ARTICULO DEL DIA
Bandera de ceuta año 1212
El caso de Francisco Lara Campoy CEUTA
D. José García Aldave - 1914..CEUTA
http://dbe.rah.es/biografias/10274/jose-garcia-aldave
García Aldave, José. Marqués de Guelaya (I). Caracas (Venezuela), 1.VIII.1845 – Madrid, 28.IV.1914. Militar destacado estratega en las guerras de Cuba y Marruecos.
Ingresó en la Academia Especial del Cuerpo de Ingenieros el 9 de agosto de 1861. A los cuatro años de permanencia en el centro solicitó el ingreso en la de Estado Mayor obteniendo plaza en la misma el 1 de septiembre de 1865. Tres años más tarde fue promovido al empleo de alférez alumno con grado de teniente de Infantería. A finales de junio de 1870 terminó sus estudios obteniendo el empleo de teniente de Estado Mayor. Durante catorce meses más permaneció agregado a diferentes unidades en comisión de prácticas, hasta noviembre de 1871 que ascendió a capitán y pasó destinado a la isla de Cuba. En ese momento era uno de los oficiales jóvenes de mayor preparación científica y técnica del Ejército, pues había permanecido nueve años en dos de los más prestigiosos centros de enseñanza militar.
Antes de incorporarse a su destino contrajo matrimonio con María Belén Mancebo, con la que emprendió viaje hacia La Habana, efectuando su presentación en la Capitanía General de la isla en diciembre de 1872. Comenzó su vida militar en ultramar a las órdenes del brigadier Adolfo Morales de los Ríos, jefe de la 2.ª brigada de la 1.ª división del ejército de la isla, entrando en combate en el lugar de Zarzal el 4 de junio de 1873, por cuya participación le fue concedido el grado de comandante de Infantería, pasando a inspeccionar el estado de las torres defensivas de la trocha de San Luis en Palma Soriano.
La lucha irregular, pero sostenida, entre el ejército y los grupos insurrectos continuó durante 1874, lo que supuso para el joven oficial una incesante actividad en la que se superponían los trabajos en la trocha con los choques armados con partidas dispersas por la región de la costa Norte. Durante el primer semestre de 1875, García Aldave se hizo cargo de la línea férrea de San Luis reforzando defensas y dirigiendo la construcción de nuevos fuertes. En junio pasó destinado a Santiago como jefe de Estado Mayor, habiendo ascendido días antes al empleo de comandante de su Cuerpo por méritos de guerra.
En el nuevo destino participó en decisivos encuentros con el enemigo, especialmente los que tuvieron lugar durante el año 1876 en Baños Calientes, Los Negros, Brazo Escondido y Cayo Rey. Por estas acciones fue recompensado con el grado de teniente coronel del Ejército. En enero del año siguiente partió como jefe de operaciones de la columna volante del brigadier José Galbis en persecución de las partidas mandadas por Maceo. Recorrió las regiones de Baracoa y Guantánamo señalándose en el combate librado en la Sierra del Mico y la toma del poblado de Anguilla.
Dirigió la reconquista de Pueblo Nuevo y los Pilotos, participando como combatiente hasta el fin de la campaña tras la firma del convenio de Zanjón (12 de febrero de 1878).
Pacificada la isla, le fue concedido el grado de coronel del Ejército y destino a la Comandancia General.
El levantamiento de partidas en Holguín durante el mes de agosto de 1879 lo puso de nuevo en campaña al mando de una columna con la que recorrió la región durante los meses de la denominada Guerra Chiquita, a las órdenes del general García de Polavieja. Las operaciones se hicieron especialmente cruentas por Palma Soriano, Longo y Guantánamo, en este último lugar sostuvo enfrentamientos con las partidas del cabecilla Limbano Sánchez, que se rindió el 22 de julio de 1880, con lo que quedó pacificado el territorio.
En junio de 1881 García Aldave regresó a la Península para hacerse cargo de su destino en el Depósito de la Guerra. A los ocho meses de permanencia en Madrid fue designado jefe de Estado Mayor de la Capitanía General de Galicia, donde permaneció hasta septiembre de 1883 que embarcó en el puerto de La Coruña nuevamente hacia Cuba. En La Habana prestó sus servicios en la Capitanía General durante siete años sin interrupción, y durante este tiempo ascendió a comandante de Estado Mayor por antigüedad.
A pesar de los esfuerzos de pacificación llevados a cabo en la isla por los generales Martínez Campos y Polavieja, el bandolerismo se convirtió en una pesadilla para la población civil y por ende para el Ejército.
En septiembre de 1891 García Aldave recibió la orden de reconocer y mejorar los campamentos, cantones y destacamentos de las fuerzas destinadas a la persecución de las partidas en las provincias de La Habana, Matanzas y Pinar del Río. A finales de año el número de actos de bandidaje se había reducido a niveles desconocidos. Pero el constante ir y venir por territorios insalubres acabó por postrar al militar en la cama de un hospital. Ante la gravedad de su estado de salud recibió licencia para trasladarse a la Península durante seis meses, embarcando en La Habana en junio de 1892.
Finalizada la licencia, regresó a Cuba, donde quedó prestando servicios topográficos hasta finales de 1893, cuando por haber cumplido el período obligatorio de permanencia en ultramar regresó a España como ayudante de campo del general jefe del 6.º cuerpo de ejército. Pero el denominado Grito de Baire (24 de febrero de 1895), primer toque de generala de los independentistas cubanos, puso de nuevo en estado de guerra a las tropas españolas de la isla. Entre los militares conocedores de las peculiaridades geográficas, políticas y defensivas de Cuba se hallaba García Aldave.
Así, en mayo fue destinado a las órdenes del capitán general Martínez Campos, quien le confirió el mando de la 2.ª brigada de la 4.ª división de operaciones en la región de Las Tunas.
Las tropas embarcaron en Júcaro rumbo a Santa Cruz y Manzanillo, donde el foco de la insurrección se mostraba más beligerante. En Casa Blanca encontraron fuerte resistencia y el 27 de agosto se hallaron ante una concentración enemiga que les hizo frente en el poblado de las Delicias. García Aldave ordenó cargar a la caballería y a su frente produjo al enemigo una considerable derrota, con numerosas bajas y gran número de prisioneros. En consideración a esta brillante acción militar fue ascendido a general de brigada. Posteriormente, por la liberación del destacamento de Guamo, fue recompensado con el ascenso a general de división a propuesta del capitán general Blanco y Erenas.
Finalizada la guerra recibió la misión de organizar la repatriación de tropas en Cienfuegos hasta el 2 de febrero de 1899, que embarcó en el vapor Alfonso XIII rumbo a Cádiz. En la fecha de embarque era uno de los militares españoles con más tiempo de permanencia en Cuba al mando de unidades operativas.
Poco tiempo descansó el soldado en Madrid, pues en julio de 1900 fue designado gobernador militar de Valencia, y en diciembre del año siguiente el mismo cargo en la provincia de Murcia y plaza de Cartagena.
En esa responsabilidad permaneció durante siete años, hasta junio de 1907 que nuevamente, como gobernador militar, pasó a Ceuta. Desde su llegada se encargó de reforzar las defensas de la plaza y planificar la posible expansión territorial de España en virtud de los acuerdos de Algeciras. De manera pacífica y haciendo uso de una excepcional política de atracción con las autoridades nativas, realizó la penetración española por la región de Tetuán, operaciones que fueron recompensadas por el gobierno de José Canalejas con el empleo de teniente general.
La situación militar en la zona de Melilla se había convertido en guerra abierta con la región del Rif a partir del verano de 1909. Era, pues, apremiante la presencia de un probado estratega para dirigir las operaciones.
García Aldave fue nombrado capitán general de Melilla con fecha 25 de agosto de 1910, y a partir de ese momento llevó a cabo la planificación de las diversas operaciones, tanto defensivas como de penetración.
El 25 de diciembre de 1912 cesó en el cargo y quedó en situación de cuartel en Madrid. A los tres meses fue designado capitán general de la 3.ª región militar, con cabecera en Valencia. En este cargo el rey Alfonso XIII le concedió el título de marqués de Guelaya en atención a los méritos contraídos por su gestión militar y política en los territorios españoles del Norte de África. Había, sin embargo, un inconveniente para la expedición del Real Despacho, pues, conforme a la normativa vigente en aquella época, era necesario satisfacer el impuesto sobre grandezas y títulos, cuya cuantía era sumamente elevada, de tal manera que a quien no abonaba los derechos establecidos no se le expedía la Real Carta y, en consecuencia, se consideraba que no había entrado en posesión del título, y éste quedaba sin efecto. Sin embargo, en otros casos en que se había querido distinguir a una persona con una dignidad nobiliaria, bien por razones económicas o bien por entender que el reconocimiento de eminentes servicios prestados a España debía ampliarse a la exención de la cuota tributaria que gravaba la concesión de un título, el Gobierno remitía a las Cortes un proyecto de ley exonerando del impuesto de grandezas y títulos el otorgamiento de la merced, pues sólo por una norma con rango de ley era posible tal exención. Con este motivo, la Gaceta de Madrid del 26 de octubre de 1913 publicó un Real Decreto del día 23 anterior por el que se autorizaba al Gobierno a presentar a las Cortes un proyecto de ley concediendo la exención del pago del impuesto sobre grandezas y títulos al marquesado de Guelaya otorgado al teniente general José García Aldave por Real Decreto de 6 de marzo último por los relevantes méritos del interesado. Previamente, por una Real Orden de 28 de junio de aquel mismo año se le había concedido una prórroga de seis meses para el pago del impuesto. Ocurrió que las Cortes fueron disueltas y el proyecto de ley, al no haber sido aprobado, quedó sin efecto. Entretanto, el teniente general García Aldave continuaba su brillante carrera militar, siendo designado, por Real Decreto de 5 de marzo de 1914, comandante general del Cuerpo y Cuartel de Inválidos.
A finales de ese mes se constituyeron nuevamente las Cortes, pero apenas duró un mes más con vida.
Fuentes y bibl.: Archivo General Militar (Segovia), exp. personal, 1.º, G-1130.
C. García de Polavieja, Relación documentada de mi política en Cuba, Madrid, Imprenta de Henrich y Cía., 1898; A. Pirala, Anales de la guerra de Cuba, Madrid, Imprenta Felipe González Rojas, 1898; V. Weyler, Mi mando en Cuba, Madrid, Imprenta Felipe González Rojas, 1910; J. M. Gárate Córdoba, España en sus héroes, Madrid, Ornigraf, 1968; VV. AA., Historia de la campaña de Marruecos, Madrid, Servicio Histórico Militar, 1981; J. M. Mayoralgo y Lodo, conde de los Acevedos, “Marqués de Guelaya: Un título que no llegó a nacer”, en www.diputaciondelagrandeza.es/historia.aspx.
Miguel Parrilla Nieto
Tren Ceuta-Tetuàn, el primer tren internacional español
El objetivo de este trazado ferroviario fue fundamentalmente militar, transporte de tropas y de armamento, de hecho el proyecto se encargó a una comisión de ingenieros militares, aunque en ella participó también un ingeniero de caminos civil. Su uso sin embargo se extendió al transporte de mercancías y pasajeros civiles, lo que optimizó su explotación. Tan rentable resultó que, a los dos años, en 1920, se amplió el trazado de las vías hasta el puerto de Ceuta por el muelle de La Puntilla. Esto facilitó la entrada desde el mar de productos a la Ciudad y al norte de Marruecos y naturalmente activó la economía del Estrecho en la segunda y tercera década del siglo XX.
El recorrido de este trayecto quedó de la siguiente manera: desde el Muelle de la Puntilla, las vías iban paralelas al mar hasta el actual instituto de la Marina, donde doblaban por el Polígono Industrial hacia los jardines de la Argentina. Poco antes de llegar a estos, se hallaba la Estación Principal del tren en Ceuta, un edificio de típica arquitectura militar compuesto de una gran nave cuadrangular coronada con cuatro torres de ladrillo visto y azulejo verde como es propio de estas construcciones, herencia andalusí. Alrededor de ella, una serie de naves destinadas a servicios: almacenes de mercancías y maquinaria, talleres de reparación y conservación, etc.
Desde la Estación, seguía el tren su recorrido atravesando por un túnel los Jardines de la Argentina. La salida a la actual avenida de San Juan de Dios lo situaba ya paralelo al mar por la carretera 352 hasta la frontera de Tarajal, pasando por diferentes túneles y puentes. Pero antes de llegar a ella, aún hacía una parada, en Miramar, pequeño apeadero donde recogía pasajeros.
Atravesada Tarajal, el tren proseguía hasta la estación Central, que estaba en Tetuán, capital del Protectorado español hasta 1956, y por tanto ciudad de enorme importancia económica y política para España en esos años. El recorrido y las estaciones por las que pasaba se pueden seguir en el horario de trenes de 1927 (fotografía 1): Ceuta puerto, Ceuta, Miramar, Castillejos, Riffien, Negro, Rincón, Malalien, Tetuán.............MÁS
ACUEDUCTO ROMANO EN CEUTA
http://web.ceuta.es
Lo que hoy queda de los restos de este acueducto, de cronología posiblemente romana o bizantina, se encuentra en el paraje conocido por "Arcos Quebrados", distante de la ciudad unos tres kilómetros en dirección a la frontera del Tarajal. De todos es conocida la dificultad que Ceuta tiene para el abastecimiento de aguas, por lo que es muy posible que en tiempos de los romanos se resolviese parte del problema con la captación de las aguas del arroyo de las Colmenas, que en aquellos tiempos debió ser suficientemente caudaloso, que las llevaría a través de un acueducto, bordeando el litoral de la bahía Sur hasta el centro de la población, tal y como lo describe Al Bakri en el siglo XI. Hasta fechas recientes, se conservaba un pilar con el arranque del arco central que salvaba el cauce del arroyo, las bases de otros dos arcos laterales y un tercero que alcanzaba el nivel superior del terreno pero fue parcialmente destruido y en la actualidad apenas quedan en pie algunos de sus paramentos. Durante la realización de las prospecciones arqueológicas de superficie fueron localizados diversos restos del specus. Nivel 1 de protección en el Plan General de Ordenación Urbana de 1992 (Titulo X).
¿Qué héroes ha dado Ceuta a España?Melchor Aymerich Villajuana
Ceuta se ha convertido en cuna y en lugar de residencia de personajes muy interesantes de la Historia de España. Podría señalar, por ejemplo, a Melchor Aymerich Villajuana, un importante militar ceutí que vivió entre 1754 y 1836. Tuvo una intensa carrera al participar en el desembarco de Argel en 1775; en la expedición de 1777 para recuperar la Colonia de Sacramento, que estaba en manos portuguesas; y en la guerra contra la Convención francesa desde 1793. Finalmente se convirtió en el último presidente de la Real Audiencia de Quito. Aunque han sido muchos los personajes han encontrado en Ceuta su lugar de residencia, quiero traer a la memoria nada menos que a la heroína zaragozana Agustina de Aragón, quien estuvo durante sus últimos años de vida y murió en Ceuta....Fermín Valenzuela Sánchez
D.JAIME DE BORBÓN VISITÓ CEUTA
CEUTA MEDIEVAL....CEUTA Y SUS 7 MONTES
Los siete siglos que se abren entonces no serán ni mucho menos monolíticos, serenos y placenteros. En aquel período, como en casi todas las épocas de la historia, se convivió y se combatió; se vivió en una palabra. Una imagen que está muy lejos de la almibarada visión de Al-Andalus, acuñada por la novela histórica al uso, como del lujo principesco de la pintura africanista.
Tras la pacífica entrada de los guerreros de Alá, los invasores del Califato de Damasco la arrasaron en el 740, siendo reconstruida años más tarde por los gomaris del entorno, quienes se sometieron al imperio de los Idrisíes, dueños de casi todo el norte de Africa.
Abderrahman III tomó Ceuta en el 931 para el Califato Omeya de Córdoba, y así se vuelve a la dependencia peninsular, rota con la autoproclamación de la urbe como Taifa independiente, entre 1061 y 1084. Este intervalo de autogobierno de Sebta, finalizará con la invasión de los almoravides, que continuarán atravesando la península ibérica hasta llegar a Aragón. Es el momento de Yusuf ben Taxufín, de la instalación de su corte en nuestra ciudad y del nacimiento en ella de su hijo y sucesor, Alí, en cuyo reinado nacería también en Ceuta el geógrafo Al-Idrisis.
Algo más de medio siglo después, son los almohades quienes se asoman al Estrecho, conquistan la población y luego saltan sobre la península. Alcanza entonces nuestra medina sus mejores momentos, conviviendo con la avanzada sociedad islámica, comunidades judías y cristianas, esta última formada por mercaderes aragoneses, marselleses, genoveses...; ambas tenían su residencia en arrabales y fondaqs en los cuales comerciaban y practicaban su religión pacíficamente y sin ostentación.
Se sabe que los almohades no siempre fueron tan tolerantes. En ocasiones perseguían a los judíos, a los que confinaban en mellahs, y se producían casos de martirio de misioneros franciscanos, como los dos efectuados en Marraquech en 1219 y 1232, y el de San Daniel Fassanella y sus compañeros en la Ceuta de 1227, por lo que años después serían proclamados Patronos de la Ciudad.
El mandato almohade fue, sin duda, de los más revueltos, sometiéndose Ceuta en 1231 al Rey de Murcia, interviniendo a su favor una escuadra de Génova denominada de los Calcurinis y volviendo a declararse Señoría Independiente entre 1232 y 1237. Después de una corta transición, se hacen con el control local los azafíes, a quienes los encontramos alineados, ora con los benimerines –el sur– ora con los nazaríes –el norte– y teniendo como fiel de la balanza los pactos que con unos y con otros hacen y deshacen los monarcas aragoneses del siglo XIII y XIV.
La imagen de ciudad cosmopolita de los almohades dejará paso a otra, culta y refinada, descrita con entusiasmo por el último cronista local meriní: Al-Ansari. Sin embargo, el declive político y dinástico la arrastrará en su caída siendo incapaz de resistir el ataque lusitano y dando a los conquistadores una visión de urbe decadente, mal poblada y mucho peor defendida, cuyo estado mostraron los espías lusos en la preparación de la conquista, corroboraron en su ataque los asaltantes y ofrecen los grabados de la época en sus representaciones.
De forma similar a como se produjo la invasión islámica, de sur a norte del Estrecho, y se repitió una y otra vez durante setecientos años, la reconquista ibérica vuelve a salvar el vestíbulo del Mediterráneo, ahora de norte a sur, y se toma Ceuta, de la mano de Portugal.
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Biografía insólita de francisco de Aldana
En 1567 se traslada a los Países Bajos a las órdenes del Duque de Alba y desde allí viajó por primera vez en su vida a Castilla y al Mediterráneo a las órdenes de Don Juan de Austria. En 1572, sin embargo una serie de derrotas militares y una herida en su pierna le obligan a volver a España. En la corte, gracias a la ayuda del Duque de Alba, es presentado al rey Felipe II, el cual, conocedor de su valor, le encomienda una misión secreta consistente en recorrer el Norte de África para conocer las auténticas fuerzas del sultán de Marruecos. Su misión es un éxito, regresando con valiosa información que desaconseja el ataque.
Sin embargo, por aquellos años, en Portugal, el soberano Don Sebastián soñaba con iniciar una cruzada contra tierras marroquíes, y aunque todo apuntaba a que era una locura, nadie podía hacerle desistir de su proyecto, ya que se consideraba "el capitán de Dios". Felipe II, tío de Don Sebastián decidió enviar a Aldana a Portugal con el fin de convencer a su sobrino de lo temerario de su plan. Contra todo pronóstico, y gracias al enorme poder de convicción del rey Portugués, el mismo Aldana fue convencido de lo heroico de dicho plan, pasando a apoyar la invasión.
Después de muchos contratiempos, la expedición partió de Lisboa, rumbo a Ceuta, por aquel entonces bajo dominio Portugués. A pesar de la presencia de buenos militares, se intuía una tragedia, ni la preparación, si el número de tropas, ni el avituallamiento hacía presagiar nada bueno. En más de una ocasión Aldana estuvo a punto de abandonar, si no lo hizo fue por su amistad personal hacia el Rey. El desastre ocurrió el 4 de agosto de 1578, cuando los ejércitos se enfrentaron en la llanura de Alcazarquivir, con la derrota aplastante del ejercito Portugués. El desastre fue completo debido a la desaparición del rey Don Sebastián, cuyo cuerpo jamás fue encontrado, dando lugar a la leyenda de su posible regreso. Sobre Aldana, sabemos por testigo que se batió junto al rey, luchando con valor, sin embargo, cuenta la leyenda que una vez muerto su caballo, el rey le preguntó porqué no tomaba uno, respondiendo Aldana:
- Señor, ya no es tiempo sino de morir, aunque sea a pie¡¡.
Lanzándose a continuación contra los enemigos que les rodeaban, muriendo allí mismo. A Don Sebastián le sobrevivió su leyenda, al capitán Aldana le sobrevivieron sus versos, llenos de pasión, de amargura y contradicción, los sentimientos de un soldado que se permitió soñar.
Ceuta, 1909 donativo de una mezquita
Fuga de Ceuta en día de cumpleaños
El 28 de abril de 1852 el patriota cienfueguero Juan O’Bourke y Palacios cumplió 25 años de edad, y para celebrarlos, se regaló su propia libertad.
Su fuga de la prisión de Ceuta, en la costa noroccidental africana la narraría, casi al final de sus días, al historiador Vidal Morales y Morales, quien incluyó en Iniciadores y primeros mártires de la Revolución Cubana, aquel episodio digno de ser novelado.
Participante en la sublevación encabezada por Isidoro Armenteros en Trinidad y fracasada el 29 de julio de 1851, O’Bourke fue condenado a diez años de cárcel por un consejo de guerra reunido en la propia Tercera Villa.
El 2 de septiembre del mismo año, partió de La Habana rumbo a Vigo, Galicia, primera etapa del vía crucis que cumpliría a principios de noviembre en el castillo de Ceuta, quizá el más duro y cruel de los presidios españoles.
Juan recordaría la fecha en que salió por la boca del Morro habanero, porque el día anterior muy cerca de allí (en la explanada de La Punta) el gobierno del capitán general José Gutiérrez de la Concha había agarrotado al general Narciso López, recién capturado en Vueltabajo tras el fracaso de la expedición del “Creole”.
Acompañaban a Juanito O’Bourke a su entrada al castillo del Monte Hacho, sus compatriotas Ignacio de Belén Pérez, Alejo Iznaga Miranda, Néstor Cadalso y José María Rodríguez.
El coronel Carnicero, alcaide de la prisión ceutí, era de esos tipos empeñados en hacerle honor a su apellido. Primero, les aherrojó los tobillos con grilletes, e inconforme con la magnitud de la saña, terminó por acollararlos como a un quinteto de criminales comunes.
Transcurrieron más de cinco meses durante los cuales O’Bourke y su compañero Alejo Iznaga tramaron el plan de fuga, que incluiría además, entre otros, al revolucionario húngaro Louis Schlesinger, quien lució grados de mayor en el malogrado ejército expedicionario de Narciso López.
Los más variopintos personajes fueron entrando en la madeja del plan de evasión. Cuando el protagonista de esta historia se acercaba a Ceuta, ya llevaba en mente el nombre de José Machado, al cual suponía prisionero en aquel emplazamiento hispano.
De niño, alrededor de 1841 o 42, lo había conocido en Cienfuegos y quedó impresionado por aquel venezolano bravucón que terminaría condenado a diez años en Ceuta por un crimen relacionado con faldas, ocurrido en Santa Clara.
A partir de José y su hermano Domingo, con quien compartía cautiverio, se fue tejiendo la que condujo a un grupo de ocho hombres a bordo de bote de velas la tarde del vigesimoquinto cumpleaños de Juanito O’Bourke.
El destino de la travesía de la barcaza con rumbo a la libertad era el Peñón de Gibraltar, territorio español ocupado por Inglaterra desde 1704.
Tras varias peripecias, incluida la persecución de un guardacostas español que por suerte los había confundido con contrabandistas, los evadidos lograron llegar a las puertas de la gran roca mediterránea a las nueve de la noche, pero a esa hora ya estaba cerrado el acceso a la plaza.
Los prófugos abordaron un barco de bandera estadounidense, cuyo capitán estaba solo en cubierta y luego del susto inicial, terminó matándoles el hambre con pasta de carne salada y pan.
Al día siguiente, el cónsul del gobierno de Washington se apareció con la mala nueva de un tratado de extradición de presos fugados, firmado con Madrid. Pero su compatriota Mr. Gowen, dueño del barco donde habían recalado, alegó que aquella cubierta era territorio estadounidense y se comprometió a sufragar el viaje de los fugados a tierra más segura.
Así fue como logró embarcarlos en el vapor inglés Genoa, que tras ocho días de navegación los puso a buen recaudo en Liverpool.
Juan O’Bourke había nacido en Trinidad en 1827, pero tres años más tarde, su padre, un médico inglés de igual nombre, vino a residir en la villa que acababa de ser rebautizada como Cienfuegos.
Aquí recibió una esmerada educación y ya de adulto accedió al cargo de administrador del ingenio Carolina.
Durante largos años se desempeñó como contador del Ayuntamiento, cargo que ostentaba al morir el primer día de 1902.
El órgano legislativo local acordó entonces ponerle su nombre a la calle de San Fernando. Aunque el rebautizo, como muchos otros, no prendería en el hábito popular.
Septem Fratres
El origen del nombre de Ceuta puede remontarse a la designación dada por los romanos a los siete montes de la región, Septem Fratres. De Septem > Septɘ > Seuta > Ceuta.
En los años 80 y 90 del siglo XX Santa Catalina fue sepultada y unida a tierra firme, debido al desmesurado crecimiento de los desechos vertidos en el vertedero de la ciudad.
Monte Hacho.“El Facho”, en referencia al fuego que allì se encendia para alertar sobre la proximidad de enemigos.
Monte y yacimiento prehistorico de Benzú. Se encuentra en las inmediaciones de la Mujer Muerta.
La Cueva de La Cabililla de Benzú está situada junto a la frontera con Marruecos.
El Penal de Ceuta..ceuta y sus 7 montes
GENERAL ALFAU
Casa de los Dragones, Ceuta
Los seres alados vigilan el edificio desde el sólido tejado, para evitar que los intrusos se cuelen por el antiguo Casino Africano de la ciudad y roben alguno de los valiosísimos volúmenes con los que cuenta su biblioteca. Los dragones se muestran en actitud defensiva con sus alas abiertas, preparados para echar el vuelo en caso de que sea necesaria su intervención. Las esculturas, ausentes del tejado desde la época republicana, regresaron a su hábitat natural en el año 2006. El arquitecto ceutí Antonio Romero Vallejo fue quien tuvo el honor de devolver a las criaturas aladas a su emplazamiento original. En la fachada de esta casa tan peculiar aparecen grabadas las siglas de los arquitectos que levantaron el edificio, Cortina Pérez y los hermanos Cerni González. Al estar en pleno centro de la ciudad, los dragones contemplan desde su privilegiado balcón el bullicio de la gente que pasea por aquí.
Batallas en Ceuta de la Segunda Guerra Mundial
La actuación de los submarinos frente a los convoyes en el Atlántico norte fue nula en agosto de 1941: de los aproximadamente mil barcos que cruzaron el Océano en convoyes, sólo uno fue hundido (la corbeta Picotee el día 12, antes de que se levantara la prohibición de Hitler de atacar a los escoltas).
Mejor suerte tuvieron los submarinos en el Atlántico sur, (convoyes Gibraltar-Sierra Leona), donde hundieron el 10% de los 200 barcos integrantes de los convoyes. A partir de ese mes, comenzaron a salir de Reykjavik convoyes con destino a Rusia (Murmansk y Archangelsk). Para mayor dispersión de fuerzas, Hitler ordenó trasladar 6 SUBMARINOS U-Bote al Mediterráneo en apoyo de Rommel.
Los submarinos podían acogerse aún ocasionalmente a la hospitalidad hispánica, y así el U 564 y el U 204 (ambos VIIC, comandados por Reinhard Suhren y Walter Kell) repostaron en el Thalia (Cádiz) mientras se preparaban para atacar al convoy Home Gibraltar 75.
Los británicos, a pesar de saber por Enigma que los alemanes disponían en Algeciras de una red de espionaje que informaba sobre cada barco que entraba o salía de Gibraltar, usaban estas informaciones comedidamente: en este caso, retrasaron una semana la salida del convoy, lo que les permitió entretanto hundir a uno de los 6 U-Bote que se preparaban para atacarlo (precisamente el U 204, con toda su tripulación, el 19 de octubre). Un mes más tarde, prepararon una trampa consistente en un convoy (de barcos descargados) enviado hacia el este. Al picar el anzuelo, el U 433 (VIIC, OlzS Hans Ey) se convirtió en el primero de los submarinos alemanes que los aliados hundirían en el Mediterráneo, víctima de la corbeta Marigold (dotada de radar 271), que lo hundió en la madrugada del 17 de noviembre, 25 millas al este de Gibraltar y al sur de Fuengirola (36º 13’ N-04º 42’ E).
Mientras el capitán y el ingeniero jefe hundían el submarino que se movía en círculos, la tripulación saltaba al agua y la corbeta trataba de embestirlo (4 tripulantes desaparecieron, alguno probablemente alcanzado por fuego de la Marigold; dos nadando hacia las luces de un mercante que confundieron con tierra firme y otros los recogieron pesqueros de Ceuta(perla africana y otros)