Sin embargo, por tradición familiar, con tan solo 16 años comenzó su carrera en el ejercito. A los 20 años participó en la batalla de San Quintín, por cuya victoria Felipe II ordenaría construir el monasterio de San Lorenzo de El Escorial. Sin embargo, mientras estuvo en Italia, pudo dedicarse también a perfeccionar su otra pasión, la poesía, escribiendo obras de muy diverso tipo, entre ellas varias de amor cortes e incluso mundano, aunque sobresalga la temática religiosa propia de la época.
En 1567 se traslada a los Países Bajos a las órdenes del Duque de Alba y desde allí viajó por primera vez en su vida a Castilla y al Mediterráneo a las órdenes de Don Juan de Austria. En 1572, sin embargo una serie de derrotas militares y una herida en su pierna le obligan a volver a España. En la corte, gracias a la ayuda del Duque de Alba, es presentado al rey Felipe II, el cual, conocedor de su valor, le encomienda una misión secreta consistente en recorrer el Norte de África para conocer las auténticas fuerzas del sultán de Marruecos. Su misión es un éxito, regresando con valiosa información que desaconseja el ataque.
Sin embargo, por aquellos años, en Portugal, el soberano Don Sebastián soñaba con iniciar una cruzada contra tierras marroquíes, y aunque todo apuntaba a que era una locura, nadie podía hacerle desistir de su proyecto, ya que se consideraba "el capitán de Dios". Felipe II, tío de Don Sebastián decidió enviar a Aldana a Portugal con el fin de convencer a su sobrino de lo temerario de su plan. Contra todo pronóstico, y gracias al enorme poder de convicción del rey Portugués, el mismo Aldana fue convencido de lo heroico de dicho plan, pasando a apoyar la invasión.
Después de muchos contratiempos, la expedición partió de Lisboa, rumbo a Ceuta, por aquel entonces bajo dominio Portugués. A pesar de la presencia de buenos militares, se intuía una tragedia, ni la preparación, si el número de tropas, ni el avituallamiento hacía presagiar nada bueno. En más de una ocasión Aldana estuvo a punto de abandonar, si no lo hizo fue por su amistad personal hacia el Rey. El desastre ocurrió el 4 de agosto de 1578, cuando los ejércitos se enfrentaron en la llanura de Alcazarquivir, con la derrota aplastante del ejercito Portugués. El desastre fue completo debido a la desaparición del rey Don Sebastián, cuyo cuerpo jamás fue encontrado, dando lugar a la leyenda de su posible regreso. Sobre Aldana, sabemos por testigo que se batió junto al rey, luchando con valor, sin embargo, cuenta la leyenda que una vez muerto su caballo, el rey le preguntó porqué no tomaba uno, respondiendo Aldana:
- Señor, ya no es tiempo sino de morir, aunque sea a pie¡¡.
Lanzándose a continuación contra los enemigos que les rodeaban, muriendo allí mismo. A Don Sebastián le sobrevivió su leyenda, al capitán Aldana le sobrevivieron sus versos, llenos de pasión, de amargura y contradicción, los sentimientos de un soldado que se permitió soñar.
En 1567 se traslada a los Países Bajos a las órdenes del Duque de Alba y desde allí viajó por primera vez en su vida a Castilla y al Mediterráneo a las órdenes de Don Juan de Austria. En 1572, sin embargo una serie de derrotas militares y una herida en su pierna le obligan a volver a España. En la corte, gracias a la ayuda del Duque de Alba, es presentado al rey Felipe II, el cual, conocedor de su valor, le encomienda una misión secreta consistente en recorrer el Norte de África para conocer las auténticas fuerzas del sultán de Marruecos. Su misión es un éxito, regresando con valiosa información que desaconseja el ataque.
Sin embargo, por aquellos años, en Portugal, el soberano Don Sebastián soñaba con iniciar una cruzada contra tierras marroquíes, y aunque todo apuntaba a que era una locura, nadie podía hacerle desistir de su proyecto, ya que se consideraba "el capitán de Dios". Felipe II, tío de Don Sebastián decidió enviar a Aldana a Portugal con el fin de convencer a su sobrino de lo temerario de su plan. Contra todo pronóstico, y gracias al enorme poder de convicción del rey Portugués, el mismo Aldana fue convencido de lo heroico de dicho plan, pasando a apoyar la invasión.
Después de muchos contratiempos, la expedición partió de Lisboa, rumbo a Ceuta, por aquel entonces bajo dominio Portugués. A pesar de la presencia de buenos militares, se intuía una tragedia, ni la preparación, si el número de tropas, ni el avituallamiento hacía presagiar nada bueno. En más de una ocasión Aldana estuvo a punto de abandonar, si no lo hizo fue por su amistad personal hacia el Rey. El desastre ocurrió el 4 de agosto de 1578, cuando los ejércitos se enfrentaron en la llanura de Alcazarquivir, con la derrota aplastante del ejercito Portugués. El desastre fue completo debido a la desaparición del rey Don Sebastián, cuyo cuerpo jamás fue encontrado, dando lugar a la leyenda de su posible regreso. Sobre Aldana, sabemos por testigo que se batió junto al rey, luchando con valor, sin embargo, cuenta la leyenda que una vez muerto su caballo, el rey le preguntó porqué no tomaba uno, respondiendo Aldana:
- Señor, ya no es tiempo sino de morir, aunque sea a pie¡¡.
Lanzándose a continuación contra los enemigos que les rodeaban, muriendo allí mismo. A Don Sebastián le sobrevivió su leyenda, al capitán Aldana le sobrevivieron sus versos, llenos de pasión, de amargura y contradicción, los sentimientos de un soldado que se permitió soñar.