuyos habitantes ya decidieron hace cuatro siglos por voluntad propia que quería ser españoles
La revista ‘Blanco y Negro’ se ocupó de la soberanía de Ceuta casi desde su fundación, como demuestra este artículo publicado, en 1898, con el título de ‘El imperio español: lo que fue y lo que resta’. Todavía faltaban cinco años para que Torcuato Luca de Tena sacara a los quioscos el primer número de ABC, pero desde entonces, este diario se ha ocupado de la historia de la ciudad autónoma, llegando hasta la actualidad. Hace menos de un año, de hecho, España vivió una nueva crisis diplomática con Marruecos, después de que el Gobierno de Rabat decidiera levantar sus controles en la frontera.
Como consecuencia, miles de inmigrantes cruzaron la frontera ilegalmente. Algunos días, incluso, fueron especialmente caóticos, entrando hasta 6.000 personas en la peor jornadas, entre los que había 2.000 menores.
Un goteo incesante que se produjo, principalmente, en el espigón de la playa del Tarajal. Y es que en los días precedentes ya corría el rumor de que el país vecino despejaría sus controles, en un movimiento que muchos ceutíes compararon con la polémica 'Marcha Verde', con la que el régimen de Hassan II se hizo el Sáhara Occidental, en 1975, y en la que ABC tuvo incrustado a un enviado especial.
Marruecos lleva años reclamando, por todos los medios posibles, la soberanía sobre las dos ciudades españolas, ya sea abriendo las fronteras para provocar episodios como el que se vive estos días o mediante advertencias directas de algunos miembros destacados de su Gobierno. En diciembre, por ejemplo, su primer ministro, Saadeddine Othmani, aseguró en una cadena de televisión egipcia que «llegará el día en que tengamos que reabrir el asunto de Ceuta y Melilla, territorios marroquíes como el Sáhara».
En 1957, ABC recordaba en otro artículo titulado ‘Ceuta, plaza de soberanía’, que aquella ciudad «tiene un alma españolísima». En 1961, en el reportaje ‘Presencia y evocación histórica de Ceuta’, se apuntaba que «el viajero peninsular o de tierra adentro lo primero que medita al llegar a esa ciudad es: ‘Esto es España, nuestra Ceuta’». Siete años después, en otro texto sobre su emerger turístico, se defendía con varios ejemplos que el enclave era una parte importante de la historia de España. Y así hasta 2007, en la que el historiador Rafael Valladares explicaba en nuestro periódico que, con motivo de la visita de los Reyes a las dos ciudades norteafricanas, «el problema no es la reivindicación marroquí sobre su soberanía, sino la ausencia de una auténtica democracia en Marruecos, lo que automáticamente convierte en dudosa, por no decir ilegítima, cualquier reivindicación de su Gobierno».
Ciudades 'ocupadas'
A pesar de ello, en la misma entrevista a Othmani en diciembre, el primer ministro marroquí se atrevió a decir, sin el más mínimo reparo, que no reconocía la soberanía española sobre estas dos ciudades, a las que calificó de «ocupadas». Una consideración que provocó un nuevo enfrentamiento con España, con quien la relación diplomática no atravesaba ya su mejor momento. El Gobierno de Marruecos parece olvidar que Ceuta y Melilla pertenecen a España desde hace 400 años. Y en el caso de la primera, que estos días protagoniza las noticias, por decisión propia de los ceutíes.
Poca gente recuerda hoy que fueron estos quienes, por voluntad popular, quisieron mantenerse fieles a Felipe IV y no declararse en rebeldía ni luchar por su independencia o pasar a formar parte de Portugal. Como planteaba la historiadora Josefina Castilla en ‘Algunas consideraciones sobre la lealtad de Ceuta a la Corona Hispánica en 1640’ (UNED, 1991), «resulta curioso plantearse las causas que llevaron a los ceutíes a permanecer fieles a la Corona Hispánica en 1640, cuando se levantaron contra Portugal. Todo comenzó con la conquista de Ceuta por parte de los portugueses en 1415, durante el reinado de Juan I, que vio en la ciudad la oportunidad de iniciar desde ella el comercio con África y frenar la expansión castellana en la zona».
La ciudad pasó a convertirse en una simple guarnición portuguesa, impidiendo a sus ciudadanos cualquier tipo de manifestación al margen de las estrictamente militares. Sin embargo, con el paso del tiempo, el enclave fue asemejándose cada vez más a una población del sur de España en la que no faltaban las fiestas religiosas ni civiles. Esta paulatina españolización de Ceuta fue clave para que los autóctonos declarasen su lealtad a España en 1640. El mismo Felipe II, antes incluso de convertirse también en el Rey de Portugal, ya venía ofreciendo ayuda a los ceutíes en su constante lucha contra los magrebinos del Norte de África, lo que contribuyó a crear un ambiente previo de simpatía mutua.
Contra el Rey de Portugal
En otro amplio reportaje de seis páginas publicado en 1935, con motivo de una entrevista con el delegado del Gobierno republicano en Ceuta, Ramón de Arechaga Iza, la revista ‘Blanco y Negro’ rescataba este mismo episodio: «En agosto de 1415 la conquistó Juan I y portuguesa fue la plaza hasta que Felipe II la unió a España en 1580. En 1640, el duque de Braganza declaró la independencia de Portugal y con él se alzaron todas las colonias portuguesas, a excepción de Ceuta, que permaneció fiel a España. Esa fue la razón de que el entonces monarca español, Felipe IV, le concediera el título de ‘siempre noble y leal’».
Este se mostró generoso con los ceutíes, puesto que decidió que estos conservaran sus propias instituciones. Eso permitió que se desarrollara como una nación casi independiente, que creara una especie de importante imperio ultramarino con el que obtenía grandes beneficios económicos. Pero cuando décadas después el conde-duque de Olivares se convirtió en el todopoderoso valido de Felipe IV, se propuso «castellanizar» toda la Península, incluidos los enclaves norteafricanos. Eso se tradujo en una mayor presión fiscal que generó sucesivos levantamientos en Oporto (1628), Santarém (1629) y Évora (1637).
Cuando se produjo la mencionada revuelta de 1640, en la que los portugueses se levantaron en armas y proclamaron al duque de Braganza como nuevo Rey de Portugal con el nombre de Juan IV, todos los gobernadores de los territorios de ultramar le apoyaron, a excepción de la pequeña Ceuta que ahora el Gobierno marroquí asegura que está «ocupada». Para ganar tiempo, cuando llegaron las noticias de la proclamación a la plaza norteafricana, el gobernador Francisco de Almeida no se decantó por uno u otro bando hasta conocer mejor lo que ocurría en los círculos más estrechos del poder. «Parte de la historiografía dedicada al tema afirma que esta actitud le costó el puesto, siendo sustituido poco después por el marqués de Miranda de Anta, primer gobernador de Ceuta origen castellano», explica Antonio José Rodríguez en su artículo ‘La ciudad de Ceuta y la monarquía hispánica (1640-1700)’, publicado en la revista ‘Erasmo’ en 2015.
Morir por Felipe IV
Las noticias del alzamiento causaron estupor e indignación entre sus habitantes. Rápidamente, la mayor parte de la población ceutí tomó partido por Felipe IV como su legítimo Rey, más allá de los intereses políticos de la nueva corona de Portugal. Muchos vecinos, incluso, escribieron cartas formales al Gobierno portugués de apoyo a España, incluido el gobernador Almeida y sus aliados. Todos ellos alegaron la calidad de los servicios personales del monarca y afirmaron que «morirían» por él si fuera necesario. Un claro alegato de fidelidad a nuestro país que muchos historiadores pasan hoy por alto.
En primer lugar, porque la élite de la ciudad, aunque de origen luso, era natural de Ceuta y estaba más preocupada por su propia supervivencia que por su amor a Portugal. La ciudad dependía enormemente del aprovisionamiento exterior y la mayoría de los productos venían de Andalucía a través de Gibraltar. Y casi todos los ciudadanos ceutíes, además, dependían en cierta manera de la Real Hacienda española, ya que eran soldados o servidores del Rey, además de beneficiarse de las pensiones que daba la Corona.
La vinculación de la economía ceutí con los castellanos también era clara, tanto antes como después del movimiento secesionista portugués, por lo que el dinero y el mantenimiento de este sistema de pensiones influyeron en la fidelidad de Ceuta. Pero lo que más contribuyó, según Antonio José Rodríguez, «fue la actuación de las autoridades madrileñas, que dispensaron distintas mercedes a la ciudad e intentaron en todo momento congraciarse con ella, nombrándola ‘muy noble y muy leal’ en 1641 y estableciendo numerosos indultos y compensaciones».
https://www.abc.es/archivo/abci-cuando-ceuties-juraron-moririan-espana-realidad-historica-marruecos-esconde-202105200125_noticia.html#ancla_comentarios
Yacimiento Fenicio Plaza de África
AL-MANSURA, LA CIUDAD OLVIDADA DE CEUTA
Paco Sánchez Montoya
Era la gran desconocida de nuestra historia, ahora seguro un poco menos, por el gran trabajo realizado por el Museo de Ceuta exponiendo estudios e investigaciones para conocerla más y mejor.
Me viene a la memoria un poema de ese gran poeta sevillano Luis Cernuda, Donde habite el olvido: “En los vastos jardines sin aurora, donde yo solo sea, memoria de una piedra sepultada entre ortigas, sobre la cual el viento escapa a sus insomnios…” el poeta nos parece hablar de nuestra Ciudad olvidada popularmente conocida como Ceuta la Vieja, edificada por el sultán mariní en una loma dominando el mayor puerto medieval del Estrecho, recordemos que recibió dos nombres: Al-Mansura o Afrag.
Fortificación encomendada por el sultán Abu Said en el siglo XIV durante la etapa mariní, constituye un magnífico ejemplo de arquitectura defensiva medieval que coincide con un periodo de gran relevancia para Ceuta, en el cual se testimonia un importante desarrollo urbanístico, comercial, cultural y social.
Según el arqueólogo Fernando Villada, no existen dudas sobre el momento de su construcción y su autoría. En el catálogo de la muestra hace referencia a la minuciosa descripción de Ceuta redactada en 1422 por al-Ansari quien precisa que entre los seis arrabales de Ceuta se encuentra el Afrag, integrado ya en el siglo XV como un barrio más de la ciudad y contiguo al arrabal de afuera, albergando el palacio real que los reyes mariníes habían destinado a su residencia. También nos indica que mucho más explícito es ibn Jaldún cuando indica que Abn Said, al partir para la capital, ordenó construir una ciudad sobre la parte más elevada de Ceuta denominada Afrag que fue comenzada en 729 (1328-1329).
Concluye el arqueólogo municipal en el catálogo Al-Mansura, la Ciudad Olvidada. Sus restos parecen hablarnos de una ciudad injustamente olvidada, perdida en la memoria de muchos ciudadanos. El arquitecto municipal Javier Arnaiz, aporta en su magnífica exposición, y con una mirada rápida, la ocupación y formalización de los espacios y lugares en el Campo Exterior de la ciudad de Ceuta, primordialmente, los ligados al entorno del conjunto del Afrag meriní desde finales del siglo XIX.
El ámbito del Afrag de Ceuta, se identificaba con un territorio dedicado al cultivo, origen de la palabra cultura, ligada a la noción de comunidad y por consiguiente a la tierra. Era un lugar, palabra, que en una de sus diversas utilizaciones, podía identificarse en esta época de hipótesis románticas, a la dependencia constructiva respecto a conceptos como la identidad local. Tierra, cuya propiedad estuvo en litigio con los vecinos cabileños marroquíes hasta 1860. Arnaiz, nos indica que tiene que ser el ingeniero militar Federico Mendicuti, quien en el proceso de la delimitación parcelaria que efectuó en el Campo Exterior, en el año 1868, recurrirá a los restos de la estructura geométrica del tapial meriní para realizar el fraccionamiento de la zona, acto donde resuenan ciertos valores agrarios, “Huerta de la Guarnición” sujetados al concepto de tierra, de enraizamiento.
Con suave pendiente hacia el estrecho de Gibraltar, la huerta, iba a suponer con el específico cultivo de patatas, a un mayor sostenimiento alimenticio de las tropas acantonadas al sur de dicha parcela. En el comienzo del siglo XX, con el aumento de efectivos y en el proceso ligado a la deslocalización de unidades militares del interior de la población, el recinto, se consolidará como acuartelamiento estable construido ya con barracones aislados para alojar al Mixto de Artillería y posteriormente también a tropas indígenas Regulares. Su acceso, “El camino de Terrones”, que recorría de norte a sur el territorio del Afrag, era y es, perpendicular a un corredor, que conecta la ciudad con las ensenadas de Benítez y Benzú, describe perfectamente Javier Arnaiz. Recomiendo la lectura del catálogo realizado para esta exposición donde prestigiosos investigadores e historiadores nos desvelan datos hasta ahora inéditos de esta “Ciudad olvidada”.
Construcción de la fortificación
El arquitecto y miembro del Instituto de Estudios Campogibraltareño Pedro Gurriarán, tras un exhaustivo trabajo de investigación nos descubre las claves, donde a pesar de que tres de los cuatro frentes del Afrag están prácticamente arrasados, los vestigios conservados y la información cartográfica y fotográfica existente permiten hacer una idea muy clara de cómo era originariamente esta fortificación y cómo se configuraba constructivamente.
En la actualidad, aún se puede contemplar en pie parte del frente occidental de la muralla, que se organiza mediante seis tramos longitudinales, independientes y escalonados en rediente, con nueve cubos de flanqueo conservados y una puerta de acceso al recinto, la conocida como de Fez. La longitud total de los restos conservados en esta parte es de 417 metros lineales. El tramo que mira a levante, se encuentra casi arruinado y con escasos restos visibles, mientras que otros vestigios desmochados se han identificado en este mismo frente y en el meridional, con una longitud aproximada de 45 y 10 ml respectivamente.
Pedro Gurriarán continúa con su magnífica exposición detallando que las autoridades meriníes recurrieron a un modelo defensivo de larga tradición en el marco geográfico del Mediterráneo desde los tiempos de Roma, consistentes en un espacio protegido por esbeltos muros o paños de muralla reforzados, cada cierto trecho, mediante torres de flanqueo proyectadas al exterior. Sorprende en esta fortificación ceutí la ausencia de ciertos sistemas o elementos poliorcéticos de refuerzo, comunes en otras obras bajomedievales, que dificultaban las posibilidades de expugnación.
En su dilatado estudio el miembro del IEC se detiene en las recientes excavaciones arqueológicas practicadas en el año 2008 en la Puerta de Fez, la única conservada de las tres originales, donde explica que se han permitido verificar el trazado original en codo simple de su desaparecida estructura interior, no obstante, se trata nuevamente de un modelo muy básico, bastante alejado de otras puertas coetáneas meriníes o nazaríes, más complejas debido a la multiplicación de quiebros en su acceso. Los lienzos defensivos son muy esbeltos, pues tienen una altura máxima próxima a los 9 m, mientras que el ancho total arroja 1,50 m de media.
Rematan en un paso de ronda continuo que salva los desniveles mediante grupos de escalones tallados en los propios cajones de tapia. Este adarve superior está protegido por un parapeto perimetral coronado por merlones prismáticos sin albardilla. Una de las características más destacadas de esta fortificación consiste en que las torres sobresalen de forma destacada por encima de los lienzos, al igual que sucede en el recinto de la Chellah meriní de Rabat, llegando a los 13 m de altura en el caso de la Puerta de Fez. Estas torres se distribuyen en la muralla de forma regular, en tramos que rondan los 20 m de separación, aunque extrañamente, en ocasiones no se disponen defendiendo ángulos o vértices de la muralla, como suele ser habitual.
También el arquitecto Pedro Gurriarán detalla que todas las torres son rectangulares, huecas e inaccesibles, y sus muros perimetrales bastante débiles, ya que su espesor es de unos escasos 80 cm. Los alarifes responsables de la construcción del Afrag realizaron un replanteo en planta trapezoidal tendiente al rectángulo, que tenía en cuenta el sistema técnico empleado, el tapial. De este modo, si se contempla el trazado de los restos conservados, se puede ver cómo existen grandes paños lineales y otros más pequeños transversales, que crean un modelo de muralla en cremallera o rediente, muy útil además para salvar los desniveles o dificultades topográficas que pudieran existir.
https://fsanchezmontoya.wordpress.com/2020/04/29/al-mansura-la-ciudad-olvidada-de-ceuta/
Exploración de Ceuta en Busca de Restos Romanos
Ceuta, una ciudad autónoma española situada en el norte de África, es un lugar lleno de historia y cultura. A lo largo de los siglos, Ceuta ha sido un crisol de civilizaciones, incluyendo la fenicia, la cartaginesa, la romana, la bizantina, y muchas otras. En esta guía, nos centraremos en la exploración de los restos romanos que aún se pueden encontrar en esta fascinante ciudad.
Historia de Ceuta en la Época Romana
Durante la época romana, Ceuta era conocida como "Septem Fratres", un nombre que hacía referencia a las siete colinas de la región. Fue un importante punto estratégico para los romanos debido a su ubicación en la entrada del Mar Mediterráneo, lo que facilitaba el control sobre el tráfico marítimo.
Sitios de Interés Arqueológico
1. Museo de Ceuta
El Museo de Ceuta alberga una impresionante colección de artefactos romanos. Aquí, los visitantes pueden ver monedas, cerámicas, esculturas y otros objetos que ofrecen una visión única de la vida en la Ceuta romana. El museo también ofrece exposiciones temporales que se centran en diversos aspectos de la historia local.
2. Yacimientos Arqueológicos de Benzú
En las afueras de la ciudad, en la zona de Benzú, se encuentran los restos de una antigua villa romana. Este yacimiento ofrece una oportunidad única para explorar los cimientos de antiguos edificios y descubrir cómo vivían los romanos en esta parte del mundo. A menudo se organizan visitas guiadas que ayudan a los visitantes a comprender mejor el contexto histórico de estos restos.
3. Murallas Meriníes
Aunque las murallas meriníes son posteriores a la época romana, su visita es imprescindible. Estas fortificaciones fueron construidas sobre estructuras anteriores, algunas de las cuales eran de origen romano. Las murallas ofrecen una vista panorámica de la ciudad y el mar, y son un testimonio de su importancia estratégica a lo largo del tiempo.
Consejos para los Exploradores
Visitas Guiadas: Participar en visitas guiadas puede enriquecer tu experiencia al proporcionarte información detallada e historias fascinantes sobre los lugares que visitas.
Horario de Visita: Asegúrate de verificar los horarios de apertura de los sitios arqueológicos y el museo, ya que pueden variar según la temporada.
Respeto por el Patrimonio: Al explorar los sitios arqueológicos, es importante respetar las normas y no dañar los restos. Esto ayuda a preservar el patrimonio cultural para las futuras generaciones.
Conclusión
La exploración de Ceuta en busca de restos romanos es una actividad enriquecedora que permite a los visitantes conectarse con el pasado de una manera única. Ya sea que seas un aficionado a la historia o simplemente alguien con curiosidad por la cultura antigua, Ceuta ofrece una experiencia inolvidable.
Enero 2025...Carlos Cordero
El increíble hallazgo de una muralla romana en Ceuta
https://www.elespanol.com/
Fuera de las murallas romanas fueron arrojados varios cuerpos, al menos 13, que se presume fueron apilados y quemados con el fin de evitar infecciones.
Un equipo de arqueólogos de la Universidad de Cádiz (UCA) ha concluido unas excavaciones realizadas durante las últimas tres semanas en el interior del Baluarte de la Bandera en Ceuta, certificando que los restos de muralla bizantina de más de tres metros encontrada es la que mandó construir Justiniano a finales del siglo VI.
El arqueólogo ceutí Darío Bernal, director de la excavación, ha resaltado a Efe que durante estas tres semanas que han venido trabajando en este yacimiento ceutí, han logrado recuperar numerosos restos que les han permitido conocer más en profundidad cómo era la Ceuta romana y bizantina.
Darío Bernal destacaba que durante la excavación apareció un nivel "muy interesante, ya que en el mismo se encontraron una gran cantidad de recursos marinos" como más de 700 lapas, resto de atunes, erizos, bivalvos, cañaíllas, una gran variedad de fauna y hasta un hueso de buitre.
"Todo esto ha permitido conocer más sobre la fauna que había en ese momento en el que se genera dicho estrato, hablando del siglo VII, y que ha permitido saber y reconstruir qué pescaban y consumían", ha precisado.
Igualmente, ha aparecido numerosa cerámica, así como metales, aunque en menor cantidad, y algunas monedas. De todo lo hallado, Darío Bernal resaltaba sobre todo un fragmento de una ánfora del siglo I con una inscripción, "la cual hay ahora que estudiar en profundidad, y que casi con toda seguridad terminará siendo una de las piezas que quedará expuesta una vez que se musealice la zona".
El arqueólogo pone en valor, sobre todo, el buen estado de conservación que muestran todas las estructuras halladas, ya que "el problema que tiene la Ceuta de época preislámica es que tiene encima la Ceuta Medieval, la Ceuta Portuguesa y la Ceuta Moderna, de ahí que los restos romanos encontrados hasta la fecha siempre estaban muy deteriorados".
Después de estas tres semanas de excavaciones, se ha podido confirmar que en la zona se ha hallado una muralla romana de finales del siglo II y principios del siglo III, a la cual se le adosó una torre y posteriormente la muralla bizantina, ambas construcciones de épocas diferentes como se ha podido observar por las técnicas constructivas utilizadas.
Los expertos han podido determinar que la citada torre se construyó a partir de inicios del siglo IV, por consiguiente, se adosó a la muralla romana alrededor de cien años después y más o menos 200 años después fue cuando se comenzó a construir la muralla bizantina.
El arqueólogo ceutí ha subrayado a Efe que también se ha podido constatar que lo que inicialmente parecía tierra, a medida que se ha ido excavando, ha evidenciado que se trata de la cara interior de otro muro, que parece ser posterior a un terremoto ocurrido en el siglo VII.
Este terremoto hizo que se desplazara parcialmente la muralla romana originándole una gran grieta, se construyera probablemente para unir la muralla bizantina con la torre para generar una plataforma maciza, y reforzar la zona, obra que se produjo ya avanzada la segunda mitad del siglo VII.
Una de las curiosidades que ha dado a conocer esta excavación es que fuera de las murallas romanas fueron arrojados varios cuerpos, al menos 13 -incluso de niños-, que se presume fueron apilados y quemados con el fin de evitar infecciones.
EL PUENTE FANTASMA DEL ESTRECHO...
Leyenda de la sirena de Punta Almina
ESCRITO POR JOSÉ MARIA FORTES CASTILLO.....EL FARODIGITAL.ES/ En mi niñez, los viejos pescadores de Ceuta, hablaban sobre los múltiples encuentros que muchos años antes, habían tenido con las focas monje, que tan abundantes eran en las piedras existentes en los bajos del faro y más concretamente en el área conocida como “La sirena”,
SEPTEM FRATRES
SEPTEM FRATRES, -es decir siete hermanos- aplicado según testimonios de fuentes latinas, que se levantan en el área occidental de la Península de la Almina. Con idéntica en los escritos griegos, se las denomina colectivamente, Hepta Adelphoi. Pomponio Mela que por haber nacido en la orilla Norte del Estrecho de Gibraltar, tuvo sin duda, ocasión de contemplar en los días de buena visibilidad aquellos siete altozanos, explica que tenía considerable altura y colocados en fila, con perfiles casi simétricos, producían la impresión de ser una obra artificial. Por su número merecieron la calificación de Siete y por su similitud, de Hermanos. ("Panorama Mitológico de Ceuta" por Carlos Posac Mon
José Enrique Rosende Martínez. Ceuta

Esta escultura está situada en el Muelle de España y es un homenaje a José Enrique Rosende Martínez, Ingeniero de Caminos, Canales y Puertos que fue Director del Puerto de Ceuta desde 1904 hasta 1929. En 1928, fue nombrado Presidente de la Junta Municipal cívico-militar, cargo que desempeñó hasta la proclamación de la II República en 1931, momento en que fue designado Alcalde de Ceuta el jefe de los Republicanos, el médico Antonio López Sánchez-Prado. La escultura, un busto en bronce, es obra del escultor Bonifacio López Torvizco y se inauguró en 1963......fuente:ceutaturistica.com
Marcelo Villeval Gaitán .Primer legionario

El primer legionario español. Se llamaba Marcelo Villeval Gaitán y era natural de la ciudad de Ceuta. Villeval, era un tío con unos dídimos muy bien puestos, lo que le llevo a ascender a suboficial en muy poco tiempo y siempre por méritos de guerra. Era el primer todo por muy arriesgado que ello fuera y, claro, acabó cayendo muerto en el desembarco de Alhucemas en 1925.
El último general de la República Española

Antonio Escobar Huerta nacio en Ceuta, 14 de noviembre de 1879 — fallecio Barcelona, 8 de febrero de 1940). Fue un militar español miembro de la Guardia Civil. Figuró en la Guerra Civil como defensor de la II República. El General “olvidado”, o el “muy católico” General son algunos de los sobrenombres con los que, muy raramente, se hace referencia a Antonio Escobar Huerta (“La guerra del general Escobar” de Olaizola, premio Planeta de 1983, y “Entre la cruz y la República” de Arasa, entre las pocas