Mi padre por: Africa Puente Cristo (una mujer de Ceuta)
Le gustaba tocar el acordeón, los tangos, el rioja y los voraces de trasmallo. Las mujeres “entraditas en carnes”, ir a pescar, los jilgueros, los libros, los tebeos y las viñetas de Pepe Caballa. .
Me enseñó a leer, a rezar y a ser fiel a mis ideas.
Jamás hablaba de política, pero renunció a un buen puesto en Tabacalera por no querer vestir el uniforme de falange. Siempre votaba en secreto, tenía miedo por mi cuando yo hablaba en alto diciendo que era de izquierdas… su juventud la vivió con una guerra fraticida, la posguerra lo llenó de miedos y de hambre.
La polio lo dejó cojo con seis meses , pero jamás le importó, no fue ningún problema, se casó con la que quiso porque pudo casarse con cualquiera, siempre tuvo labia y unos ojos sorprendentemente verdes para tener mujeres a su lado.
Me contaba cuentos, me hablaba de historias antiguas de Ceuta, de su Ceuta, la Ceuta de sus bisabuelos…de la República, del Vicentino, aquel café antiguo vetado por entonces a los obreros; de los Carnavales antes del 36… de la Marina donde nació , los barcos, los pescaderos ambulantes y del café con churros del Campanero.
Tenía un kiosco que la gente llamaba carrillo, que es un referente para los taxistas y donde le van a dar una calle con su nombre. Un día me dijo que allí fue feliz.
Se fue el 31 de julio, dejándome más sola nuevamente, se fue con noventa años, dormido en su cama con la mujer que amaba.
Yo lo quería terriblemente y él a mi.
Ahora descansa con sus padres y su hermana, en Ceuta.........MÁS