EDITOR

EDITOR

lunes, 16 de enero de 2017

CIVITAS ROMANORUM

Fotografias de antiguas murallas y calzadas romanas
encontradas en las excavasiones de la futura Gran Via

http://www.fotolog.com/paradisiacco/65011256/




Solar mágico y cambiante donde, andando las centurias, entre el fragor de luchas y combates, se suceden Hércules y Gerion, Atlante, Ulises y Calipso, los cartaginenses Amílcar y Aníbal con sus tropeles de elefantes, las poderosas legiones romanas, las hordas de Genserico, Belisario, el alud sarraceno, el Conde don Julián y la bella Florinda –mezclados de nuevo historia y leyenda-. Abdal-Rahman III y Almanzor en la época de la Ceuta cordobesa y califal, Edrisís, el ceutí inquieto, sabio y viajero, y don Juan I, don Enrique El Navegante y don Pedro de Meneses en la dorada etapa de Portugal.

No faltan mártires, como los propios Patronos de la ciudad, ni tampoco santos: San Daniel, San Juan de Dios y Santa Beatriz de Silva; un gran poeta Camoens; dos valerosas mujeres Isabel Cabral y Agustina de Aragón, y un héroe, entre otros muchos Jacinto Ruiz de Mendoza.

Así es la historia de Ceuta, una mezcla apasionante de dioses legendarios, de ciclopes y titanes, de santos, héroes y mártires, de guerreros y visionarios.

De este modo, y el vaivén de las diversas influencias y dominaciones, Ceuta va realizando su andadura y conformando su perfil topográfico y ciudadano.

En los años inmediatos al nacimiento de Cristo, el Emperador Augusto concede a los moradores de Ceuta el derecho de ciudadanos romanos, y la ciudad recibe el titulo de “Civitas Romanorum”. 

A su amparo, se establecen en Ceuta numerosos patricios y caballeros romanos, construyendo templos y mansiones; engrandeciendo la ciudad, que durante cuatro siglos queda vinculada a la Provincia o Convento Jurídico de Cádiz.