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lunes, 24 de marzo de 2025

La ceutí África de las Heras agente del KGB en la S.G. MUNDIAL


Por: Ceuta Dgital
Fuente: El Faro de Ceuta
El nuevo libro sobre la espía ceutí África de las Heras, escrito por el periodista Javier Juárez, “Patria. Una española en el KGB", se presentará esta noche en el salón de actos del Palacio Autonómico, con la presencia de su autor. El libro está editado por Debate. La obra narra su vida, qué tras militar en el PSOE y el PSUC fue captada por el servicio de información soviético (NKVD) durante la Guerra Civil española.
África de las Heras estuvo implicada en el asesinato de Trotsky, participó como guerrillera en la URSS durante la Segunda Guerra Mundial, y fue una decisiva agente del KGB durante la guerra fría en Latinomérica. Alcanzó el grado de coronel del KGB y está considerada una figura legendaria de los servicios de inteligencia de la extinta Unión Soviética.
Murió en 1988 y está enterrada en Moscú. En marzo de 2008 se ha cumplido el vigésimo aniversario de su fallecimiento. África de las Heras fue la espía española más activa al servicio de Moscú durante cerca de medio siglo. María Pávlovna, María de la Sierra, Ivonne, Znoi, Patricia y Patria son algunos de los nombres que utilizó. Esta espía ceutí obtuvo numerosas condecoraciones de la URSS.

La vida de África de las Heras, nacida hace casi un siglo en Ceuta y fallecida hace dos décadas en Moscú, estuvo rodeada de misterio. A Patria, seudónimo con el que África firmó sus informes cifrados a Moscú después de la II Guerra Mundial, parecían gustarle los mitos e inexactitudes. Por ejemplo, lo explica su autor, en Rusia se decía que era hija del general Manuel de las Heras. Quizá le parecía más interesante y romántico hacerse pasar por la hija de su tío, muerto en diciembre de 1930 a consecuencia de las heridas de bala que recibió cuando se enfrentó a los sublevados republicanos de Jaca. En 1956, Moscú envía a un nuevo jefe de espionaje para la zona, al qué África va a esperar a Buenos Aires.
Ese mismo año, en aras del trabajo conjunto en favor de la URSS, se casará con él.
Se trataba de Valentino Marchetti, en realidad Giovanni Antonio Bertoni, un italiano que huyó a la URSS en 1925 y volvió a Italia en 1944 para organizar una red de espionaje. Aunque en Moscú sostienen que, a pesar de ser un matrimonio de conveniencia, tuvieron una feliz vida familiar. Tras fallecer su marido, regresó aparentemente a Moscú en el otoño de 1967, pero salió al extranjero al menos en tres oportunidades más –en dos ocasiones, a Uruguay–, y el fin de su carrera como espía coincidió con el comienzo de su labor como instructora de agentes, en 1971, aunque permaneció en el KGB hasta 1985.

África de las Heras había nacido en la calle Soberanía Nacional (hoy calle Real) el 27 de abril de 1909. No sabemos exactamente cuándo se marchó de Ceuta, pero según algunos testimonios como el de Santiago Carrillo ella participó en la preparación de la huelga general de octubre de 1934 en Asturias.

Durante la II Guerra Mundial, terminó unos cursos de radio y sirvió en un destacamento guerrillero donde le entregaron dos granadas, una pistola y un puñal: si corría peligro de ser tomada prisionera debía utilizar las granadas para destruir el radiotransmisor y el libro de claves antes de suicidarse. Lanzada en paracaídas, actuó en la retaguardia alemana a partir de mayo de 1942. Tras sus hazañas de guerra, en 1944 regresó a Moscú e ingreso en uno de los destacamentos del Comisariado de Seguridad de la URSS.

A finales de enero de 1946 pasa en automóvil de Berlín a París, donde se establece haciéndose pasar por refugiada. Un año después cruza la frontera franco-española, pero entonces Moscú decide enviarla a Uruguay, hacia donde parte en diciembre de 1948 y donde se establece como modista para no levantar recelos. Un año más tarde de su llegada se casa con el escritor uruguayo Felisberto Hernández. El matrimonio duró tres años hasta que se divorciaron. Luego se volvió a casar con un otro agente de la KGB, italiano, llamado Valentino Marchetti.

Ambos abrieron, como pantalla para sus actividades, una casa de compra y venta de antigüedades en el casco viejo de la ciudad de Montevideo. El Jefe del espionaje Vladimir Stanchenko confirmó la gran importancia de la ceutí en el entramado de la KGB al revelar, en julio de 1993, al diario El País que “después de la guerra, y hasta mediados de los años 70 fue responsable en Europa y América Latina de todo el entramado político.