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En 1917, mientras la mayor parte de Europa ardía en la hoguera de la I Guerra Mundial, los británicos consideraron seriamente ceder su más amado pedruscocambio de hacerse con la ciudad de Ceuta. ¿El motivo? Aparentemente, ganarse a España como aliado contra el kaiser Guillermo II. Y es que la posibilidad de atraer a la España neutral a la guerra contra Alemania, junto con las limitaciones militares de Gibraltar, hizo que una comisión británica sobre las variaciones territoriales de posguerra evaluase seriamente la permuta de Gibraltar por Ceuta, la otra columna de Hércules.
Y es, ya antes de que la guerra mundial estallase la Comisión de Defensa Imperialhabía afirmado que Gibraltar era militarmente indefendible. En pleno 1917, con el auge de los zeppelines y los aviones de bombardeo, la caliza y la pizarra de que está compuesto el Peñón parecían muy vulnerables a las poderosas bombas y proyectiles del siglo XX.
Ante las preocupaciones surgidas, se creó una pequeña comisión formada por representantes del Almirantazgo, la Oficina de Guerra y la Oficina del Exterior, para examinar la cuestión de Gibraltar.
¿Aceptamos Gibraltar como animal de compañía?
El embajador español en Londres había insinuado que
España podría aceptar declarar la guerra a las Potencias Centrales si se le cedían Gibraltar y
Tánger y se le daba
“libertad de acción en Portugal”, Además,
Primo de Rivera, entonces gobernador militar del Campo de Gibraltar, había sugerido francamente en un discurso la permuta de Gibraltar por Ceuta, tal y como explica
Bullit Lowry en ‘
El indefendible Peñón: Inglaterra y la permuta de Gibraltar por Ceuta, de 1917 a 1919′.España, de hecho tenía
buenas razones para aprobar tal permuta, no sólo por su reivindicación histórica de Gibraltar, sino también como forma de
liberarse de la insurrección en Marruecos, que hacía difícil guarnecer Ceuta. Pero los africanistas, como comentó hace años en
una ponencia Carlos Rontomé, profesor de Ciencias Políticas y Sociología de la UNED, estaban en contra.
“Francisco Franco, a la postre dictador de España, mantuvo disputas con Primo de Rivera, llegando incluso a amenazar con la rebelión”
¿Caballas o Llanitos?
Gibraltar era pequeño, con medios limitados, en particular, aeródromos, y toda una bicoca para la artillería española, que podía hacer fuego contra él casi a quemarropa. El puerto, aunque guarecía del reinante viento del Este, tenía sólo 123 hectáreas de fondeadero, poca cosa en tiempos de guerra. Ceuta, en cambio tras los trabajos necesarios, podía albergar un puerto y un aeródromo superiores a los de Gibraltar. En cuanto a cuestiones de política internacional, la Oficina de Exteriores británica hizo circular un memorándum sobre si sería útil para Inglaterra que España entrase en la guerra contra las Potencias Centrales(Alemania, Austria-Hungría, Imperio Otomano y Bulgaria). Concluía que si Inglaterra y sus aliados ganaban la guerra, España entraría forzosamente en su esfera de influencia y que, por el momento, serviría más a los intereses ingleses la neutralidad de España. Además, se esperaba que los franceses no se tomasen bien la instalación de una base británica al norte de Marruecos.
El Almirantazgo británico en otro informe, insistía en la protección que ofrecía Gibraltar contra el levante, que soplaba “ciento sesenta y seis días al año”. Según la Marina, ningún puerto africano ofrecía semejante protección y “ningún puerto que pueda construirse nunca en Ceuta o en sus proximidades puede representar un fondeadero tan bueno como Gibraltar”.
Muelles de Gibraltar, 1917.
¡Ceuta, inglesa!
Sin embargo, el director de Operaciones Militares de la Oficina de Guerra, general P. P. de B. Radcliffe, trataba extensamente de Gibraltar en un documento sobre la futura política militar inglesa que terminó el 19 de noviembre de 1918, poco después del armisticio con Alemania. Sin más explicaciones, Radclifferecomendaba cambiar Gibraltar por Ceuta u otro puerto norteafricano.
¿Por qué Radcliffe prefería que la bandera de la Union Jack ondease sobre el monte Hacho antes que en el Peñón? Argumentaba que Inglaterra utilizaba Gibraltar para fines navales: como estación de aprovisionamiento, como puerto y como base para el dominio del Estrecho. Según su criterio, estos fines podían conseguirse también en Ceuta, que además no podía ser bombardeada por artillería tan fácilmente como el Peñón. Y, más importante, mientras Inglaterra tuviese el dominio del mar, sería más difícil que alguna potencia enemiga transportase las tropas y los aprovisionamientos necesarios para montar una operación terrestre contra una fortaleza africana que contra Gibraltar. “Si España es hostil, el puerto de Gibraltar es indefendible. Una base en Ceuta, ocupando un campo extenso a su alrededor, será siempre más defendible que Gibraltar”.
Otra institución militar británica que mostró su preferencia por Ceuta fue el Ministerio del Aire. Su responsable afirmo que el Peñón, por su poca extensión, era especialmente vulnerable a un ataque aéreo y tenía pocas ventajas para crear bases de aviación en comparación con Ceuta.
Ceuta a principios del siglo XX.
Se acabó la discusión…
Arthur Balfour, Ministro de Asuntos Exteriores, consideró que tal intercambio sólo estaría justificado si los asesores militares y navales estuvieran totalmente de acuerdo. Temeroso durante un tiempo de que España siguiese los pasos de Rusia (en cuyo caso, controlar Ceuta sería más interesante), una vez calmados los temores sobre la posibilidad de una revolución en nuestro país, se negó a presentar el tema en la Conferencia de Paz de París. El propósito de la reunión internacional en la capital francesa era establecer los términos de la paz después de la Primera Guerra Mundial.
Un último coletazo
Para junio de 1926 la idea había sido bien abandonada por los ingleses, pero entonces
España la adoptó de forma independiente. Sir
Austen Chamberlaininformó entonces al gobierno de su Graciosa Majestad que el rey
Alfonso XIII le planteó a un agregado militar su deseo de
un intercambio de Gibraltar por Ceuta, y el de que Tánger fuera entregada a España. Sir Austen, según
Gibraltar Chronicle, declaró que
“ninguna de las dos propuestas era viable”.
En otro orden de cosas: