EDITOR

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domingo, 7 de enero de 2018

El último vuelo del Halifax DT-586

El ceutí Luis Oliva Maldonado descubre la historia del aeroplano que se estrelló en Ceuta durante la Segunda Guerra Mundial, 

Cristina Rojo


El 28 de enero de 1943 un avión con 7 tripulantes procedente de Gibraltar con destino Oriente Próximo se estrellaba en Ceuta. Todas las personas que se encontraban en el bombardero fallecieron, eran aviadores que voluntariamente se habían alistado con el bando aliado en la II Guerra Mundial procedentes de varios países integrantes de la Commonwealth. Los soldados fueron enterrados en Ceuta en el cementerio de Santa Catalina. Poco más se habló del tema hasta que, cincuenta y cinco años después, el grupo de lápidas con inscripciones en inglés llamó la atención de un funcionario de la administración de justicia de Ceuta, Luis Oliva. Una situación personal emocionalmente más sensible de lo habitual y una curiosidad “infinita” le llevaron a desarrollar una investigación gracias a la cual el ceutí ha podido atar casi todos los cabos sueltos de aquel accidente.“Supongo que lo que me pasó a mí le podía haber pasado a mucha gente- dice Oliva-, sentí curiosidad al ver los nombres extranjeros en el cementerio y empecé a hacerme preguntas. Empecé a tirar de la madeja poco a poco y cuando me quise dar cuenta me había pasado casi seis años buscando las piezas de un puzzle que ni si quiera sabía si podría reconstruir y para el que no tenía ningún tipo de guión, lo iba formando a ciegas”, dice. “No sé si hay procedimientos para hacer una investigación como esta, pero como era algo que surgía de un interés personal y no un trabajo, podía pasarme todo el tiempo que quisiera buscando Lo primero que hizo fue preguntar al responsable del cementerio y acudir al registro civil para buscar las partidas de defunción, después pasó a la hemeroteca y allí encontró una breve nota sobre el accidente. La información local sobre el evento terminaba prácticamente ahí, todo lo demás tuvo que buscarlo en archivos nacionales y extranjeros, pero Oliva no se detuvo. Con muchísima paciencia y, pagando todos los costes de su bolsillo, contrató a una licenciada en biblioteconomía y documentación que buscaba para él archivos relacionados con el suceso en Madrid, y poco a poco empezó a reunir material. “En el Archivo histórico del ejército del aire en Madrid solo encontré dos papeles y curiosamente no los encontró la persona que contraté”. Pasaba el tiempo y Oliva comenzó a buscar en los países de origen de los tripulantes del Handley Page Halifax DT586, el piloto neozelandés, y los tripulantes: dos canadienses y cuatro británicos. Para aquel entonces la investigación se había convertido ya en algo personal, sobre todo a partir del momento en el que comenzó a contactar con familiares directos de los integrantes...MÁS