
Unos doscientos españoles están entre las fosas comunes de los cementerios de Tetuán y Larache, fueron fusilados tras no secundar la sublevación del 36. En muchas ocasiones sus familiares han intentado dignificar esos lugares, colocar placas y restituir en parte esa dignidad que se les negó durante tanto años. Hace unos meses el hijo y las nietas de Antonio del Castillo Morales, se desplazaron desde Leganes a Tetuán, con el fin de colocar unas placas y adecentar la fosa común de ese cementerio. Tras largas horas de conversaciones con los encargados del cementerio lograron la finalidad que les trajo a la tierra donde su padre al igual que otros españoles perdió su vida por un ideal.
Seguro que mientras colocaban las placas, Antonio del Castillo, relató a sus hijas aquellas tensas horas en la Tetuán de su infancia, en aquella tarde del 17 de julio… Los dirigentes políticos y sindicales tetuaníes, tras tener conocimiento de las primeras noticias de la sublevación en Melilla, se reunieron en el Centro obrero republicano, situado en la céntrica calle de La Luneta. Su presidente, el maestro nacional Elíseo del Caz Mocha, organiza patrullas para que recorran la ciudad e informen de los movimientos de las tropas, y estos a su vez lo comunicarían al Alto Comisario. Cada patrulla se componía de cuatro personas.
Hasta la medianoche del 17 de julio estuvieron realizando informes los miembros del Centro obrero en Tetuán, ya que sobre las 00,30 de la madrugada del 18 de julio, tropas de Regulares, asaltan el Centro Obrero, en su interior se encontraban unas trescientas personas, deteniendo a todos y permaneciendo la noche allí encerrado hasta que por la mañana, comenzaron a tomar declaraciones, la mayoría fueron enviados, primeramente a la cárcel europea y con posterioridad al Campo de concentración "El Mogote", a 5 Km. de Tetuán donde la mayoría fueron ejecutados. Algunos pudieron huir del Centro Obrero, antes de que la asaltaran, esto fue lo sucedido al joven cenetista Francisco Rojas Escobedo. Quien en la mañana del 19 de julio realizó dos tiradas de 300 octavillas contra los sublevados. El original lo escribió en una cuartilla y se la entrego a su compañero también anarquista Francisco Martos Fernández, cajista de la Imprenta propiedad de Francisco Garzón Cantero. Siendo repartidas por toda la ciudad, sobretodo por los barrios obreros. El Alto Comisario Arturo Álvarez-Buylla, seguía manteniendo en la tarde del 17 de julio constantes comunicaciones con Madrid y a su vez se las trasladaba al Comandante De la Puente Bahamonde, jefe del aeródromo. El Jefe de la sublevación Teniente Coronel Sáenz de Buruaga, envía al Comandante Carlos Asensio al edificio de la Alta Comisaría para que interrumpa el servicio telefónico.
A media tarde y con tan solo una línea con el exterior, habló Álvarez-Buylla con el Comandante De la Puente Bahamonde, dándole las últimas consignas recibidas desde Madrid: "Dentro de unas horas vendrán aviones enviados por el Gobierno con soldados, tal y como me lo ha prometido el Ministro de la Guerra y Presidente del Gobierno Casares Quiroga y aterrizaran en Tetuán".
El Teniente Coronel Eduardo Sáenz de Buruaga, a media noche se puso en contacto con el Alto Comisario, instándole a la entrega del edificio. Respondiendo Álvarez-Buylla que no le reconocía cómo autoridad, a los pocos minutos tropas de la Legión rodearon la Alta Comisaría, instalando varias ametralladoras en el Jardín y a las dos de la madrugada llegó Sáenz de Buruaga junto con el Coronel Peña y el Capitán Pardo, tras un ligero forcejeo se entregó. Es traslado a Ceuta y recluido en la Fortaleza-Prisión del Hacho, donde fue fusilado en la mañana del 16 de marzo de 1937.
Sobre las 4,30 horas de la madrugada del 18 de julio, comenzó el ataque al Aeródromo por parte de las tropas que habían venido desde Tetuán, compuesta por una batería de artillería. El Comandante Ricardo De la Puente Bahamonde, a las 5,15 minutos, enarboló un pañuelo blanco, pidiendo con ello el cese de las hostilidades, cruzo por la pista de aterrizaje y salió al ramal de la carretera de Rió Martíl a Ceuta. Ordenando a sus compañeros salir y formaran de uno en uno y sin armas en la pista. Se les acerco el Comandante de Regulares Serrano Muntaner a quien le entrego su "dística". En el acto de entrega el Comandante Serrano grita por dos veces ¡Viva España! ¡Viva la República!. Todos fueron detenidos y conducidos los oficiales a sala principal y los suboficiales y tropa a un barracón. Un oficial, llamó a la Alta Comisaría para comunicar al Teniente Coronel Buruaga, la rendición y toma del Aeródromo, el Alto Comisario Arturo Álvarez-Buylla, que se encuentra en el despacho ruega le transmita un mensaje a De la Puente: " Un abrazo al Comandante De la Puente de su parte y la enhorabuena por su comportamiento con la tropa, porque como buen militar no ha hecho más que cumplir estrictamente las ordenes recibidas, demostrando en todo momento unos buenos sentimientos, al rendirse cuando vio las bajas que tenia en la tropa y que prolongar la defensa no conduciría a más que a sensibles perdidas, por ambos bandos." Todos fueron detenidos y traslados a la Fortaleza Militar del Hacho
Seguro que mientras colocaban las placas, Antonio del Castillo, relató a sus hijas aquellas tensas horas en la Tetuán de su infancia, en aquella tarde del 17 de julio… Los dirigentes políticos y sindicales tetuaníes, tras tener conocimiento de las primeras noticias de la sublevación en Melilla, se reunieron en el Centro obrero republicano, situado en la céntrica calle de La Luneta. Su presidente, el maestro nacional Elíseo del Caz Mocha, organiza patrullas para que recorran la ciudad e informen de los movimientos de las tropas, y estos a su vez lo comunicarían al Alto Comisario. Cada patrulla se componía de cuatro personas.
Hasta la medianoche del 17 de julio estuvieron realizando informes los miembros del Centro obrero en Tetuán, ya que sobre las 00,30 de la madrugada del 18 de julio, tropas de Regulares, asaltan el Centro Obrero, en su interior se encontraban unas trescientas personas, deteniendo a todos y permaneciendo la noche allí encerrado hasta que por la mañana, comenzaron a tomar declaraciones, la mayoría fueron enviados, primeramente a la cárcel europea y con posterioridad al Campo de concentración "El Mogote", a 5 Km. de Tetuán donde la mayoría fueron ejecutados. Algunos pudieron huir del Centro Obrero, antes de que la asaltaran, esto fue lo sucedido al joven cenetista Francisco Rojas Escobedo. Quien en la mañana del 19 de julio realizó dos tiradas de 300 octavillas contra los sublevados. El original lo escribió en una cuartilla y se la entrego a su compañero también anarquista Francisco Martos Fernández, cajista de la Imprenta propiedad de Francisco Garzón Cantero. Siendo repartidas por toda la ciudad, sobretodo por los barrios obreros. El Alto Comisario Arturo Álvarez-Buylla, seguía manteniendo en la tarde del 17 de julio constantes comunicaciones con Madrid y a su vez se las trasladaba al Comandante De la Puente Bahamonde, jefe del aeródromo. El Jefe de la sublevación Teniente Coronel Sáenz de Buruaga, envía al Comandante Carlos Asensio al edificio de la Alta Comisaría para que interrumpa el servicio telefónico.
A media tarde y con tan solo una línea con el exterior, habló Álvarez-Buylla con el Comandante De la Puente Bahamonde, dándole las últimas consignas recibidas desde Madrid: "Dentro de unas horas vendrán aviones enviados por el Gobierno con soldados, tal y como me lo ha prometido el Ministro de la Guerra y Presidente del Gobierno Casares Quiroga y aterrizaran en Tetuán".
El Teniente Coronel Eduardo Sáenz de Buruaga, a media noche se puso en contacto con el Alto Comisario, instándole a la entrega del edificio. Respondiendo Álvarez-Buylla que no le reconocía cómo autoridad, a los pocos minutos tropas de la Legión rodearon la Alta Comisaría, instalando varias ametralladoras en el Jardín y a las dos de la madrugada llegó Sáenz de Buruaga junto con el Coronel Peña y el Capitán Pardo, tras un ligero forcejeo se entregó. Es traslado a Ceuta y recluido en la Fortaleza-Prisión del Hacho, donde fue fusilado en la mañana del 16 de marzo de 1937.
Sobre las 4,30 horas de la madrugada del 18 de julio, comenzó el ataque al Aeródromo por parte de las tropas que habían venido desde Tetuán, compuesta por una batería de artillería. El Comandante Ricardo De la Puente Bahamonde, a las 5,15 minutos, enarboló un pañuelo blanco, pidiendo con ello el cese de las hostilidades, cruzo por la pista de aterrizaje y salió al ramal de la carretera de Rió Martíl a Ceuta. Ordenando a sus compañeros salir y formaran de uno en uno y sin armas en la pista. Se les acerco el Comandante de Regulares Serrano Muntaner a quien le entrego su "dística". En el acto de entrega el Comandante Serrano grita por dos veces ¡Viva España! ¡Viva la República!. Todos fueron detenidos y conducidos los oficiales a sala principal y los suboficiales y tropa a un barracón. Un oficial, llamó a la Alta Comisaría para comunicar al Teniente Coronel Buruaga, la rendición y toma del Aeródromo, el Alto Comisario Arturo Álvarez-Buylla, que se encuentra en el despacho ruega le transmita un mensaje a De la Puente: " Un abrazo al Comandante De la Puente de su parte y la enhorabuena por su comportamiento con la tropa, porque como buen militar no ha hecho más que cumplir estrictamente las ordenes recibidas, demostrando en todo momento unos buenos sentimientos, al rendirse cuando vio las bajas que tenia en la tropa y que prolongar la defensa no conduciría a más que a sensibles perdidas, por ambos bandos." Todos fueron detenidos y traslados a la Fortaleza Militar del Hacho