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POSTE TELEFONICO CEUTA


Ceuta. Poste de entronque del muelle de Alfau y poste antiguo interurbano del circuito Algeciras-Ceuta.

CIUDAD DE SIBTA

http://www.puertodeceuta.com/

“La ciudad de Sibta se encuentra situada al final del mar Romano, es decir, en el Bahr-al-Zocat (el mar estrecho)*, por donde se comunica con el Océano circundante. Está edificada sobre una península muy estrecha que avanza sobre el mar, dirigiéndose en dirección oriente. Sus límites Este, Norte y Sur están bañados por las olas. Será posible por sus habitantes hacer comunicar la bahía Sur con la Norte y convertir su península en una isla separada del Continente. Antiguamente se trazó un canal por la parte estrecha que tenía una anchura aproximada de dos tiros de flecha!”
Abu Ubayd al-Bekra (1068)
Hablar de 100 años de historia del Puerto de Ceuta puede parecer escaso, en lo que a espacio temporal se refiere,  para un recinto portuario que se ha utilizado como tal desde hace numerosos siglos.
La situación estratégica de la ciudad ha hecho de ella y de su Puerto elementos claves en el desarrollo de la Historia de España, Norte de África y del propio Mar Mediterráneo y su entorno.
Pueblos antiguos dedicados al comercio, como fenicios, griegos y cartagineses,  utilizaban el puerto como base y escala en sus rutas comerciales y como lugar desde el cual descubrir nuevos territorios para establecer relaciones de este tipo.  Las siete colinas que desde el horizonte divisaban las embarcaciones de estos pueblos suponían la marca del “fin del Mediterráneo”, siendo los griegos quienes darían nombre a este paso de la Angostura de Azocaque* o Estrecho de Gibraltar, tal y como lo conocemos hoy en día. Eptadelfos, -siete montes- fue la denominación que los helenos eligieron en recuerdo de las colinas visibles desde la mar. La tradición mitológica sitúa las columnas de Hércules a ambos lados del Estrecho, del Fretrum Herculeum*; una “Calpe”, monte y plaza de Gibraltar, y otra “Abyla” o Avila, cuyo pináculo se situaría en el actual Monte Hacho.
Los romanos pasaron a denominarlo “Septem Frates”  acorde con la peculiaridad de los siete cerros y que más tarde derivaría dando lugar al nombre de Septa o Ceuta, capital de la Mauritania Tingitana en la época del Imperio.
Bizantinos, visigodos y árabes se hicieron dueños de tan estratégico lugar, dotándolo de cada vez mayor significado comercial y cultural, y convirtiéndolo a inicios del segundo milenio en foco de saber que alumbraba todo el Magreb*, pues si Ceuta era eminentemente comercial por su puerto natural y situación, sabido es que las universidades buscaban generalmente los puntos comerciales y los lugares de cruces de itinerarios y de afluencia  de gentes  para favorecer el impulso del conocimiento.”El saber empieza en las plazas de los mercados”.
Desde este punto geográfico se exportan productos tan apreciados como el oro, el marfil  y los esclavos africanos, y otras manufacturas casi desconocidas en Europa como el papel de trapos, fundamental soporte de escritura para la inminente aparición de la imprenta.
Durante los tres siglos siguientes los cambios comerciales en las rutas y los puertos de destino fueron numerosos y de gran trascendencia, estableciéndose tres grandes rutas en el sentido de grandes líneas de navegación comercial en el siglo XIII;  la de Occidente, la de Poniente y la de Levante. La ruta del Mediterráneo occidental era la más antigua. Desde Barcelona los puertos de escala y destino más importantes eran Sant Feliu de Guixols, Cotlliure, Montpellier, Narbona, Aigües, Mortes, Marsella, Niza y Génova al Norte,  y Mallorca, Valencia, Sevilla, Ceuta, Túnez, Bujía y los del Sultanato de Tremecén al Sur. Ceuta pronto se convertiría por su localización, en uno de los ámbitos más codiciados por genoveses, portugueses, castellanos y aragoneses.
En 1415 Juan I de Portugal incorpora la disputada plaza a su reino y al mundo cristiano, convirtiéndose en importante base naval para las innumerables expediciones portuguesas en busca de la ruta oriental hacia las Indias.
Pero si volvemos una vez más a la ciudad y su puerto como enclaves estratégicos, no podemos olvidar que esta condición los convertiría en plaza de gran relieve militar, siendo lugar de referencia en la partición que por el Tratado de Tordesillas de 1494 se hace de los territorios del Magreb, asignándose el reino de Fez-desde Ceuta hacia el Oeste- a Portugal, y quedando bajo control español el reino de Tremecén.
En tiempos de Felipe II, soberano de Portugal en 1580, Ceuta pasa a dominio español, permaneciendo fiel a la corona de los Austrias tras la segregación del Reino de Portugal años después. Las fortificaciones defensivas se harían dominantes en cuanto a obras de desarrollo, superponiéndose a las propiamente portuarias. En el XVII, se refieren estas últimas como espacios donde se desarrolla la actividad marítima, los antiguos refugios naturales del Sachal, Ribera Sur y Cisternas, quedando como único puerto artificial hasta 1670 el foso marítimo o Albacar. De este tiempo data la construcción de los primeros astilleros de Ceuta (atarazanas), localizados en San Amaro y de una dársena en el foso Almina que acabará con el abandono del Albacar debido al litigio constante con Marruecos que provocará la evolución de las instalaciones marítimas y portuarias al abrigo de la artillería del ejercito marroquí en la zona de Levante. El foso de la Almina estará destinado a ser el principal y único puerto artificial de Ceuta, único punto de unión con la península hasta bien entrado el siglo XX.
En estos tiempos el comercio de esta zona vendría marcado por dos actividades muy concretas; el arranque de coral y la pesca que desarrollará una importante industria de salazones con fuerte demanda en Valencia y Cataluña.
Ya en el XIX las instalaciones portuarias del foso, auxiliadas por las pequeñas ensenadas y muelles de San Amaro y Cisternas en el norte, y Sachal, Sardina y Ribera en el sur pasaron a administración militar, hasta que en 1860, con la guerra de África, la plaza adquiere un protagonismo e importancia tales que se crea en la conciencia de las autoridades tanto militares como civiles, la necesidad de construir un puerto que diese abrigo a la escuadra de guerra y navíos que hasta allí llegaban y facilitar los desembarcos de tropas, víveres, municiones y material . Así la R. O. de 23 de noviembre de 1860 dispondría que el teniente coronel de ingenieros de la plaza redactara un “proyecto de las obras necesarias para la mejora y abrigo del puerto de Ceuta”. El interés militar era primordial si bien se recogía que “pudiera servir de refugio para el comercio de tránsito que alcanzaría importancia si llegaba a abrirse el canal de Suez”, en construcción, y que sería navegable a partir del 17 de noviembre de 1869.
D. Angel Romero Walls, teniente coronel de ingenieros iniciaría la encomienda con la redacción de un “proyecto de las obras necesarias para la mejora y abrigo del puerto de Ceuta”, que hasta entonces no disponía de más obra marítima que los pequeños espigones de Africa- muelle de Comercio – y de la boca sur del Foso de la Muralla Real. El trabajo se prolongaría durante años, quedando  aprobado en una R. O. de 3 de febrero de 1864.  En dicho estudio, se asignó al puerto una superficie de abrigo de 44 hectáreas, con calado de 5 a 9 metros, de los cuales, únicamente 22 eran accesibles a los grandes barcos. El ancho de la boca, 25 metros y el presupuesto 36.900.000 reales de Vellón.
Las obras se desarrollaron con gran lentitud desde 1884 hasta 1897, en que la Junta Consultiva de Guerra, viendo la insuficiencia del proyecto, designó una comisión para adecuarlo a una “concepción más amplia”.
Los trazados son totalmente diferentes. Mientras en el de la década de las sesenta se limitaba a un dique, Dique Norte, posteriormente base del Muelle Alfau, el nuevo trazado de finales de siglo precisaba una superficie mínima abrigada de 100 hectáreas y un calado máximo  en emplazamientos de diques y muelles de 20 metros; el Dique Norte tendría dos brazos, uno de ellos sería el de Poniente, aumentándose así el espacio o fondeadero abrigado y disponiendo los trabajos de tal forma que pudieran ampliarse en lo sucesivo con el menor coste posible. Se haría hincapié en que no quedaran dentro del puerto escollos peligrosos para las embarcaciones y que los arranques de los diques estuvieran, a ser posible, protegidos por alguna punta donde rompiesen las olas.
Los comienzos del siglo XX fueron los más favorables para las mejoras del puerto. En 1901 se nombra una Comisión de Ingenieros militares y de Caminos que empezaría a estimar costes de las obras necesarias en 1902. Pero será la visita de Alfonso XIII la que determinará el futuro inmediato del puerto, mediante la entrega de un manuscrito a su majestad en la que se pedía la inmediata construcción del puerto y la sufragación de los gastos por parte del estado y el ayuntamiento. Del mismo modo se pedía que se estudiasen los impuestos a cobrar por los servicios portuarios, para que fuesen módicos e hiciesen del puerto un recinto competitivo para lo cual debía constituirse la Junta de Obras del Puerto, cuyo reglamento general fue de 17 de Julio de 1903. Meses antes, en Febrero de ese año, el ingeniero jefe de Obras Públicas de la provincia de Cádiz, D. Enrique Martínez y Ruiz de Arzúa, redactó el anteproyecto de las obras acordadas así como el avance del presupuesto, 20 millones de pesetas. Por Real Orden de 14 de febrero de 1904, dictada con el Consejo de Ministros, se autorizó en principio la exportación de mercancías por el puerto de Ceuta, así como la imposición de arbitrios cuando se constituyera la Junta de Obras correspondiente.
La Real Orden de 20 de Septiembre de 1904 creaba la mencionada Junta de Obras del Puerto, siendo el primer director  D. José E. Rosende Martínez. Constituida dicha Junta el 20 de Octubre del mismo año, se hizo cargo de las obras y de todo el material afecto a las mismas el 3 de Diciembre, realizándose la entrega por la Jefatura de Obras Públicas de la provincia de Cádiz. En la misma fecha se hizo entrega por el Ayuntamiento de Ceuta del muelle de Comercio y del de Pescadores.
D. José Rosende redactó un nuevo proyecto en 1906, “Proyecto de obras indispensables para asegurar el fondeadero de la rada”, dándose la importancia debida al claramente previsible tráfico comercial,  contemplando los muelles: Dique muelle Norte -después Reina Victoria y Puntilla en la actualidad-; Dique Norte, Alfau; y Muelle Sur, Alfonso XIII-luego de la República y hoy día España-. El proyecto fue aprobado el 7 de Agosto de 1907, con un presupuesto elevado para la época, 17.838.817 pesetas, iniciándose los trabajos en Enero de 1909.
La subasta de las obras y su pliego de condiciones se aprueban por R. O de 14 de Marzo de 1908, y se adjudican las mismas a D. Dámaso R. Arango en nombre y representación de la Sociedad Arango y García, de Zaragoza, como mejor postor. La orden de ejecución data de 1 de Diciembre de 1908, teniendo en cuenta lo expuesto por el ministerio de la Guerra respecto de la construcción del dique Norte, con objeto de que éste se construyera en primer lugar. Del mismo modo, fue autorizado por el Ministerio de la guerra el estudio de un ferrocarril provisional para el trasporte de la escollera desde la cantera de Benzú. En 1910 el ingeniero D. Rafael Vegazo redacta un “proyecto Reformado para asegurar el fondeadero” aprobado en 1912 y que supone un nuevo presupuesto de mayor dotación económica. Este mismo ingeniero radacta un nuevo “Proyecto Reformado del Puerto de Ceuta” en 1923, donde se aumenta el ancho útil del dique de Poniente- antes dique muelle norte – y del dique de Levante- antes dique norte.MAS

CAMPAMENTO JARAL CEUTA


REVISTA AÑO 1929 LA REINA DE RUMANIA EN CEUTA


El Dedalo, portahidroaviones


http://www.militar.org.ua
 Las fuerzas armadas españolas contaban en 1924 con una respetable fuerza naval. Delante de Alhucemas se reunieron los acorazados Alfonso XIII y Jaime I, cuatro cruceros, dos destructores, cuatro torpederos, seis cañoneros, once guardacostas, once buques menores, 26 barcazas de desembarco, y un portahidroaviones, el Dédalo, que podía transportar entre 12 y 20 hidroaviones.
 El 26 de agosto comenzaron en Ceuta las operaciones de carga en los buques de transporte e idéntica operación se realizó en Melilla, el 2 de septiembre. En ambos casos se tuvo en cuenta la experiencia de los británicos en su frustrada operación de los Dardanelos, en 1915. Embarcado el personal, el día 5, al atardecer, levaba anclas de Ceuta la flotilla protegida por las Fuerzas Navales del Norte de África, dirigiéndose hacia Uad Lau con el fin de simular una operación de desembarco para ocultar el verdadero objetivo de los movimientos.

Ese mismo día, y a idéntica hora, emprendía la marcha la columna de Melilla, escoltada por unidades de la marina francesa, navegando hacia Sidi Dris para efectuar igualmente una operación de castigo y de distracción, que concluía al atardecer, emprendiendo luego cada convoy la marcha hacia la Bahía de Alhucemas. Mientras tanto, Abd-el-Krim, conocedor de las intenciones hispano-francesas, lanzó un ataque contra la posición española de Kudia Tahar y en Issonal, en el frente francés, con el objeto de impedir el temido desembarco. Esta acción obligó a reforzar a las escuadrillas de Tetuán y Larache para defender Kudia Tahar, cuyo asedio finalizó victoriosamente el 13 de septiembre con la derrota de las fuerzas rifeñas.

MONUMENTO DE GONZALEZ TABLAS ..CEUTA


 Ceuta ( AGCE ), inauguración monumento a González Tablas,8 agosto del año 1935

Sundardas Hardasmal MirchandaniHISTORIA DE CEUTA

La entrega del aleo en la Catedral de Ceuta


En esta catedral se desarrolla la ceremonia de la entrega del aleo, que resumimos aquí:


El 21 de agosto de 1415 Juan I, con sus hijos los infantes Eduardo, Pedro y Enrique el Navegante, desembarca en las actuales playas de San Amaro y conquistaron la ciudad. Varios capitanes manifestaron su deseo de hacerse cargo de la ciudad tras la conquista, pero Pedro de Meneses se presentó ante el rey y con un palo llamado "aleo" (que se usaba en un juego muy popular de la época) afirmó: Señor, con este palo me basto para defender a Ceuta de todos sus enemigos" y fue nombrado primer gobernador de la ciudad.
El famoso aleo se conserva en el santuario de Nuestra Señora de África y ha ido pasando de mano en mano por todos los gobernadores que acceden al mando de la plaza y juran defenderla como Pedro de Meneses.


VISITA DE LOS REYES A CEUTA 2007

Saludo a los ceutíes   

José Manuel Vidal (Efe)

Los Reyes de España, Juan Carlos y Sofía, saludan a su llegada a los miles de personas que les recibieron el lunes en Ceuta, en su primera visita a la ciudad autónoma en sus 32 años de reinado. Miles de personas les recibieron con entusiasmo portando banderas de España.

CEUTA une a España y Portugal....ceutay sus 7 montes

 

Los posos del pasado luso siguen estando presentes en la ciudad. El escudo, la bandera y el bastón de mando son parte de la herencia que dejó la ocupación


El conjunto defensivo de las Murallas Reales es uno de los principales atractivos monumentales de Ceuta





En el atardecer del 21 de agosto de 1415 Juan Vaz de Almeda tremoló el Pendón Real y la bandera de Lisboa en la Torre de Vela de Ceuta. Era el final de una batalla que había comenzado esa misma mañana cuando hasta las costas de Ceuta llegaron a bordo de 200 navíos 30.000 soldados portugueses. Faltaban todavía 77 años para que los Reyes Católicos culminaran en Granada la Reconquista y Ceuta entraba en la Era Moderna con la conquista portuguesa. Se iniciaba entonces un periodo de dos siglos en los que en la hoy ciudad autónoma se hablaba, se pensaba y se sentía en portugués, hasta que tras la separación de las coronas de Castilla y Portugal (1640), los ceutíes decidieron ser españoles; una decisión por la que la ciudad añadió el título de Fidelísima a los de Noble y Leal.
Ahora, en poco más de tres años, Ceuta celebrará el 600 aniversario de aquella conquista. Para esta conmemoración ha nacido la Fundación Ceuta Crisol de Culturas 2015, que trabaja ya en los preparativos de la celebración de un pasado luso cuyos posos siguen estando presentes en la ciudad. El escudo, la bandera y el bastón de mando que hoy simboliza el poder municipal son parte de la herencia de los símbolos que dejó la ocupación lusa. Pero también la patrona, la Virgen de África, una talla de principios del siglo XV que en 1421 Enrique El Navegante, el hijo de Juan I de Portugal, envío a Ceuta para proteger la ciudad en la que los lusos iniciaron su expansión transoceánica. Y se quiere un símbolo más visible, no cabe duda que este es el conjunto monumental de las Murallas Reales, una fortificación defensiva, modificada y ampliada a lo largo de los siglos, cuya construcción iniciaron los portugueses sobre una muralla califal.
«La celebración del 600 aniversario de la Ceuta portuguesa es una oportunidad histórica, por un lado, para combatir, empezando por nuestro país, el desconocimiento existente acerca de la historia y la realidad de la ciudad y para explicar por qué Ceuta es Europa en África y, por otro, para saldar esa deuda pendiente que Ceuta tiene con Portugal porque gracias a ellos somos lo que somos». Estas palabras del comisario de la Fundación, el exdiputado en el Congreso Francisco Antonio González Pérez, explican por qué y para qué se ha creado esta institución a través de la que los ceutíes pretenden darse a conocer al mundo, empezando por sus propios compatriotas.
En opinión del comisario de la Fundación no solo Ceuta tiene esa deuda pendiente con Portugal, sino también España, que ha vivido de espaldas a la realidad ibérica por la que un día –y durante 60 años (entre 1580 y 1640)– fuimos un solo Estado, y a pesar de compartir 1.214 kilómetros de frontera a lo largo de siete provincias españolas y diez distritos lusos. «Ceuta puede ser la excusa que tiene España para que se produzca esa confraternización», agrega González Pérez.
Para que desaparezcan esas reticencias y para unir a España y Portugal, la Fundación ya ha pedido al Gobierno español el reconocimiento de 1415 como hecho histórico y ha iniciado ya contactos con la Presidencia del Gobierno portugués y con su Secretaría de Estado de Deporte y Juventud y con la Alcaldía de Oporto, la ciudad desde la que emprendieron su viaje las tropas de Juan I de Portugal después de que su hijo, Enrique El Navegante, le convenciera de la conveniencia de llevar a cabo esta empresa, y en la que el propio infante tomó parte.

Cultura y deporte
El objetivo es buscar «puntos de encuentro» y organizar actividades, principalmente, culturales que los ponga de manifiesto. Un festival de música ibérica, muestras pictóricas, conferencias, espectáculos de danza, programas de radio y televisión, regatas, intercambios deportivos o una mini-serie cinematográfica sobre el pasado portugués de Ceuta son algunas de las ideas en las que trabaja la Fundación para materializarlas. Algunas en los próximos tres años, otras, en 2015 y otras más allá de la efeméride porque las actividades de la Fundación tiene vocación de continuidad.
La intención es que «a pesar de la crisis» estas actividades no sólo se financien a través de las arcas públicas. «Las empresas no deben ser únicamente observadores, tienen que implicarse y ser protagonistas; quienes no estén se habrán autoexcluido, y quienes se autoexcluyen de la historia, al final desaparecen de ella», razona el comisario de la Fundación.
De momento, Ceuta espera sabedora de que su pasado es una oportunidad para darse a conocer y para que la historia vuelva a unir a España y Portugal.



CEUTA .1922 FUSILAMIENTO DEL LEGIONARIO MANUEL ARIAS DE SEVILLA EN CEUTA

Coleccionismo: HOJA DE REVISTA 1922 FUSILAMIENTO DEL LEGIONARIO MANUEL ARIAS DE SEVILLA EN CEUTA - Foto 1 - 16177404
todocoleccion

El legionario de la legion Manuel Arias fue condenado en consejo de guerra sumarisimo por haber matado a tiros a su cabo Alfolso Aranda ,estando de centinela

MAPA DE CEUTA..PARIS, 1764


MAPA DE CEUTA Y SU BAHÍA ,ORIGINAL, PARIS, 1764, BELLIN, ESPLÉNDIDO COLOREADO
http://www.todocoleccion.net/

El mapa pertenece a la obra titulada “Le Petit Atlas Maritime...” realizada en París por Jacques Nicolas Bellin en 1764, mapa grabado por J. Arrivet.
 Jacques Nicolas Bellin (1703-1772) estuvo durante más de cincuenta años al servicio de la marina francesa, donde fue nombrado Primer Ingeniero Hidrográfico de la marina francesa, también fue nombrado Cartógrafo del Rey, sin lugar a dudas el mejor cartógrafo de la Francia del XVIII.
Interesante mapa con un bonito coloreado incluye una bonita cartela que encierra el título y un escala de distancias, el mapa recoge la una rosa de los vientos y recoge la profundidad de las aguas en la rada.




Cuando los ceutíes éramos los refugiados

Clemente Cerdeira Fernández

El Faro Digital - Francisco Sánchez Montoya 12/9/15

La situación actual que están viviendo miles de refugiados que están llegando a las costas europeas: 50.000 de ellos, sólo en julio. Huyen de una guerra que comenzó en 2011. Ese éxodo nos retrotrae a unos acontecimientos similares que vivieron numerosos ceutíes tras el final de la guerra civil en 1939. 

Según, los escasos documentos a los que hemos tenido acceso, la gran mayoría recalaron en México, algunos en Rusia, Orán y Francia, en campos de concentración como el Argeles. Donde murieron por las deficientes y miserables medidas del gobierno francés. Después, ironía del destino, muchísimos de ellos en engrosarían las filas de la resistencia contra el ejército nazi.
 
Al exilio fueron hombres y mujeres ceutíes de todas las edades, estratos sociales y actividades profesionales. Tras el golpe del 17 de julio de 1936 las ciudades norteafricanas de Tánger, Casablanca y Orán, junto con las  peninsulares de Gibraltar y la costa malagueña, fueron  las primeras en acogerlos; después lucharon en los diferentes frentes republicanos y al término de la contienda se exiliaron en diversos países de Europa y América, dirigiéndose en especial hacia aquellos con los que ya habían sido frecuentes los intercambios.  

Francia y México fueron los dos núcleos más importantes del exilio ceutí. Francia acogió un mayor volumen,  en gran medida procedente de una extracción social media baja. Nada más atravesar la frontera en 1939 fueron  internados en campos de concentración, refugios y hospitales, sufriendo de forma directa la II Guerra Mundial. Otros muchos se marcharon hacia México, donde el presidente de aquel país, Lázaro Cárdenas, los acogió. A este país fueron, en su mayoría, políticos, intelectuales y técnicos cualificados como el periodista Camilo Ocaña Civantos y el profesor Menahem Coriat, que durante la guerra civil ocupó un alto cargo en el Gobierno de la República. El que fuera presidente del PSOE en Ceuta y jefe de telégrafos, Rafael  Jiménez Cazorla, el empresario Antonio Muñoz González y el presidente de la sociedad cultural Septa y  miembro destacado de Izquierda Republicana, perito de aduanas, Juan Rueda Lara. Otro ceutí destacado fue Francisco Llano de la Encomienda,  quien el  17 de julio de 1936 ostentaba el cargo de capitán general de la IV Región (Cataluña); meses más tarde fue nombrado jefe del Ejército de la República en la zona  Norte y  al finalizar la guerra civil  se exilió en Francia y después, en 1940, en México, donde desarrolló una gran labor pedagógica en el Ateneo Español, escribiendo dos libros de técnica militar e historia de la contienda española, falleciendo en el exilio en 1963. 

Otro de los exiliados fue el diputado por Ceuta en 1936 y catedrático de derecho, Manuel Martínez Pedroso, quien desde los primeros momentos de la sublevación estuvo en Tánger. En junio de 1937 fue trasladado  a Varsovia como delegado del Gobierno en sustitución  de Ruiz de Funes, promovido a embajador en Bruselas. Al término de la guerra se exilió en México y allí formó parte de la institución  Colegio de México. Fue también profesor de teoría del estado  internacional en la Facultad de Derecho de la Universidad Autónoma. Igualmente participó en la declaración de La Habana de profesores universitarios españoles en 1943 y  durante nueve años asesor de la secretaría de relaciones exteriores, colaborando en diversas revistas jurídicas, brillante conferenciante y maestro por excelencia. Murió en la ciudad de México en 1958. 

Ceutíes en los campos nazis
Seguramente fueron muchos los ceutíes que sufrieron el castigo y el horror de los nazis. Pero hasta el día de hoy, documentados sólo tenemos a Eugenio Amador Mayano y a Enrique Mateo. Pese a los años transcurridos la búsqueda de fichas de entradas y deportados es muy laboriosa. Una enorme cantidad de españoles, entre ellos muchos ceutíes, combatientes o no, se tuvieron que marchar de aquella España, en la que no tenían sitio.  Una gran mayoría se instalaron en Francia; pero sobre ellos, poco más de un año después, se precipitó otro conflicto bélico que complicó más su ya de por sí difícil situación: la invasión alemana de Francia. En la ficha de los ceutíes podemos leer Eugenio Amador Mayano, fue deportado el 27 de enero de 1941 al campo de concentración de Matauthasen, nació el 6 de enero de 1906. Tras su detención estuvo en la XI-B Fallingbostel, con el número de prisionero 6835. Fue ejecutado el 13 de marzo de 1942. El otro ceutí Enrique Mateo, nació el 21 de marzo de 1926, ingreso en la prisión de Compiègne, el 2 de julio de 1944, siendo deportado al campo de concentración de Dachau tres días después, tenía el número 77.972, tras el fin de la guerra fue liberado, el 8 de mayo de 1945 se puso fin, con la derrota de la Alemania nazi, a la Segunda Guerra Mundial.  Estos ceutíes, contribuyeron a la defensa de Francia contra la Alemania nazi. La derrota francesa llevó a miles de ellos a caer prisioneros del III Reich; conocieron posteriormente un régimen inhumano que les llevó a la muerte a la mayoría de ellos. A partir de agosto de 1940 llegaron los primeros detenidos españoles a Austria y hasta octubre de 1941 todos los transportes de detenidos españoles se dirigían a Mauthausen.

Ceutíes refugiados en México, Rusia, Orán, Francia, Inglaterra…
Son muchos los ceutíes que tuvieron que salir de su tierra, tras el estallido del golpe militar en julio de 1936, y partieron dejando atrás amigos, vivencias, familiares… En su gran mayori a Mexico, tendriamos que destacar al presidente de aquel país, Lázaro Cárdenas, que se identificó con sus ideales de libertad, soberanía y progreso, humanistas y generosos, y se movió a lo largo de su vida de acuerdo a sus principios. Un hombre congruente consigo mismo, consciente de sus compromisos, que se sabía parte del movimiento social de su pueblo, fue el Presidente de México que encontraron en su nueva tierra los exiliados españoles.

Serian cuantiosas las referencias a los refugiados ceutíes, y limitada esta colaboración, pero si tenemos que destacar, lo realizariasmos con el diplomático ceutí, Clemente Cerdeira Fernández, a quien la sublevación le sorprendió en Tánger por estar allí destinado como primer secretario de la Embajada en la Legación Española, tenía a toda su familia en Ceuta  en la casa que poseían en la playa Benítez. Por sus grandes conocimientos del mundo árabe fue muy presionado por los sublevados para que se les uniera, y en vista de su negativa en más de una ocasión intentaron su secuestro por parte de las tropas sublevadas, y así lo relata el doble jefe de la policía internacional de Tánger,  Edmundo Carleston: 

“… Una noche intentamos secuestrarlo y conducirlo a Tetuán, por lo que fuimos en su busca al  Hotel Maclean donde se alojaba, al llamar a su puerta en lugar de abrirnos al decirle que veníamos a protegerle, se hizo fuerte en ella y la cerró,  y la  forzó por dentro negándose a abrirme.  Después de lo ocurrido, Cerdeira pidió al ministro republicano una vigilancia para su custodia personal”. 

Como consecuencia de dichas amenazas todos sus familiares fueron  incomunicados y puestos bajo vigilancia no sólo la mujer y los tres hijos menores, sino el resto de los familiares de la esposa, los García de la Torre, que también padecieron dicha situación. Todas las propiedades que poseían en Ceuta y en el Protectorado, así como las cuentas bancarias, fueron confiscadas. Mientras tanto, Cerdeira fue destinado como cónsul general a Casablanca, donde permaneció hasta su traslado a Inglaterra al Consulado General de Liverpool, donde, además de sus funciones consulares, ayudó a los refugiados que huían desde Asturias y del País Vasco. Intentó a través de la Cruz Roja Internacional reunirse con su familia, pero sistemáticamente era denegado el visado, falleciendo en la ciudad francesa de Niza un 4 de mayo de 1944.

Doctora Castillo a México
Tras el golpe del 36, la doctora ceutí Antonia Castillo Gómez, recibió un escrito del delegado de Orden Público en diciembre de 1938, donde tras recabar información a la falange local se le acusa de dar una conferencia a las mujeres de los obreros en la Casa del Pueblo de Ceuta. Ella, pese a ser la primera mujer médica en la ciudad y tener un gran prestigio entre los ceutíes, sabe que sus horas como funcionaria están contadas.

Cuando la doctora ceutí Antonia Castillo Gómez, tuvo que salir de Ceuta en 1940, tras ser perseguida, represaliada y expulsada como facultativa municipal, por las autoridades franquistas, emprendió el camino de un exilio no buscado a México. 

En 1945, la doctora Antonia Castillo, prepara su traslado a Méjico. Unos años después viaja a Nueva York siendo una pionera en el estudio del cáncer. Todo son éxitos para la ceutí, pero añoran España y en 1966 emprende viaje de vuelta junto con su marido. A principios de 1971, fallece.

Diana Bermúdez a Rusia 
Cuando la pequeña Diana recorría las calles de Ceuta en aquel verano de 1936, de la mano de sus padres, nada le hacia presagiar que en pocos días cambiaría su vida y la de su familia. Su padre José Luis Bermúdez-Reyna de Madariaga era un reputado capitán aviador. Durante 1933 fue delegado del Gobierno de la República en Ceuta.  Su padre el 15 de agosto de 1936 fue sacado de la fortaleza del monte Hacho y ejecutado.

La madre de Diana se encuentra sola con cuatro hijos, intentó por todos los medios salir de Ceuta hacia Valencia donde estaba su familia. Consiguen que se realice un intercambio en Tánger, organizado por la Cruz Roja Internacional. Tras llegar a la ciudad internacional embarcarían en el barco que hacia la travesía una vez por semana hacia el sur de Francia y desde allí al pueblo valenciano de Russafa. Cuando todo parecía tener una cierta normalidad, una mañana quedó marcada en la memoria de la pequeña Diana, apenas tenia cuatro años: . Sus dos hermanos, José Luis y Flavio, fueron enviados a la URSS en la madrugada del 13 de junio de 1937.

Catedrático Luis Abad ... Orán, México 
El profesor de filosofía del Instituto  Hispano-Marroquí, Luis Abad Carretero, pudo salir de Ceuta, antes de ser detenido, se exilió en Orán, donde pasó numerosas penurias. Posteriormente a Francia y México, donde llegó en 1940. Tras la Guerra Civil logro escapar de España, en un barco repleto de refugiados que le llevó desde Alicante a la costa argelina, para ser internado a continuación en el campo de concentración de Bogharí.

En Orán, sobrevivió diez años dando clases de español, ingles y matemáticas a alumnos de bachillerato, y gracias a la venta de algunos cuadros pudo salir adelante. Cuando hacia 1950 Luis Abad abandona Orán se dirige a Paris, donde va a permanecer casi cuatro años más. Allí da clases de español, entre otros trabajos como profesor. En 1953 Abad deja Paris rumbo a la capital azteca.

Finalmente, transcurrido 18 años, se reencuentra con su esposa, Antonia Castillo, junto a la que sólo había convivido seis meses después de su boda. Por fin, los dos están juntos en Méjico, Luis Abad, participa en proyectos del Colegio de Méjico, y en 1956 es nombrado profesor titular de la cátedra de Psicología de la Universidad Nacional Autónoma, y publica varios libros y en las más prestigiosas revistas mejicanas.

Fue uno de los iniciadores del Ateneo Español, donde tantos ilustres escritores e intelectuales republicanos  españoles se dieron cita. Sus escritos están presentes en los prestigiosos Cuadernos Americanos, destacando la publicación de varios libros de filosofía.

Cuando Ceuta juró que «moriría por España»: la realidad histórica que Marruecos esconde

 

ABC y ‘Blanco y Negro’ llevan más de 120 años ocupándose de la contiuamente amenazada soberanía de esta ciudad autónoma, cuyos habitantes ya decidieron hace cuatro siglos por voluntad propia que quería ser españoles



Israel Viana
MadridActualizado: 


La revista ‘Blanco y Negro’ se ocupó de la soberanía de Ceuta casi desde su fundación, como demuestra este artículo publicado, en 1898, con el título de ‘El imperio español: lo que fue y lo que resta’. Todavía faltaban cinco años para que Torcuato Luca de Tena sacara a los quioscos el primer número de ABC, pero desde entonces, este diario se ha ocupado de la historia de la ciudad autónoma, llegando hasta la actualidad. Hace menos de un año, de hecho, España vivió una nueva crisis diplomática con Marruecos, después de que el Gobierno de Rabat decidiera levantar sus controles en la frontera.

Como consecuencia, miles de inmigrantes cruzaron la frontera ilegalmente. Algunos días, incluso, fueron especialmente caóticos, entrando hasta 6.000 personas en la peor jornadas, entre los que había 2.000 menores.

Un goteo incesante que se produjo, principalmente, en el espigón de la playa del Tarajal. Y es que en los días precedentes ya corría el rumor de que el país vecino despejaría sus controles, en un movimiento que muchos ceutíes compararon con la polémica 'Marcha Verde', con la que el régimen de Hassan II se hizo el Sáhara Occidental, en 1975, y en la que ABC tuvo incrustado a un enviado especial.


Marruecos lleva años reclamando, por todos los medios posibles, la soberanía sobre las dos ciudades españolas, ya sea abriendo las fronteras para provocar episodios como el que se vive estos días o mediante advertencias directas de algunos miembros destacados de su Gobierno. En diciembre, por ejemplo, su primer ministro, Saadeddine Othmani, aseguró en una cadena de televisión egipcia que «llegará el día en que tengamos que reabrir el asunto de Ceuta y Melillaterritorios marroquíes como el Sáhara».

En 1957, ABC recordaba en otro artículo titulado ‘Ceuta, plaza de soberanía’, que aquella ciudad «tiene un alma españolísima». En 1961, en el reportaje ‘Presencia y evocación histórica de Ceuta’, se apuntaba que «el viajero peninsular o de tierra adentro lo primero que medita al llegar a esa ciudad es: ‘Esto es España, nuestra Ceuta’». Siete años después, en otro texto sobre su emerger turístico, se defendía con varios ejemplos que el enclave era una parte importante de la historia de España. Y así hasta 2007, en la que el historiador Rafael Valladares explicaba en nuestro periódico que, con motivo de la visita de los Reyes a las dos ciudades norteafricanas, «el problema no es la reivindicación marroquí sobre su soberanía, sino la ausencia de una auténtica democracia en Marruecos, lo que automáticamente convierte en dudosa, por no decir ilegítima, cualquier reivindicación de su Gobierno».

Ciudades 'ocupadas'

A pesar de ello, en la misma entrevista a Othmani en diciembre, el primer ministro marroquí se atrevió a decir, sin el más mínimo reparo, que no reconocía la soberanía española sobre estas dos ciudades, a las que calificó de «ocupadas». Una consideración que provocó un nuevo enfrentamiento con España, con quien la relación diplomática no atravesaba ya su mejor momento. El Gobierno de Marruecos parece olvidar que Ceuta y Melilla pertenecen a España desde hace 400 años. Y en el caso de la primera, que estos días protagoniza las noticias, por decisión propia de los ceutíes.


Poca gente recuerda hoy que fueron estos quienes, por voluntad popular, quisieron mantenerse fieles a Felipe IV y no declararse en rebeldía ni luchar por su independencia o pasar a formar parte de Portugal. Como planteaba la historiadora Josefina Castilla en ‘Algunas consideraciones sobre la lealtad de Ceuta a la Corona Hispánica en 1640’ (UNED, 1991), «resulta curioso plantearse las causas que llevaron a los ceutíes a permanecer fieles a la Corona Hispánica en 1640, cuando se levantaron contra Portugal. Todo comenzó con la conquista de Ceuta por parte de los portugueses en 1415, durante el reinado de Juan I, que vio en la ciudad la oportunidad de iniciar desde ella el comercio con África y frenar la expansión castellana en la zona».

La ciudad pasó a convertirse en una simple guarnición portuguesa, impidiendo a sus ciudadanos cualquier tipo de manifestación al margen de las estrictamente militares. Sin embargo, con el paso del tiempo, el enclave fue asemejándose cada vez más a una población del sur de España en la que no faltaban las fiestas religiosas ni civiles. Esta paulatina españolización de Ceuta fue clave para que los autóctonos declarasen su lealtad a España en 1640. El mismo Felipe II, antes incluso de convertirse también en el Rey de Portugal, ya venía ofreciendo ayuda a los ceutíes en su constante lucha contra los magrebinos del Norte de África, lo que contribuyó a crear un ambiente previo de simpatía mutua.

Contra el Rey de Portugal

En otro amplio reportaje de seis páginas publicado en 1935, con motivo de una entrevista con el delegado del Gobierno republicano en Ceuta, Ramón de Arechaga Iza, la revista ‘Blanco y Negro’ rescataba este mismo episodio: «En agosto de 1415 la conquistó Juan I y portuguesa fue la plaza hasta que Felipe II la unió a España en 1580. En 1640, el duque de Braganza declaró la independencia de Portugal y con él se alzaron todas las colonias portuguesas, a excepción de Ceuta, que permaneció fiel a España. Esa fue la razón de que el entonces monarca español, Felipe IV, le concediera el título de ‘siempre noble y leal’».


Este se mostró generoso con los ceutíes, puesto que decidió que estos conservaran sus propias instituciones. Eso permitió que se desarrollara como una nación casi independiente, que creara una especie de importante imperio ultramarino con el que obtenía grandes beneficios económicos. Pero cuando décadas después el conde-duque de Olivares se convirtió en el todopoderoso valido de Felipe IV, se propuso «castellanizar» toda la Península, incluidos los enclaves norteafricanos. Eso se tradujo en una mayor presión fiscal que generó sucesivos levantamientos en Oporto (1628), Santarém (1629) y Évora (1637).

Cuando se produjo la mencionada revuelta de 1640, en la que los portugueses se levantaron en armas y proclamaron al duque de Braganza como nuevo Rey de Portugal con el nombre de Juan IV, todos los gobernadores de los territorios de ultramar le apoyaron, a excepción de la pequeña Ceuta que ahora el Gobierno marroquí asegura que está «ocupada». Para ganar tiempo, cuando llegaron las noticias de la proclamación a la plaza norteafricana, el gobernador Francisco de Almeida no se decantó por uno u otro bando hasta conocer mejor lo que ocurría en los círculos más estrechos del poder. «Parte de la historiografía dedicada al tema afirma que esta actitud le costó el puesto, siendo sustituido poco después por el marqués de Miranda de Anta, primer gobernador de Ceuta origen castellano», explica Antonio José Rodríguez en su artículo ‘La ciudad de Ceuta y la monarquía hispánica (1640-1700)’, publicado en la revista ‘Erasmo’ en 2015.

Morir por Felipe IV

Las noticias del alzamiento causaron estupor e indignación entre sus habitantes. Rápidamente, la mayor parte de la población ceutí tomó partido por Felipe IV como su legítimo Rey, más allá de los intereses políticos de la nueva corona de Portugal. Muchos vecinos, incluso, escribieron cartas formales al Gobierno portugués de apoyo a España, incluido el gobernador Almeida y sus aliados. Todos ellos alegaron la calidad de los servicios personales del monarca y afirmaron que «morirían» por él si fuera necesario. Un claro alegato de fidelidad a nuestro país que muchos historiadores pasan hoy por alto.


En primer lugar, porque la élite de la ciudad, aunque de origen luso, era natural de Ceuta y estaba más preocupada por su propia supervivencia que por su amor a Portugal. La ciudad dependía enormemente del aprovisionamiento exterior y la mayoría de los productos venían de Andalucía a través de Gibraltar. Y casi todos los ciudadanos ceutíes, además, dependían en cierta manera de la Real Hacienda española, ya que eran soldados o servidores del Rey, además de beneficiarse de las pensiones que daba la Corona.

La vinculación de la economía ceutí con los castellanos también era clara, tanto antes como después del movimiento secesionista portugués, por lo que el dinero y el mantenimiento de este sistema de pensiones influyeron en la fidelidad de Ceuta. Pero lo que más contribuyó, según Antonio José Rodríguez, «fue la actuación de las autoridades madrileñas, que dispensaron distintas mercedes a la ciudad e intentaron en todo momento congraciarse con ella, nombrándola ‘muy noble y muy leal’ en 1641 y estableciendo numerosos indultos y compensaciones».

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