
En el 429 los vándalos, al mando de Genserico, pasaron al Magreb en ayuda del conde Bonifacio, prefecto de África y enfrentado al gobierno de Roma. Algunas fuentes hablan de la destrucción total de Ceuta por parte de este pueblo germánico, mientras que otras admiten la existencia de algún tipo de comunidad cristiana persistente en la ciudad una vez que esta fue abandonada por los vándalos. Mientras tanto, los visigodos invadían la Península arrinconando a los suevos en el Noroeste y estableciendo su capital en Toledo. Por otro lado, el emperador bizantino, Justiniano, encargó a su general Belisario la conquista de parte de la África septentrional. Por consiguiente desde 534 hasta el siglo VII, Ceuta fue bizantina con el nombre de Septon. Para asegurar su defensa frente a los visigodos, la ciudad bizantina fue fortificada y convertida en el principal punto de observación de la costa Hispana. A la fortificación siguió un proceso de urbanización, cuyo principal ejemplo fue el templo levantado a la Virgen en su advocación de Madre de Dios (Theotokos) en el sitio donde se encuentra la actual catedral. A partir del 552 las tropas imperiales iniciaron, seguramente desde Ceuta, la invasión de la parte meridional de la península Ibérica.
POR CEUTA EN LA HISTORIA