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Enigma, vuelo Tetuán-Sevilla, 1939

La desaparición del vuelo de Iberia Tetuán-Sevilla, el 18 de diciembre de 1939, sigue siendo uno de los mayores misterios de la historia de la aviación española.

POR ALEJANDRO RAMÍREZ.
Actualizado:

Pocos accidentes aéreos han estado rodeados de tanto misterio como el del vuelo de Iberia Tetuán-Sevilla, del 18 de diciembre de 1939. Su desaparición en el Estrecho de Gibraltar, una zona especialmente sensible en ese momento, por el estallido de la Segunda Guerra Mundial, hizo que se dispararan los rumores sobre lo que le pudo suceder al Ju-52 M-CABA de la compañía aérea española.
Aunque las autoridades españolas se inclinaron desde el principio por la tesis del accidente, y sostenían que una descarga eléctrica, debido al mal tiempo, había provocado el siniestro, numerosas hipótesis acompañaron la desaparición del avión. La más extendida entre el Ejército español fue que un destructor inglés, el «Active», había derribado con fuego antiaéreo el aparato. Otra versión apuntaba que los disparos procedían de las defensas antiaéreas de Gibraltar. Sin embargo, documentos encontrados recientemente exculpan a los ingleses del incidente, pero sitúan a los servicios secretos nazis en el punto de mira.
A priori, lo único cierto es que ese lunes 18 de diciembre de 1939 no era un buen día para volar. El cielo estaba completamente encapotado y una gran tormenta, acompañada de truenos y relámpagos, se extendía a lo largo del Estrecho. Este mal tiempo, sin embargo, no inquietaba a los tripulantes del M-CABA, que habían sufrido derribos, accidentes y todo tipo de averías en la Guerra Civil. Entre el capitán Eugenio Gross Huertas, el radio Ruperto González Fernández y el mecánico José Chacón Mellado sumaban más de 1.000 misiones durante la guerra. Entre el pasaje, además, se encontraba otro piloto, el comandante Antonio Bazán Martínez, que iba a Madrid a examinarse para una plaza de agregado aéreo en la Embajada española de Roma. La lista de pasajeros se completaba con Manuel Romero Picornell, Agustín Calvo Bronte, Juan José Suárez Maguregui y dos extranjeros, el alemán Juan Carlos Brelezmann Isberner y el holandés Henry Charles.
Las primeras comunicaciones radiotelegráficas no revelaron nada extraño. Desde las ocho de la mañana que despegó de Tetuán, y a pesar de la fuerte tormenta, el JU-52 volaba «entre nubes con total normalidad». A las 8,14 horas, después de dejar atrás Ceuta, M-CABA anunció que iba a poner la antena colgante, que servía para las comunicaciones de larga distancia. A partir de ese momento, se cortó el contacto. La tripulación no volvió a responder a las repetidas llamadas de la estación de tierra.
El primer aviso de que algo grave había sucedido lo dio un minuto después, a las 8,15, el patrullero inglés «Tiercel», que se encontraba de vigilancia en el Estrecho, a unas seis millas al sur de Punta Carnero. Su capitán vio a un avión volar con normalidad a 1.500 pies, pero no pudo identificarlo por el aguacero. De inmediato, el aparato desapareció en una nube de lluvia y, por el sonido, parecía que sus motores perdían potencia. Posteriormente, reapareció envuelto en llamas y cayó al mar verticalmente, estallando en el agua. Era el Ju-52 de Iberia.
A las 8,40 llegó el «Tiercel» a la zona del impacto. A continuación lo hizo el destructor británico «Active», que también se encontraba de patrulla. Los marineros vieron una gran mancha de aceite sobre las aguas y sólo pudieron recuperar una rueda de cola del avión. Flotaban algunos pequeños restos humanos, pero estaban tan carbonizados que el médico dijo que serían inútiles para su identificación y decidieron abandonarlos en el agua.
Horas después del accidente comenzó a circular un rumor por el Campo de Gibraltar y el Norte de África, que decía que la aeronave había sido derribada por disparos hechos desde el Peñón de Gibraltar o desde un barco de guerra inglés. El autor de esos rumores fue un agente del servicio secreto alemán llamado Alberto Calbert. Su efectividad fue máxima. Las autoridades españolas no dieron ninguna información sobre la pérdida del avión, pero las poblaciones de ambas orillas del Estrecho ya estaban al corriente. Estos rumores calaron entre conocidos pilotos como Alfredo y Ultano Kindelán o Santiago Avials Llorens que llegaron a decir que «nuestros compañeros han muerto en acción de guerra, dando la vida por la Patria». Se barajaba como causa del posible ataque que los ingleses querían acabar con las supuestas actividades de espionaje que realizaba la tripulación del Ju-52, que aprovechaba los vuelos sobre el Estrecho de Gibraltar para controlar y fotografiar los movimientos de la marina británica y facilitaba esa valiosa información a los nazis.
El Gobierno español, sin embargo, tuvo que mantener su versión del accidente porque no encontró ninguna prueba para acusar a los británicos. Y eso que en un informe se indicaba que resultaba «muy raro» que la rueda de cola del avión que se encontró rota del golpe tenía una cuerda de algodón en la que no se veían señales de incendio, «y de haber caído al agua con el aparato, como cayó de pico, las llamas la hubiesen quemado, por lo que parece que dicha rueda fue separada del avión en el aire».
El capitán de aviación Enrique de la Puente Bahamonde, que se hizo cargo de la investigación, inspeccionó el patrullero «Tiercel» en el puerto de Gibraltar, pero no vio señales de que sus piezas de superficie hubiesen sido disparadas. En cambio, no subió al destructor «Active», sin exponer los motivos por los que descartó esa visita. En cualquier caso, un documento clave, como es el Cuaderno de Bitácora del «Active», no recoge en la jornada del 18 de diciembre de 1939 incidente armado alguno con el avión español. Además, los escuchas de las baterías españolas de Algeciras declararon que a la hora del accidente no habían oído ruidos de disparos. Y en las comunicaciones secretas mantenidas entre los consulados británicos de Tetuán y Tánger con la embajada en Madrid en ningún momento se hacía mención a posibles actividades sospechosas de espionaje del avión de Iberia.
Nuevos documentos
Ahora, casi 70 años después, documentos encontrados en el Archivo Nacional de Londres sitúan a los alemanes detrás de la desaparición del avión. Así lo confirmó a su embajada en Madrid el cónsul británico en Tetuán, R. Monypenny, un día después del siniestro. Según Monypenny, la misma tarde del accidente tres pilotos alemanes, que habían operado previamente en el mismo servicio de Iberia, «reaparecieron en el Hotel Nacional de Tetuán». Esta reaparición, según las averiguaciones del diplomático inglés, no era casualidad, sino que se debía a que habían participado de forma directa en una «acción criminal» contra el aparato español, que consistía en introducir una elevada cantidad de agua en el depósito de combustible. El cónsul británico en Tetuán fue más lejos y dijo que había oído decir que si los pilotos alemanes, cuyos nombres dio, fuesen arrestados e interrogados, "saldría la verdad de lo sucedido". Sin embargo, las autoridades españolas no estaban por la labor de abrir esta línea de investigación y enrarecer sus relaciones con sus aliados nazis.
Pero, ¿qué interés podrían tener los alemanes en impedir que ese vuelo llegara a su destino? Cuando en plena Guerra Civil, en agosto de 1937, la compañía Iberia reanudó sus vuelos en España, los aviones y tripulaciones eran alemanas. En ese momento, Iberia era propiedad de la aerolínea germana Lufthansa, que había comprado todas las acciones al empresario Horacio Echevarrieta. Esta situación se mantuvo hasta el final de la contienda. No fue hasta el mes de septiembre de 1939 cuando el Gobierno español decidió reorganizar el transporte civil y relevar a las tripulaciones alemanas por pilotos españoles procedentes del Ejército. Esta decisión no cayó bien entre los alemanes. El momento no era el más oportuno para sus intereses. Coincidía prácticamente con el inicio de la Segunda Guerra Mundial y la línea Tetuán-Sevilla era la atalaya ideal para observar, con pocos riesgos, los movimientos de la marina inglesa en el Estrecho de Gibraltar.
Sin embargo, recién relevados los tripulantes alemanes, si se producía un accidente muy grave en esa línea, se pondría en entredicho la capacidad de los españoles para hacerse cargo con seguridad de los vuelos de Iberia. Esto facilitaba el regreso de los pilotos germanos, que hasta entonces habían operado entre Tetuán y Sevilla sin incidentes.
«Este accidente puede resultar muy favorable para los alemanes», insistía en un informe secreto el cónsul británico en Tánger, Álvary Gascoigne, «porque desacreditando a sus colegas españoles, los pilotos alemanes pueden ser reincorporados a esa línea de Iberia».
Gascoigne lamentaba la pérdida del aparato de Iberia, pilotado, según sus palabras, por un «as» de la aviación española, como era Eugenio Gross, porque se produjo «justo después del cambio del personal alemán y esto podría tener consecuencias negativas para nuestros intereses en la zona», añadía.
Colaboración
La extraña desaparición de la aeronave de Iberia dio paso a una intensa colaboración entre los diplomáticos británicos y franceses para evitar la reincorporación de los pilotos alemanes. Los efectos de esta iniciativa no se hicieron esperar. Tres días después del accidente, el 21 de diciembre de 1939, un avión de Iberia que volaba de Larache a Canarias fue obligado por las autoridades francesas a aterrizar en Agadir, ante la sospecha de que fuera tripulado por alemanes. Al final, permitieron que el aparato reanudara el vuelo, pero sin la presencia de los tres alemanes que viajaban en él. A partir de ese momento, la presión anglo-francesa fue insistente sobre el Gobierno español para que durante la Segunda Guerra Mundial ningún piloto alemán volviera a ponerse a los mandos de un avión de Iberia en esa zona.
¿Accidente? ¿Derribo por fuego antiaéreo? ¿Sabotaje? El misterio sobre lo que le sucedió al Ju-52 M-CABA de Iberia permanece aún casi setenta años después. El avión español guarda el secreto en aguas del Estrecho de Gibraltar, a más de trescientos metros de profundidad.
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La judería de Tetuán

La judería de Tetuán, ha sido siempre uno de los lugares más significativos de la história de los judíos del norte de Marruecos. Llamada la pequeña Jerusalen, en este barrio se desarrollaba la vida social y religiosa de los judios tetuaníes. Construída a partir de 1808, prosigue a la anterior judería que fue saqueada a finales del siglo XVIII y en cuyo solar se contruyo la Mezquita principal de Tetuán.

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CUANDO ZIDANE, CON EL APOYO DEL BARCELONA, RECUPERÓ LA ISLA PEREJIL

http://historiasdelahistoria.com/


Antes de que Zidane recupere la isla Perejil, nos desplazaremos en el tiempo hasta el 11 de julio de 2002 cuando marinos de la Gendarmería marroquí ocuparon la isla Perejil, una pequeño islote deshabitado situado a once kilómetros de Ceuta y apenas doscientos metros de la costa de Marruecos. El Gobierno español pidió explicaciones y Rabat justificó la acción “para luchar contra la emigración ilegal y el tráfico de drogas“. A pesar de las recomendaciones de la OTAN y la UE que exigieron el retorno al “statu quo” anterior, en el que ambos países se abstenían de establecer cualquier asentamiento permanente en el islote, así como a desplegar cualquier símbolo de soberanía, Marruecos hizo caso omiso y España desplegó, como elemento de disuasión, parte de su flota en los puertos de Ceuta y Melilla. Como respuesta, Marruecos sustituyó a los gendarmes por seis soldados de Infantería de Marina y, además, convocó a los medios de comunicación internacionales para que comprobaran la situación real sobre el terreno. Esta acción, entendida por España como una nueva agresión, junto al posible impacto internacional de la visita de la prensa, hicieron que el presidente del Gobierno tomara la decisión de poner en marcha la Operación Romeo Sierra para recuperar el islote.


El 17 de julio, un comando de Operaciones Especiales de Tierra (Boinas Verdes) se trasladaron a la isla en helicópteros, detuvieron a los militares marroquíes, que fueron entregados a las autoridades de Marruecos por la frontera de Ceuta, e izaron la bandera de España. Tres días más tarde, España y Marruecos alcanzaron un acuerdo que suponía la vuelta al “statu quo” anterior al mes de julio, y los 75 legionarios desplegados en Perejil recogieron los bártulos.
Independientemente de todas las decisiones que se tomaron, que no me corresponde juzgar, me voy a centrar en el día 17… cuando Zidane, con el apoyo del Barcelona, recuperó Perejil. Así se desarrollaron los acontecimientos…
Mientras Hierro defiende sus espaldas, Zidane pasa al ataque y marca en el Bernabéu. Real Madrid y Barcelona mantendrán sus posiciones.
Pero aquel 17 de julio no se celebró ningún partido de fútbol entre el Real Madrid y el Barcelona, ni tampoco Zidane y Hierro estaban en el Bernabéu, ni hubo jornada de liga… pero en algunos receptores ese fue el mensaje que se escuchó (o algo parecido). En concreto, se emitió desde el buque de asalto anfibio Castilla. A bordo viajaba el contralmirante Jesús María Bringas Andújar, jefe del puesto de mando avanzado en el teatro de operaciones, con la misión de coordinar las acciones navales, terrestres y aéreas. El mensaje que llegó a los integrantes de la Operación Romeo Sierra fue:
Mientras la Infantería de Marina (Hierro) defiende sus espaldas, el comando de Operaciones Especiales de Tierra (Zidane) pasa al ataque y toma Perejil (Bernabéu). El buque de asalto anfibio Castilla (Real Madrid) y la fragata Navarra (Barcelona) mantendrán sus posiciones.
Alguien, muy futbolero y parece que seguidor del Real Madrid, decidió que los nombres en clave de las unidades y puntos estratégicos de aquella operación tendrían que ver con el mundo del fútbol. Otros nombres en clave: Ceuta (Camp Nou), Melilla (Mestalla), Gibraltar(Las Gaunas), Malaga (La Rosaleda), corbeta Cazadora (Real Murcia)… Siento no poder tener todos los nombres que figuraban en aquella carta náutica del Instituto Hidrográfico de la Marina donde se planificó toda la operación.

Así que, si algún día escucháis aquel mítico grito radiofónico en las tardes de domingo “Gooooooooool en las Gaunas“, ¡cuidado! Podría ser que hemos tomado Gibraltar.

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RINCON DE MEDIK




Adil El Kihal

Rincón o M'diq (en árabe المضيق, del tamazigtThaghmath) es una ciudad costera marroquí situada en la región Tánger-Tetuán, entre Ceuta yTetuán en la costa del Mediterráneo. En 2004, tenía 36.596 habitantes1 y es visitada por más de 100.000 turistas al año.
Situada a 15 km de Tetuán y 25 km de Ceuta, limita al sur con Mellaliyine y al oeste y al norte con Allyene. Tiene una superficie urbana de 480 hectáreas, de las que 153 están urbanizadas. El nombre Madīq, pronunciado Mdīq en Marruecos, significa «estrecho» en árabe, debido a que la población se sitúa en un estrechamiento de la costa. De ahí el nombre de Rincón (o a veces Rincón de Medik) que se le dio durante elProtectorado Español en Marruecos y que sigue siendo utilizado por los habitantes de la región, también cuando hablan en árabe.
http://es.wikipedia.org/

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BELLIONES, por Juan Alonso, en EDICIFICIOS DE CEUTA

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LA MEMORIA EN LAS FOSAS DEL PROTECTORADO ESPAÑOL EN MARRUECOS


Francisco Sánchez Montoya

Unos doscientos españoles están entre las fosas comunes de los cementerios de Tetuán y Larache, fueron fusilados tras no secundar la sublevación del 36. En muchas ocasiones sus familiares han intentado dignificar esos lugares, colocar placas y restituir en parte esa dignidad que se les negó durante tanto años. Hace unos meses el hijo y las nietas de Antonio del Castillo Morales, se desplazaron desde Leganes a Tetuán, con el fin de colocar unas placas y adecentar la fosa común de ese cementerio. Tras largas horas de conversaciones con los encargados del cementerio lograron la finalidad que les trajo a la tierra donde su padre al igual que otros españoles perdió su vida por un ideal.
Seguro que mientras colocaban las placas, Antonio del Castillo, relató a sus hijas aquellas tensas horas en la Tetuán de su infancia, en aquella tarde del 17 de julio… Los dirigentes políticos y sindicales tetuaníes, tras tener conocimiento de las primeras noticias de la sublevación en Melilla, se reunieron en el Centro obrero republicano, situado en la céntrica calle de La Luneta. Su presidente, el maestro nacional Elíseo del Caz Mocha, organiza patrullas para que recorran la ciudad e informen de los movimientos de las tropas, y estos a su vez lo comunicarían al Alto Comisario. Cada patrulla se componía de cuatro personas.
Hasta la medianoche del 17 de julio estuvieron realizando informes los miembros del Centro obrero en Tetuán, ya que sobre las 00,30 de la madrugada del 18 de julio, tropas de Regulares, asaltan el Centro Obrero, en su interior se encontraban unas trescientas personas, deteniendo a todos y permaneciendo la noche allí encerrado hasta que por la mañana, comenzaron a tomar declaraciones, la mayoría fueron enviados, primeramente a la cárcel europea y con posterioridad al Campo de concentración "El Mogote", a 5 Km. de Tetuán donde la mayoría fueron ejecutados. Algunos pudieron huir del Centro Obrero, antes de que la asaltaran, esto fue lo sucedido al joven cenetista Francisco Rojas Escobedo. Quien en la mañana del 19 de julio realizó dos tiradas de 300 octavillas contra los sublevados. El original lo escribió en una cuartilla y se la entrego a su compañero también anarquista Francisco Martos Fernández, cajista de la Imprenta propiedad de Francisco Garzón Cantero. Siendo repartidas por toda la ciudad, sobretodo por los barrios obreros. El Alto Comisario Arturo Álvarez-Buylla, seguía manteniendo en la tarde del 17 de julio constantes comunicaciones con Madrid y a su vez se las trasladaba al Comandante De la Puente Bahamonde, jefe del aeródromo. El Jefe de la sublevación Teniente Coronel Sáenz de Buruaga, envía al Comandante Carlos Asensio al edificio de la Alta Comisaría para que interrumpa el servicio telefónico.
A media tarde y con tan solo una línea con el exterior, habló Álvarez-Buylla con el Comandante De la Puente Bahamonde, dándole las últimas consignas recibidas desde Madrid: "Dentro de unas horas vendrán aviones enviados por el Gobierno con soldados, tal y como me lo ha prometido el Ministro de la Guerra y Presidente del Gobierno Casares Quiroga y aterrizaran en Tetuán".
El Teniente Coronel Eduardo Sáenz de Buruaga, a media noche se puso en contacto con el Alto Comisario, instándole a la entrega del edificio. Respondiendo Álvarez-Buylla que no le reconocía cómo autoridad, a los pocos minutos tropas de la Legión rodearon la Alta Comisaría, instalando varias ametralladoras en el Jardín y a las dos de la madrugada llegó Sáenz de Buruaga junto con el Coronel Peña y el Capitán Pardo, tras un ligero forcejeo se entregó. Es traslado a Ceuta y recluido en la Fortaleza-Prisión del Hacho, donde fue fusilado en la mañana del 16 de marzo de 1937.
Sobre las 4,30 horas de la madrugada del 18 de julio, comenzó el ataque al Aeródromo por parte de las tropas que habían venido desde Tetuán, compuesta por una batería de artillería. El Comandante Ricardo De la Puente Bahamonde, a las 5,15 minutos, enarboló un pañuelo blanco, pidiendo con ello el cese de las hostilidades, cruzo por la pista de aterrizaje y salió al ramal de la carretera de Rió Martíl a Ceuta. Ordenando a sus compañeros salir y formaran de uno en uno y sin armas en la pista. Se les acerco el Comandante de Regulares Serrano Muntaner a quien le entrego su "dística". En el acto de entrega el Comandante Serrano grita por dos veces ¡Viva España! ¡Viva la República!. Todos fueron detenidos y conducidos los oficiales a sala principal y los suboficiales y tropa a un barracón. Un oficial, llamó a la Alta Comisaría para comunicar al Teniente Coronel Buruaga, la rendición y toma del Aeródromo, el Alto Comisario Arturo Álvarez-Buylla, que se encuentra en el despacho ruega le transmita un mensaje a De la Puente: " Un abrazo al Comandante De la Puente de su parte y la enhorabuena por su comportamiento con la tropa, porque como buen militar no ha hecho más que cumplir estrictamente las ordenes recibidas, demostrando en todo momento unos buenos sentimientos, al rendirse cuando vio las bajas que tenia en la tropa y que prolongar la defensa no conduciría a más que a sensibles perdidas, por ambos bandos." Todos fueron detenidos y traslados a la Fortaleza Militar del Hacho
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La memoria (histórica) del Yayo José

MUERTO EN TETUÁN DEFENDIENDO LA II REPÚBLICA ESPAÑOLA

Francisco Sánchez Montoya...http://www.redmarruecos.com/
Cuando Rubén, nieto de José Salmerón, se encuentra delante de la fosa de republicanos fusilados en Tetuán en su cabeza se agolpan las preguntas: ¿Por qué?, ¿cómo ocurrió?, ¿cómo fueron esas últimas horas del Yayo en el campo de concentración? Y entonces, en apenas unos segundos, ve pasar los escasos recuerdos que un día su madre le contó...

Rubén se sintió reconfortado al pisar la tierra que le da sepultura. Al llegar a la fosa se detuvo lentamente, delante una sencilla lápida de mármol, con la mirada recorre apresurado el listado de los que allí están sepultados. ¡Aquí está! Al pasar su mano por el nombre del abuelo, se sintió reconformado, como diciendo: "¡Yayo, aquí estoy!". José Salmerón Céspedes, nació el 30 de mayo de 1895 en Berja (Almería). Muy joven aprobó unas oposiciones para policía y se casó con Elena, que también era de Berja. Enseguida se fueron para Marruecos. Tuvieron seis hijos, pero dos murieron muy pequeñitos. Crecieron cuatro: Elena, Mercedes, José y Guadalupe, la madre de Rubén. En 1936, Elena, la mayor, era adolescente, y Guadalupe, la menor, apenas tenía cinco años. Era un gran conocedor de las últimas tecnologías, y estaba al tanto de los adelantos, sabía cómo funcionaba en su interior la radio con sus componentes, se había buscado la manera de ir aprendiendo en sus ratos libres. Quería que todas sus hijas estudiaran, que se desarrollaran, que fueran a la universidad. Y él también quería estudiar, derecho, para ser juez, porque le indignaban las injusticias.
La historia de José Salmerón era como la de tantos otros españoles que luchaban por cambiar una sociedad de clases para vivir con su familia en paz, en libertad y en democracia. Pero aquel viernes del 36 no sería igual a otros 
La historia de José Salmerón era como la de tantos otros españoles que luchaban por cambiar una sociedad de clases para vivir con su familia en paz, en libertad y en democracia. Pero aquel viernes del 36 no sería igual a otros. Una parte del ejercito, junto a las milicias de Falange, no les gustaba el panorama que presentaba de igualdad y progreso la Segunda República. José Salmerón se encontraba en el Cine-Teatro Español con la familia, como otros muchos días. En mitad de la proyección el rumor no le deja ver la proyección, al tener conocimiento de la sublevación se llevó a la familia a casa, y con rapidez se marchó a comisaría, a cumplir con su obligación, besó a su mujer e hijas y les dijo: “No preocuparos, en unas horas estoy de vuelta”. Pero ya nunca más regresó. La dramática confusión de los primeros momentos hace que la familia nunca sepa que pasó con él, las escasas noticias les llegaban gracias al amigo de la familia Vicente Bartual, que incluso intentó, años después, que le entregaran el cuerpo, pero se lo denegaron. Su nieto Rubén nos comenta: “Nunca supe qué más fue de él, no he podido hallar ninguna referencia y mira que estaría para agradecerle su ayuda a la familia en esos trágicos momentos, en Tetuán”.
Fusilado en Tetuán
Por otra parte, los sublevados tan sólo le decían a su mujer que había muerto en el frente, pero sin aportarle documentos, ni explicación. Ella nunca se lo creyó. No sabia donde recurrir en busca de información. Estaba marcada como "mujer de un republicano”. Lo había estado buscando de arriba para abajo, siguiendo su pista por diversas cárceles; contaron que en algún momento le habían dicho: “Salmerón, váyase”, pero que no había querido irse por lealtad a sus otros compañeros detenidos. Después de muchos años en voz baja alguien le contó que sus restos estaban al parecer en una fosa común al pie de la valla del cementerio de Tetuán, pero que nunca se había podido rescatar el cuerpo, que nadie quiso dar nunca la localización exacta, por miedo. Y que no se pudo, ni se podía ya, saber o hacer nada más. En la documentación consultada actualmente se detalla que fue fusilado junto otros cien republicanos en el Campo de concentración “El Mogote", en Tetuán.
En marzo de 2010, viendo la familia unas noticias en la televisión que hablaban de la apertura de una fosa común de víctimas del franquismo, en Valencia, su nieto, Rubén, preguntó nuevamente a su madre sobre el Yayo. Y ésta nuevamente le dijo que no sabía más de lo que ya habían hablado en numerosas ocasiones: que sus hermanas habían intentado saber en su día y que nunca se había podido obtener mayor resultado; que durante su niñez y juventud había sido siempre un tema del que no se podía ni hablar, porque la abuela se subía por las paredes del enfado; que así se habían pasado los años, y que a ella muy poco le habían contado y ya de mayor, y que ya todo se lo había contado. Esa noche Rubén llegó a su casa frustrado y enfadado por tal estado de cosas. Estuvo toda la madrugada buscando por las redes e Internet, y piensa que en algún lugar tiene que existir alguna referencia...
Desde que Rubén tuvo los datos del Yayo José le rondaba la idea de volver a los lugares donde había pasado sus últimas horas con vida y sobret odo realizar una visita a la fosa de Tetuán, donde fue arrojado
La primera señal la encuentra en la web Todos los nombres, una iniciativa desarrollada en Andalucía para la recuperación de la memoria histórica que ofrece una base de datos de represaliados por el franquismo para su consulta. Nos relata Rubén: “Puse su nombre en el formulario, sin muchas esperanzas y me aparece un registro, ¡El nombre exacto, José Salmerón Céspedes, Jefe de Policía, fusilado en Tetuán, el 20 de agosto de 1936! ¡Era él, efectivamente, qué impresión, se me puso la piel de gallina! Cambiaba la primera palabra, y cambiaba toda la historia. No es lo mismo “morir” que “ser fusilado”. De la mala suerte en la confusión y el fragor de la guerra a acontecimientos concretos con agentes, intencionalidades, causas, responsabilidades, y el Yayo como víctima de la represión franquista”.
Y volvió a sonar Mozart
Desde que Rubén tuvo los datos del Yayo José le rondaba la idea de volver a los lugares donde había pasado sus últimas horas con vida y sobre todo realizar una visita a la fosa de Tetuán, donde fue arrojado junto a sus compañeros. Hace unos días se cumplió, en el solitario y abandonado cementerio. Su nieto plantó una sencilla planta, con tres semillas en la tierra que lo cobija. Más tarde, acomodó encima de la lápida una grabación y volvieron a sonar los acordes de Mozart, del que su abuelo era un apasionado. Incluso cuando formó parte de laLogia masónica Oriente en Tetuán adquirió el nombre simbólico de “Mozart”. Seguro que su pertenencia a esta Orden, fue una de las causas de su detención. Recordemos que desde el mismo momento del golpe persiguieron a los que habían pertenecido a la masonería. Emitiendo edictos por el que se declaraba que era considerada asociación clandestina contraria a la ley y que a todo aquel que hubiera pertenecido a ella, se le acusaría de cometer un “crimen de rebelión”. Se registraron sus casas, si encontraban documentos, se les acusaba de que éstos debían haber sido destruidos, en los tres días siguientes a la publicación del edicto, una cuestión difícil de cumplir, ya que una gran mayoría de los masones, como fue el caso de José Salmerón Céspedes, fue detenido en la noche del 17 de julio de 1936.
José Salmerón, memoria en la historia
Como José Salmerón Céspedes, otros doscientos republicanos españoles están en las fosas de los cementerios de Tetuán y Larache, en Marruecos. Aquel caluroso 17 de julio, tras tener conocimiento de la sublevación, él se posiciona claramente junto al gobierno constitucional. Como jefe de policía se dirige a la Alta Comisaría para estar junto a Álvarez-Buylla, e ir recibiendo noticias desde Madrid para detener el golpe. También recibe noticias del centro obrero republicano, situado en la céntrica calle La Luneta. Su presidente, el maestro nacional Elíseo del Caz, organiza patrullas para que recorran la ciudad e informen de los movimientos de las tropas, y estos a su vez lo comunican al Alto Comisario.
Como José Salmerón Céspedes, otros doscientos republicanos españoles están en las fosas de los cementerios de Tetuán y Larache en Marruecos. Aquel caluroso 17 de julio, tras tener conocimiento de la sublevación, él se posiciona claramente junto al gobierno constitucional
Pero esta comunicación se cortó cuando tropas de Regulares asaltan el Centro Obrero. En su interior se encontraban unas trescientas personas. No los dejan salir y allí permanecieron hasta que por la mañana comenzaron a tomarle declaración. La mayoría fueron enviados, primero, a la cárcel europea, pero al comprobar los sublevados el volumen tan grande de detenidos construyeron un campo de concentración, “El Mogote”, en las afueras de Tetuán, junto a las ruinas romanas de Tamuda, donde la mayoría son fusilados.
José Salmerón, junto al Alto Comisario, seguía manteniendo, en la tarde del 17 de julio, constantes comunicaciones con Madrid y se las trasladaba al comandante De la Puente Bahamonde, jefe del aeródromo en las afueras de Tetuán. A media tarde y con tan solo una línea con el exterior, habló Álvarez-Buylla con el aeródromo de Sania Ramel, dándole las últimas consignas recibidas desde Madrid: “Dentro de unas horas vendrán aviones enviados por el Gobierno con soldados, tal y como me lo ha prometido el Ministro de la Guerra y Presidente del Gobierno de la República Casares Quiroga y aterrizaran en Tetuán”. Aviones que no llegaron.
El teniente coronel sublevado Sáenz de Buruaga, a medianoche, se puso en contacto con el Alto Comisario, instándole a la entrega del edificio. Respondiendo Álvarez-Buylla, que no lo reconocía como autoridad. A los pocos minutos tropas de la Legión rodearon la Alta Comisaría, tras un forcejeo, se entregó. Es traslado a Ceuta y recluido en la fortaleza del monte Hacho, donde fue fusilado en la mañana del 16 de marzo de 1937.
Mientras tanto el aeródromo en las afueras de Tetuán seguía fiel a la República. Sobre las 4h30 de la madrugada comenzó el ataque por parte de los sublevados. El comandante De la Puente Bahamonde, a las 5,15 minutos, enarboló un pañuelo blanco, pidiendo con ello el cese de las hostilidades, cruzó por la pista de aterrizaje y se detuvo en el ramal de la carretera de Rio Mártil a Ceuta. Ordenando a sus compañeros salir y formaran de uno en uno y sin armas, en la pista. Se les acercó el comandante de Regulares Serrano Muntaner a quien le entregó su pistola.
La mujer de José Salmerón, pese a tener la intuición de su muerte en Tetuán, se agarraba a la última esperanza, le comentaron que tal vez su marido estaba en una prisión cercana a Melilla y para allí se fue, siguiéndolo
Todos fueron detenidos, un oficial, llamó a la Alta Comisaría para comunicar al teniente coronel Buruaga, la rendición y toma del Aeródromo, el Alto Comisario Álvarez-Buylla, que se encuentra detenido en el despacho ruega le transmita un mensaje a De la Puente: ”Un abrazo y enhorabuena por su comportamiento con la tropa, porque como buen militar no ha hecho más que cumplir estrictamente las órdenes recibidas, demostrando en todo momento unos buenos sentimientos, al rendirse cuando vio las bajas que tenia y que prolongar la defensa, conduciría a sensibles perdidas, por ambos bandos”.
De Tetuán a Melilla
La mujer de José Salmerón, supo salir adelante junto a sus cuatro hijos, luchó lo imposible para educar sola a Elena, Mercedes, José y Guadalupe. Comenzó a coser con una modesta máquina. Antiguos amigos, gente a las que él había ayudado, le negaban ahora el saludo, fingían no conocerla o la miraban con desdén. Eran gentes que habían sacado provecho del golpe. Guadalupe, madre de Rubén, recuerda que un día, una vez ya en Melilla, al regresar a la casa tras uno de esos incidentes en el autobús, estalló la abuela en llanto de pura impotencia: “Si tu padre hubiera vivido, ese sinvergüenza no hubiera actuado así”. Guadalupe recuerda que cuando pasaron la frontera en un autobús de La Valenciana, se aferraba muy fuerte una muñeca de trapo, que era lo único que le había quedado. La mujer de José Salmerón, pese a tener la intuición de su muerte en Tetuán, se agarraba a la última esperanza, le comentaron que tal vez su marido estaba en una prisión cercana a Melilla y para allí se fue, siguiéndolo. No sabemos por qué ni hasta cuándo le mintieron. Pero cuando lo supo, decía que de haberlo sabido antes se hubiera quedado en Tetuán. En Melilla se quedaron en una casa alquilada que les ayudó a conseguir un familiar, en un edificio que era propiedad de un conocido falangista local. Conservaron un aparato de radio y por las noches la madre de Rubén recuerda que los mandaban pronto a la cama y que venían algunos vecinos, a escondidas, para escuchar muy bajito una emisora que estaba prohibido escuchar. “La tortilla se está quemando demasiado, y tiene que dar la vuelta”, decía la abuela Elena.
Desde que Rubén tuvo los datos del Yayo José le rondaba la idea de volver a los lugares donde había pasado sus últimas horas con vida y sobre todo realizar una visita a la fosa de Tetuán, donde fue arrojado junto a sus compañeros.
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CEUTA. LA MEMORIA (HISTÓRICA) DEL YAYO JOSÉ




Como José Salmerón, fusilado defendiendo el orden constitucional, otros doscientos republicanos españoles yacen en los cementerios de Tetuán y Larache, en Marruecos.

MUERTO EN TETUÁN DEFENDIENDO LA II REPÚBLICA ESPAÑOLA
Cuando Rubén, nieto de José Salmerón, se encuentra delante de la fosa de republicanos fusilados en Tetuán en su cabeza se agolpan las preguntas: ¿Por qué?, ¿cómo ocurrió?, ¿cómo fueron esas últimas horas del Yayo en el campo de concentración? Y entonces, en apenas unos segundos, ve pasar los escasos recuerdos que un día su madre le contó...
Como José Salmerón, fusilado defendiendo el orden constitucional, otros doscientos republicanos españoles yacen en los cementerios de Tetuán y Larache, en Marruecos.
Francisco Sánchez Montoya | CEUTA / 21 de Diciembre de 2015
Rubén se sintió reconfortado al pisar la tierra que le da sepultura. Al llegar a la fosa se detuvo lentamente, delante una sencilla lápida de mármol, con la mirada recorre apresurado el listado de los que allí están sepultados. ¡Aquí está! Al pasar su mano por el nombre del abuelo, se sintió reconformado, como diciendo: "¡Yayo, aquí estoy!". José Salmerón Céspedes, nació el 30 de mayo de 1895 en Berja (Almería). Muy joven aprobó unas oposiciones para policía y se casó con Elena, que también era de Berja. Enseguida se fueron para Marruecos. Tuvieron seis hijos, pero dos murieron muy pequeñitos. Crecieron cuatro: Elena, Mercedes, José y Guadalupe, la madre de Rubén. En 1936, Elena, la mayor, era adolescente, y Guadalupe, la menor, apenas tenía cinco años. Era un gran conocedor de las últimas tecnologías, y estaba al tanto de los adelantos, sabía cómo funcionaba en su interior la radio con sus componentes, se había buscado la manera de ir aprendiendo en sus ratos libres. Quería que todas sus hijas estudiaran, que se desarrollaran, que fueran a la universidad. Y él también quería estudiar, derecho, para ser juez, porque le indignaban las injusticias.
La historia de José Salmerón era como la de tantos otros españoles que luchaban por cambiar una sociedad de clases para vivir con su familia en paz, en libertad y en democracia. Pero aquel viernes del 36 no sería igual a otros 
La historia de José Salmerón era como la de tantos otros españoles que luchaban por cambiar una sociedad de clases para vivir con su familia en paz, en libertad y en democracia. Pero aquel viernes del 36 no sería igual a otros. Una parte del ejercito, junto a las milicias de Falange, no les gustaba el panorama que presentaba de igualdad y progreso la Segunda República. José Salmerón se encontraba en el Cine-Teatro Español con la familia, como otros muchos días. En mitad de la proyección el rumor no le deja ver la proyección, al tener conocimiento de la sublevación se llevó a la familia a casa, y con rapidez se marchó a comisaría, a cumplir con su obligación, besó a su mujer e hijas y les dijo: “No preocuparos, en unas horas estoy de vuelta”. Pero ya nunca más regresó. La dramática confusión de los primeros momentos hace que la familia nunca sepa que pasó con él, las escasas noticias les llegaban gracias al amigo de la familia Vicente Bartual, que incluso intentó, años después, que le entregaran el cuerpo, pero se lo denegaron. Su nieto Rubén nos comenta: “Nunca supe qué más fue de él, no he podido hallar ninguna referencia y mira que estaría para agradecerle su ayuda a la familia en esos trágicos momentos, en Tetuán”.....MAS AQUÍ
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Y al oeste, Perejil

https://elviajero.elpais.com

Dos niños miran hacia el islote de Perejil. A. COMAS

Una singularidad de Ceuta es que caminando por el centro encuentras un azulejo de la Virgen del Mayor Dolor, y a poca distancia el oratorio de Durga, la esposa del dios Shiva. Pero desde ninguna parte de la ciudad se divisa la isla Perejil. Su vista queda oculta por la Punta Leona, uno de los cabos que la encierran en una bahía situada en Marruecos. La frontera terrestre más rápida para ir a ver Perejil, distante unos siete kilómetros, sería la de Benzú, pedanía ceutí que limita con el pueblo marroquí de Belyounech. Ese paso está cerrado a raíz del conflicto que hubo entre el 11 y el 20 de julio de 2002, cuando se produjo la ocupación marroquí del islote, la respuesta española, y la pax americana conducida por el secretario de Estado norteamericano Colin Powell para cerrar el incidente.


Y al oeste, Perejil


Ir a pie al lugar desde donde se contempla la isla Perejil es una experiencia. Se empieza cruzando el Tarajal (aduana que separa Ceuta de Marruecos) en medio del río de porteadores de mercancías que van por el túnel enrejado con dos carriles, uno de ida y otro de vuelta. Ya en el lado marroquí no faltan taxis que te llevan a Belyounech, enfilando primero la carretera de Tánger, y desviándose a la derecha por una vía secundaria que caracolea por los montes. Sus picos, vistos desde la sierra Bullones de Ceuta, forman el perfil de La Mujer Muerta. De vez en cuando los inmigrantes subsaharianos cazan jabalíes para su sustento en sus manchas de vegetación. Es un paisaje imponente rematado por el Yebel Musa, o Montaña de Moisés, que ofrece desde sus 840 metros de altitud una vista espectacular del estrecho de Gibraltar. Hay allí arriba un morabito y revolotea una leyenda: ese monte sería una de las columnas de Hércules. Cómo no. Esa categoría de pilar se adjudicó también al monte Hacho de Ceuta, donde se puso un monumento conocido como Los Pies de Franco, sus huellas en cemento armado.


GUÍA


Información

Oficina de Turismo de Ceuta(http://www.ceuta.si/)
Las navieras AccionaTransmediterránea(http://www.trasmediterranea.es/),Balearia(https://www.balearia.com) y FRS (http://www.frs.es/) ofrecen conexiones por barco a Ceuta desde el puerto de Algeciras.
Turismo de Marruecos(http://www.visitmorocco.com)

Por fin el viajero llega a nivel del mar en Belyounech, un pueblo de pescadores, con la mayoría de sus cuatro decenas de pateras varadas en la playa. No todos los meses son buenos para pescar voraces, los besugos de pinta de esta zona, sabrosos ya desde el nombre. Belyounech se engasta en una pequeña bahía, la primera que se encontraría yendo por mar desde Ceuta. Un francés ha puesto un club de buceo, el Dauphin, y un restaurante del mismo nombre. Pero desde el centro del pueblo tampoco se ve el ansiado Perejil. Hay que ir a las afueras y caminar más.
Al borde de la Punta Leona, en el barrio Kasarín, las casas parecen colgadas sobre los restos de la estación ballenera. Ese edificio, hecho un esqueleto, recuerda cuando aquí, como en Río Martín, se despedazaban las ballenas jorobadas. Hoy hay barcos de avistamiento de esos cetáceos que zarpan desde Tarifa. Pero aún ni sombra de Perejil, que los de Belyounech llaman Leila, un nombre de mujer, o simplemente Djezira, isla en árabe. No es habitual llamarla Tura, Vacía en beréber.


El pueblo marroquí de Belyounech.ampliar foto
El pueblo marroquí de Belyounech. T. WACHIRAWORAKAM


En ese punto sale un camino de cabras hacia el Oeste que va zigzagueando hasta la siguiente bahía, la enmarcada entre la Punta Leona y la Punta Almansa. Y por fin, allí abajo, sale como en un cuadro de Magritte una roca que flota en un mar de color lapislázuli, un islote blanquecino, triangular, con cabeza de pato estrellado. Algo bello a su modo, y no necesita la retórica que le echó Victor Bérard, y siguió Unamuno, atribuyendo a Perejil el origen del nombre de Hispania (del semítico I-spania, escondrijo). Unamuno, en la revista Alrededor del Mundo (27 de junio de 1902), también dejaba caer que pudo tratarse de la isla Ogigia, donde la ninfa Calipso enredó en sus sutiles redes a Ulises. Otros aún se cortan menos y uncen Perejil con Eritia, la isla roja, donde Hércules cumplió su décimo trabajo, matar al monstruo Gerión, al pastor Euritión y a Ortos, su perro bicéfalo, y robar los bueyes rojos.
Para los habitantes de Belyounech, Perejil es una isla parida por el propio monte Musa. O un desprendimiento de la roca caliza, o de la piedra dolomía. En fin, una piedra tan blanca como la leche de las cabras que siguen siendo los únicos habitantes de un peñasco sin árboles, ni pozos. La familia de Rajma (viuda del Hadj Shuadía, fallecido en 1995) lleva sus cabras en patera a Perejil. “¿No ves esas manchas allá. Son cabras”, me dice mi guía Said. A las cabras les gustan los arbustos de Perejil y dicen que su leche es de un sabor agrio excelente. El único movimiento que observo es el de un falucho faenando junto a la gran cueva ojival de Perejil. Y a pescadores marroquíes de caña desde el acantilado continental.
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La isla de Perejil






La isla de Perejil es un islote español, deshabitado, situado en el estrecho de Gibraltar (entre el mar Mediterráneo y el océano Atlántico), a unos 200 metros de la costa continental de África y a unos 8 km al noroeste del núcleo urbano de la ciudad española de Ceuta.

El 21 de agosto de 1415, el Rey de Portugal Juan I, con sus hijos Don Eduardo, Don Pedro y Don Enrique "el Navegante", conquista la ciudad de Ceuta.
El asalto se produjo simultáneamente en dos zonas de la ciudad, San Amaro y Fuente Caballo.
Se redacta un tratado con el Reino de Fez que reconoce Ceuta como portuguesa, siendo Perejil considerada parte integrante de su territorio. Aún existen las ruinas de una torre de vigilancia y un aljibe erigido por los portugueses junto a la caleta de la Reina.
Posteriormente el Reino de Portugal otorga al Reino de España la soberania sobre Ceuta y sus territorios, entre ellos la isla de Perejil.
En 2002 un grupo de gendarmes moros invadió el islote, posteriormente relevados por infantes de marina y seguidamente expulsados por tropas españolas.
Marruecos aún está interesado en la invasion de los islotes españoles del mediterraneo, Ceuta y Melilla.
FUENTE: CACELA ISPANIA
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