Como José Salmerón, fusilado defendiendo el orden constitucional, otros doscientos republicanos españoles yacen en los cementerios de Tetuán y Larache, en Marruecos.
MUERTO EN TETUÁN DEFENDIENDO LA II REPÚBLICA ESPAÑOLA
Cuando Rubén, nieto de José Salmerón, se encuentra delante de la fosa de republicanos fusilados en Tetuán en su cabeza se agolpan las preguntas: ¿Por qué?, ¿cómo ocurrió?, ¿cómo fueron esas últimas horas del Yayo en el campo de concentración? Y entonces, en apenas unos segundos, ve pasar los escasos recuerdos que un día su madre le contó...
Como José Salmerón, fusilado defendiendo el orden constitucional, otros doscientos republicanos españoles yacen en los cementerios de Tetuán y Larache, en Marruecos.
Francisco Sánchez Montoya | CEUTA / 21 de Diciembre de 2015
Rubén se sintió reconfortado al pisar la tierra que le da sepultura. Al llegar a la fosa se detuvo lentamente, delante una sencilla lápida de mármol, con la mirada recorre apresurado el listado de los que allí están sepultados. ¡Aquí está! Al pasar su mano por el nombre del abuelo, se sintió reconformado, como diciendo: "¡Yayo, aquí estoy!". José Salmerón Céspedes, nació el 30 de mayo de 1895 en Berja (Almería). Muy joven aprobó unas oposiciones para policía y se casó con Elena, que también era de Berja. Enseguida se fueron para Marruecos. Tuvieron seis hijos, pero dos murieron muy pequeñitos. Crecieron cuatro: Elena, Mercedes, José y Guadalupe, la madre de Rubén. En 1936, Elena, la mayor, era adolescente, y Guadalupe, la menor, apenas tenía cinco años. Era un gran conocedor de las últimas tecnologías, y estaba al tanto de los adelantos, sabía cómo funcionaba en su interior la radio con sus componentes, se había buscado la manera de ir aprendiendo en sus ratos libres. Quería que todas sus hijas estudiaran, que se desarrollaran, que fueran a la universidad. Y él también quería estudiar, derecho, para ser juez, porque le indignaban las injusticias.
La historia de José Salmerón era como la de tantos otros españoles que luchaban por cambiar una sociedad de clases para vivir con su familia en paz, en libertad y en democracia. Pero aquel viernes del 36 no sería igual a otros
La historia de José Salmerón era como la de tantos otros españoles que luchaban por cambiar una sociedad de clases para vivir con su familia en paz, en libertad y en democracia. Pero aquel viernes del 36 no sería igual a otros. Una parte del ejercito, junto a las milicias de Falange, no les gustaba el panorama que presentaba de igualdad y progreso la Segunda República. José Salmerón se encontraba en el Cine-Teatro Español con la familia, como otros muchos días. En mitad de la proyección el rumor no le deja ver la proyección, al tener conocimiento de la sublevación se llevó a la familia a casa, y con rapidez se marchó a comisaría, a cumplir con su obligación, besó a su mujer e hijas y les dijo: “No preocuparos, en unas horas estoy de vuelta”. Pero ya nunca más regresó. La dramática confusión de los primeros momentos hace que la familia nunca sepa que pasó con él, las escasas noticias les llegaban gracias al amigo de la familia Vicente Bartual, que incluso intentó, años después, que le entregaran el cuerpo, pero se lo denegaron. Su nieto Rubén nos comenta: “Nunca supe qué más fue de él, no he podido hallar ninguna referencia y mira que estaría para agradecerle su ayuda a la familia en esos trágicos momentos, en Tetuán”.....MAS AQUÍ