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ARTICULO DESTACADO
PAELLA DE BONITO SECO
http://cocinadeceuta.blogspot.com.es/ Ingredientes: ½ kg. Arroz Un lomo de bonito seco 200 gr. pimiento verde 200 gr. pimiento rojo Aceite ...
Leyenda de la sirena de Punta Almina
ESCRITO POR JOSÉ MARIA FORTES CASTILLO.....EL FARODIGITAL.ES/ En mi niñez, los viejos pescadores de Ceuta, hablaban sobre los múltiples encuentros que muchos años antes, habían tenido con las focas monje, que tan abundantes eran en las piedras existentes en los bajos del faro y más concretamente en el área conocida como “La sirena”,
EL PUENTE FANTASMA DEL ESTRECHO...
SEPTEM FRATRES
SEPTEM FRATRES, -es decir siete hermanos- aplicado según testimonios de fuentes latinas, que se levantan en el área occidental de la Península de la Almina. Con idéntica en los escritos griegos, se las denomina colectivamente, Hepta Adelphoi. Pomponio Mela que por haber nacido en la orilla Norte del Estrecho de Gibraltar, tuvo sin duda, ocasión de contemplar en los días de buena visibilidad aquellos siete altozanos, explica que tenía considerable altura y colocados en fila, con perfiles casi simétricos, producían la impresión de ser una obra artificial. Por su número merecieron la calificación de Siete y por su similitud, de Hermanos. ("Panorama Mitológico de Ceuta" por Carlos Posac Mon
José Enrique Rosende Martínez. Ceuta
Esta escultura está situada en el Muelle de España y es un homenaje a José Enrique Rosende Martínez, Ingeniero de Caminos, Canales y Puertos que fue Director del Puerto de Ceuta desde 1904 hasta 1929. En 1928, fue nombrado Presidente de la Junta Municipal cívico-militar, cargo que desempeñó hasta la proclamación de la II República en 1931, momento en que fue designado Alcalde de Ceuta el jefe de los Republicanos, el médico Antonio López Sánchez-Prado. La escultura, un busto en bronce, es obra del escultor Bonifacio López Torvizco y se inauguró en 1963......fuente:ceutaturistica.com
Marcelo Villeval Gaitán .Primer legionario
El primer legionario español. Se llamaba Marcelo Villeval Gaitán y era natural de la ciudad de Ceuta. Villeval, era un tío con unos dídimos muy bien puestos, lo que le llevo a ascender a suboficial en muy poco tiempo y siempre por méritos de guerra. Era el primer todo por muy arriesgado que ello fuera y, claro, acabó cayendo muerto en el desembarco de Alhucemas en 1925.
El último general de la República Española
Antonio Escobar Huerta nacio en Ceuta, 14 de noviembre de 1879 — fallecio Barcelona, 8 de febrero de 1940). Fue un militar español miembro de la Guardia Civil. Figuró en la Guerra Civil como defensor de la II República. El General “olvidado”, o el “muy católico” General son algunos de los sobrenombres con los que, muy raramente, se hace referencia a Antonio Escobar Huerta (“La guerra del general Escobar” de Olaizola, premio Planeta de 1983, y “Entre la cruz y la República” de Arasa, entre las pocas
La tradicional salva volverá a escucharse en Ceuta desde la fortaleza de El Hacho
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CARLOS CORDERO EDITOR
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REVISTA AÑO 1929 LA REINA DE RUMANIA EN CEUTA
El Dedalo, portahidroaviones
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Ese mismo día, y a idéntica hora, emprendía la marcha la columna de Melilla, escoltada por unidades de la marina francesa, navegando hacia Sidi Dris para efectuar igualmente una operación de castigo y de distracción, que concluía al atardecer, emprendiendo luego cada convoy la marcha hacia la Bahía de Alhucemas. Mientras tanto, Abd-el-Krim, conocedor de las intenciones hispano-francesas, lanzó un ataque contra la posición española de Kudia Tahar y en Issonal, en el frente francés, con el objeto de impedir el temido desembarco. Esta acción obligó a reforzar a las escuadrillas de Tetuán y Larache para defender Kudia Tahar, cuyo asedio finalizó victoriosamente el 13 de septiembre con la derrota de las fuerzas rifeñas.
MONUMENTO DE GONZALEZ TABLAS ..CEUTA
Ceuta ( AGCE ), inauguración monumento a González Tablas,8 agosto del año 1935
La entrega del aleo en la Catedral de Ceuta
El 21 de agosto de 1415 Juan I, con sus hijos los infantes Eduardo, Pedro y Enrique el Navegante, desembarca en las actuales playas de San Amaro y conquistaron la ciudad. Varios capitanes manifestaron su deseo de hacerse cargo de la ciudad tras la conquista, pero Pedro de Meneses se presentó ante el rey y con un palo llamado "aleo" (que se usaba en un juego muy popular de la época) afirmó: Señor, con este palo me basto para defender a Ceuta de todos sus enemigos" y fue nombrado primer gobernador de la ciudad.
El famoso aleo se conserva en el santuario de Nuestra Señora de África y ha ido pasando de mano en mano por todos los gobernadores que acceden al mando de la plaza y juran defenderla como Pedro de Meneses.
VISITA DE LOS REYES A CEUTA 2007
Saludo a los ceutíes
José Manuel Vidal (Efe)
Los Reyes de España, Juan Carlos y Sofía, saludan a su llegada a los miles de personas que les recibieron el lunes en Ceuta, en su primera visita a la ciudad autónoma en sus 32 años de reinado. Miles de personas les recibieron con entusiasmo portando banderas de España.CEUTA une a España y Portugal....ceutay sus 7 montes
Los posos del pasado luso siguen estando presentes en la ciudad. El escudo, la bandera y el bastón de mando son parte de la herencia que dejó la ocupación
En el atardecer del 21 de agosto de 1415 Juan Vaz de Almeda tremoló el Pendón Real y la bandera de Lisboa en la Torre de Vela de Ceuta. Era el final de una batalla que había comenzado esa misma mañana cuando hasta las costas de Ceuta llegaron a bordo de 200 navíos 30.000 soldados portugueses. Faltaban todavía 77 años para que los Reyes Católicos culminaran en Granada la Reconquista y Ceuta entraba en la Era Moderna con la conquista portuguesa. Se iniciaba entonces un periodo de dos siglos en los que en la hoy ciudad autónoma se hablaba, se pensaba y se sentía en portugués, hasta que tras la separación de las coronas de Castilla y Portugal (1640), los ceutíes decidieron ser españoles; una decisión por la que la ciudad añadió el título de Fidelísima a los de Noble y Leal.
Ahora, en poco más de tres años, Ceuta celebrará el 600 aniversario de aquella conquista. Para esta conmemoración ha nacido la Fundación Ceuta Crisol de Culturas 2015, que trabaja ya en los preparativos de la celebración de un pasado luso cuyos posos siguen estando presentes en la ciudad. El escudo, la bandera y el bastón de mando que hoy simboliza el poder municipal son parte de la herencia de los símbolos que dejó la ocupación lusa. Pero también la patrona, la Virgen de África, una talla de principios del siglo XV que en 1421 Enrique El Navegante, el hijo de Juan I de Portugal, envío a Ceuta para proteger la ciudad en la que los lusos iniciaron su expansión transoceánica. Y se quiere un símbolo más visible, no cabe duda que este es el conjunto monumental de las Murallas Reales, una fortificación defensiva, modificada y ampliada a lo largo de los siglos, cuya construcción iniciaron los portugueses sobre una muralla califal.
«La celebración del 600 aniversario de la Ceuta portuguesa es una oportunidad histórica, por un lado, para combatir, empezando por nuestro país, el desconocimiento existente acerca de la historia y la realidad de la ciudad y para explicar por qué Ceuta es Europa en África y, por otro, para saldar esa deuda pendiente que Ceuta tiene con Portugal porque gracias a ellos somos lo que somos». Estas palabras del comisario de la Fundación, el exdiputado en el Congreso Francisco Antonio González Pérez, explican por qué y para qué se ha creado esta institución a través de la que los ceutíes pretenden darse a conocer al mundo, empezando por sus propios compatriotas.
En opinión del comisario de la Fundación no solo Ceuta tiene esa deuda pendiente con Portugal, sino también España, que ha vivido de espaldas a la realidad ibérica por la que un día –y durante 60 años (entre 1580 y 1640)– fuimos un solo Estado, y a pesar de compartir 1.214 kilómetros de frontera a lo largo de siete provincias españolas y diez distritos lusos. «Ceuta puede ser la excusa que tiene España para que se produzca esa confraternización», agrega González Pérez.
Para que desaparezcan esas reticencias y para unir a España y Portugal, la Fundación ya ha pedido al Gobierno español el reconocimiento de 1415 como hecho histórico y ha iniciado ya contactos con la Presidencia del Gobierno portugués y con su Secretaría de Estado de Deporte y Juventud y con la Alcaldía de Oporto, la ciudad desde la que emprendieron su viaje las tropas de Juan I de Portugal después de que su hijo, Enrique El Navegante, le convenciera de la conveniencia de llevar a cabo esta empresa, y en la que el propio infante tomó parte.
Cultura y deporte
El objetivo es buscar «puntos de encuentro» y organizar actividades, principalmente, culturales que los ponga de manifiesto. Un festival de música ibérica, muestras pictóricas, conferencias, espectáculos de danza, programas de radio y televisión, regatas, intercambios deportivos o una mini-serie cinematográfica sobre el pasado portugués de Ceuta son algunas de las ideas en las que trabaja la Fundación para materializarlas. Algunas en los próximos tres años, otras, en 2015 y otras más allá de la efeméride porque las actividades de la Fundación tiene vocación de continuidad.
La intención es que «a pesar de la crisis» estas actividades no sólo se financien a través de las arcas públicas. «Las empresas no deben ser únicamente observadores, tienen que implicarse y ser protagonistas; quienes no estén se habrán autoexcluido, y quienes se autoexcluyen de la historia, al final desaparecen de ella», razona el comisario de la Fundación.
De momento, Ceuta espera sabedora de que su pasado es una oportunidad para darse a conocer y para que la historia vuelva a unir a España y Portugal.
CEUTA .1922 FUSILAMIENTO DEL LEGIONARIO MANUEL ARIAS DE SEVILLA EN CEUTA

MAPA DE CEUTA..PARIS, 1764
Cuando los ceutíes éramos los refugiados
Según, los escasos documentos a los que hemos tenido acceso, la gran mayoría recalaron en México, algunos en Rusia, Orán y Francia, en campos de concentración como el Argeles. Donde murieron por las deficientes y miserables medidas del gobierno francés. Después, ironía del destino, muchísimos de ellos en engrosarían las filas de la resistencia contra el ejército nazi.
Francia y México fueron los dos núcleos más importantes del exilio ceutí. Francia acogió un mayor volumen, en gran medida procedente de una extracción social media baja. Nada más atravesar la frontera en 1939 fueron internados en campos de concentración, refugios y hospitales, sufriendo de forma directa la II Guerra Mundial. Otros muchos se marcharon hacia México, donde el presidente de aquel país, Lázaro Cárdenas, los acogió. A este país fueron, en su mayoría, políticos, intelectuales y técnicos cualificados como el periodista Camilo Ocaña Civantos y el profesor Menahem Coriat, que durante la guerra civil ocupó un alto cargo en el Gobierno de la República. El que fuera presidente del PSOE en Ceuta y jefe de telégrafos, Rafael Jiménez Cazorla, el empresario Antonio Muñoz González y el presidente de la sociedad cultural Septa y miembro destacado de Izquierda Republicana, perito de aduanas, Juan Rueda Lara. Otro ceutí destacado fue Francisco Llano de la Encomienda, quien el 17 de julio de 1936 ostentaba el cargo de capitán general de la IV Región (Cataluña); meses más tarde fue nombrado jefe del Ejército de la República en la zona Norte y al finalizar la guerra civil se exilió en Francia y después, en 1940, en México, donde desarrolló una gran labor pedagógica en el Ateneo Español, escribiendo dos libros de técnica militar e historia de la contienda española, falleciendo en el exilio en 1963.
Otro de los exiliados fue el diputado por Ceuta en 1936 y catedrático de derecho, Manuel Martínez Pedroso, quien desde los primeros momentos de la sublevación estuvo en Tánger. En junio de 1937 fue trasladado a Varsovia como delegado del Gobierno en sustitución de Ruiz de Funes, promovido a embajador en Bruselas. Al término de la guerra se exilió en México y allí formó parte de la institución Colegio de México. Fue también profesor de teoría del estado internacional en la Facultad de Derecho de la Universidad Autónoma. Igualmente participó en la declaración de La Habana de profesores universitarios españoles en 1943 y durante nueve años asesor de la secretaría de relaciones exteriores, colaborando en diversas revistas jurídicas, brillante conferenciante y maestro por excelencia. Murió en la ciudad de México en 1958.
Serian cuantiosas las referencias a los refugiados ceutíes, y limitada esta colaboración, pero si tenemos que destacar, lo realizariasmos con el diplomático ceutí, Clemente Cerdeira Fernández, a quien la sublevación le sorprendió en Tánger por estar allí destinado como primer secretario de la Embajada en la Legación Española, tenía a toda su familia en Ceuta en la casa que poseían en la playa Benítez. Por sus grandes conocimientos del mundo árabe fue muy presionado por los sublevados para que se les uniera, y en vista de su negativa en más de una ocasión intentaron su secuestro por parte de las tropas sublevadas, y así lo relata el doble jefe de la policía internacional de Tánger, Edmundo Carleston:
“… Una noche intentamos secuestrarlo y conducirlo a Tetuán, por lo que fuimos en su busca al Hotel Maclean donde se alojaba, al llamar a su puerta en lugar de abrirnos al decirle que veníamos a protegerle, se hizo fuerte en ella y la cerró, y la forzó por dentro negándose a abrirme. Después de lo ocurrido, Cerdeira pidió al ministro republicano una vigilancia para su custodia personal”.
Como consecuencia de dichas amenazas todos sus familiares fueron incomunicados y puestos bajo vigilancia no sólo la mujer y los tres hijos menores, sino el resto de los familiares de la esposa, los García de la Torre, que también padecieron dicha situación. Todas las propiedades que poseían en Ceuta y en el Protectorado, así como las cuentas bancarias, fueron confiscadas. Mientras tanto, Cerdeira fue destinado como cónsul general a Casablanca, donde permaneció hasta su traslado a Inglaterra al Consulado General de Liverpool, donde, además de sus funciones consulares, ayudó a los refugiados que huían desde Asturias y del País Vasco. Intentó a través de la Cruz Roja Internacional reunirse con su familia, pero sistemáticamente era denegado el visado, falleciendo en la ciudad francesa de Niza un 4 de mayo de 1944.
Cuando la doctora ceutí Antonia Castillo Gómez, tuvo que salir de Ceuta en 1940, tras ser perseguida, represaliada y expulsada como facultativa municipal, por las autoridades franquistas, emprendió el camino de un exilio no buscado a México.
La madre de Diana se encuentra sola con cuatro hijos, intentó por todos los medios salir de Ceuta hacia Valencia donde estaba su familia. Consiguen que se realice un intercambio en Tánger, organizado por la Cruz Roja Internacional. Tras llegar a la ciudad internacional embarcarían en el barco que hacia la travesía una vez por semana hacia el sur de Francia y desde allí al pueblo valenciano de Russafa. Cuando todo parecía tener una cierta normalidad, una mañana quedó marcada en la memoria de la pequeña Diana, apenas tenia cuatro años: . Sus dos hermanos, José Luis y Flavio, fueron enviados a la URSS en la madrugada del 13 de junio de 1937.
Cuando Ceuta juró que «moriría por España»: la realidad histórica que Marruecos esconde
ABC y ‘Blanco y Negro’ llevan más de 120 años ocupándose de la contiuamente amenazada soberanía de esta ciudad autónoma, cuyos habitantes ya decidieron hace cuatro siglos por voluntad propia que quería ser españoles
La revista ‘Blanco y Negro’ se ocupó de la soberanía de Ceuta casi desde su fundación, como demuestra este artículo publicado, en 1898, con el título de ‘El imperio español: lo que fue y lo que resta’. Todavía faltaban cinco años para que Torcuato Luca de Tena sacara a los quioscos el primer número de ABC, pero desde entonces, este diario se ha ocupado de la historia de la ciudad autónoma, llegando hasta la actualidad. Hace menos de un año, de hecho, España vivió una nueva crisis diplomática con Marruecos, después de que el Gobierno de Rabat decidiera levantar sus controles en la frontera.
Como consecuencia, miles de inmigrantes cruzaron la frontera ilegalmente. Algunos días, incluso, fueron especialmente caóticos, entrando hasta 6.000 personas en la peor jornadas, entre los que había 2.000 menores.
Un goteo incesante que se produjo, principalmente, en el espigón de la playa del Tarajal. Y es que en los días precedentes ya corría el rumor de que el país vecino despejaría sus controles, en un movimiento que muchos ceutíes compararon con la polémica 'Marcha Verde', con la que el régimen de Hassan II se hizo el Sáhara Occidental, en 1975, y en la que ABC tuvo incrustado a un enviado especial.
Marruecos lleva años reclamando, por todos los medios posibles, la soberanía sobre las dos ciudades españolas, ya sea abriendo las fronteras para provocar episodios como el que se vive estos días o mediante advertencias directas de algunos miembros destacados de su Gobierno. En diciembre, por ejemplo, su primer ministro, Saadeddine Othmani, aseguró en una cadena de televisión egipcia que «llegará el día en que tengamos que reabrir el asunto de Ceuta y Melilla, territorios marroquíes como el Sáhara».
En 1957, ABC recordaba en otro artículo titulado ‘Ceuta, plaza de soberanía’, que aquella ciudad «tiene un alma españolísima». En 1961, en el reportaje ‘Presencia y evocación histórica de Ceuta’, se apuntaba que «el viajero peninsular o de tierra adentro lo primero que medita al llegar a esa ciudad es: ‘Esto es España, nuestra Ceuta’». Siete años después, en otro texto sobre su emerger turístico, se defendía con varios ejemplos que el enclave era una parte importante de la historia de España. Y así hasta 2007, en la que el historiador Rafael Valladares explicaba en nuestro periódico que, con motivo de la visita de los Reyes a las dos ciudades norteafricanas, «el problema no es la reivindicación marroquí sobre su soberanía, sino la ausencia de una auténtica democracia en Marruecos, lo que automáticamente convierte en dudosa, por no decir ilegítima, cualquier reivindicación de su Gobierno».
Ciudades 'ocupadas'
A pesar de ello, en la misma entrevista a Othmani en diciembre, el primer ministro marroquí se atrevió a decir, sin el más mínimo reparo, que no reconocía la soberanía española sobre estas dos ciudades, a las que calificó de «ocupadas». Una consideración que provocó un nuevo enfrentamiento con España, con quien la relación diplomática no atravesaba ya su mejor momento. El Gobierno de Marruecos parece olvidar que Ceuta y Melilla pertenecen a España desde hace 400 años. Y en el caso de la primera, que estos días protagoniza las noticias, por decisión propia de los ceutíes.
Poca gente recuerda hoy que fueron estos quienes, por voluntad popular, quisieron mantenerse fieles a Felipe IV y no declararse en rebeldía ni luchar por su independencia o pasar a formar parte de Portugal. Como planteaba la historiadora Josefina Castilla en ‘Algunas consideraciones sobre la lealtad de Ceuta a la Corona Hispánica en 1640’ (UNED, 1991), «resulta curioso plantearse las causas que llevaron a los ceutíes a permanecer fieles a la Corona Hispánica en 1640, cuando se levantaron contra Portugal. Todo comenzó con la conquista de Ceuta por parte de los portugueses en 1415, durante el reinado de Juan I, que vio en la ciudad la oportunidad de iniciar desde ella el comercio con África y frenar la expansión castellana en la zona».
La ciudad pasó a convertirse en una simple guarnición portuguesa, impidiendo a sus ciudadanos cualquier tipo de manifestación al margen de las estrictamente militares. Sin embargo, con el paso del tiempo, el enclave fue asemejándose cada vez más a una población del sur de España en la que no faltaban las fiestas religiosas ni civiles. Esta paulatina españolización de Ceuta fue clave para que los autóctonos declarasen su lealtad a España en 1640. El mismo Felipe II, antes incluso de convertirse también en el Rey de Portugal, ya venía ofreciendo ayuda a los ceutíes en su constante lucha contra los magrebinos del Norte de África, lo que contribuyó a crear un ambiente previo de simpatía mutua.
Contra el Rey de Portugal
En otro amplio reportaje de seis páginas publicado en 1935, con motivo de una entrevista con el delegado del Gobierno republicano en Ceuta, Ramón de Arechaga Iza, la revista ‘Blanco y Negro’ rescataba este mismo episodio: «En agosto de 1415 la conquistó Juan I y portuguesa fue la plaza hasta que Felipe II la unió a España en 1580. En 1640, el duque de Braganza declaró la independencia de Portugal y con él se alzaron todas las colonias portuguesas, a excepción de Ceuta, que permaneció fiel a España. Esa fue la razón de que el entonces monarca español, Felipe IV, le concediera el título de ‘siempre noble y leal’».
Este se mostró generoso con los ceutíes, puesto que decidió que estos conservaran sus propias instituciones. Eso permitió que se desarrollara como una nación casi independiente, que creara una especie de importante imperio ultramarino con el que obtenía grandes beneficios económicos. Pero cuando décadas después el conde-duque de Olivares se convirtió en el todopoderoso valido de Felipe IV, se propuso «castellanizar» toda la Península, incluidos los enclaves norteafricanos. Eso se tradujo en una mayor presión fiscal que generó sucesivos levantamientos en Oporto (1628), Santarém (1629) y Évora (1637).
Cuando se produjo la mencionada revuelta de 1640, en la que los portugueses se levantaron en armas y proclamaron al duque de Braganza como nuevo Rey de Portugal con el nombre de Juan IV, todos los gobernadores de los territorios de ultramar le apoyaron, a excepción de la pequeña Ceuta que ahora el Gobierno marroquí asegura que está «ocupada». Para ganar tiempo, cuando llegaron las noticias de la proclamación a la plaza norteafricana, el gobernador Francisco de Almeida no se decantó por uno u otro bando hasta conocer mejor lo que ocurría en los círculos más estrechos del poder. «Parte de la historiografía dedicada al tema afirma que esta actitud le costó el puesto, siendo sustituido poco después por el marqués de Miranda de Anta, primer gobernador de Ceuta origen castellano», explica Antonio José Rodríguez en su artículo ‘La ciudad de Ceuta y la monarquía hispánica (1640-1700)’, publicado en la revista ‘Erasmo’ en 2015.
Morir por Felipe IV
Las noticias del alzamiento causaron estupor e indignación entre sus habitantes. Rápidamente, la mayor parte de la población ceutí tomó partido por Felipe IV como su legítimo Rey, más allá de los intereses políticos de la nueva corona de Portugal. Muchos vecinos, incluso, escribieron cartas formales al Gobierno portugués de apoyo a España, incluido el gobernador Almeida y sus aliados. Todos ellos alegaron la calidad de los servicios personales del monarca y afirmaron que «morirían» por él si fuera necesario. Un claro alegato de fidelidad a nuestro país que muchos historiadores pasan hoy por alto.
En primer lugar, porque la élite de la ciudad, aunque de origen luso, era natural de Ceuta y estaba más preocupada por su propia supervivencia que por su amor a Portugal. La ciudad dependía enormemente del aprovisionamiento exterior y la mayoría de los productos venían de Andalucía a través de Gibraltar. Y casi todos los ciudadanos ceutíes, además, dependían en cierta manera de la Real Hacienda española, ya que eran soldados o servidores del Rey, además de beneficiarse de las pensiones que daba la Corona.
La vinculación de la economía ceutí con los castellanos también era clara, tanto antes como después del movimiento secesionista portugués, por lo que el dinero y el mantenimiento de este sistema de pensiones influyeron en la fidelidad de Ceuta. Pero lo que más contribuyó, según Antonio José Rodríguez, «fue la actuación de las autoridades madrileñas, que dispensaron distintas mercedes a la ciudad e intentaron en todo momento congraciarse con ella, nombrándola ‘muy noble y muy leal’ en 1641 y estableciendo numerosos indultos y compensaciones».
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