PACO SÁNCHEZ MONTOYA
Eugenio Amador Mayano, fue deportado el 27 de enero de 1941 al campo de concentración de Matauthasen, nació el 6 de enero de 1906. Tras su detención estuvo en la XI-B Fallingbostel, con el número de prisionero 6835. Fue ejecutado el 13 de marzo de 1942. El otro ceutí Enrique Mateo, nació el 21 de marzo de 1926, ingreso en la prisión de Compiègne, el 2 de julio de 1944, siendo deportado al campo de concentración de Dachau tres días después, tenía el número 77.972, tras el fin de la guerra fue liberado, el 8 de mayo de 1945 se puso fin, con la derrota de la Alemania nazi, a la Segunda Guerra Mundial.
Estos ceutíes, seguramente contribuyeron a la defensa de Francia contra la Alemania nazi. La derrota francesa llevó a miles de ellos a caer prisioneros del III Reich; conocieron posteriormente un régimen inhumano que les llevó a la muerte a la mayoría de ellos. A partir de agosto de 1940 llegaron los primeros detenidos españoles a Austria y hasta octubre de 1941 todos los transportes de detenidos españoles se dirigían a Mauthausen.
Entre los años 1940 y 1945, el régimen nacionalsocialista encerró a más de 15.000 republicanos españoles en campos de concentración. Alrededor de 7.200 fueron a parar al campo de Mauthausen, en Austria, cerca de Linz: en 1941 representaban el 60 por 100 de sus presos y por esta razón todavía hoy se conoce como “el campo de los españoles”. En torno a 4.800 españoles murieron allí asesinados; unos 2.400 resistieron hasta el final de la guerra. Hoy apenas quedan unos pocos supervivientes de esta tragedia.
En este aniversario de la liberación de Mauthausen, en la que desempeñaron una función esencial los republicanos españoles: cuando los aliados llegaron al campo de concentración, fueron recibidos con la siguiente pancarta: “Los españoles antifascistas saludan a las fuerzas libertadoras”.
Muchos años atrás, tras la lectura del parte oficial con la terminación de la Guerra Civil española, el 1º de abril de 1939, en realidad, la contienda no terminó para todos. Una enorme cantidad de españoles, entre ellos muchos ceutíes, combatientes o no, se tuvieron que marchar de aquella España, en la que no tenían sitio.
Una gran mayoría se instalaron en Francia; pero sobre ellos, poco más de un año después, se precipitó otro conflicto bélico que complicó más su ya de por sí difícil situación: la invasión alemana de Francia.
El Holocausto fue una divisoria de aguas en la historia de la humanidad. Es muy importante que el mundo moderno comprenda este genocidio contra el ser humano. Cualquiera que sea nuestra identidad o el lugar donde residamos, el conocimiento de este suceso de alcance universal puede ayudar a que todos iniciemos un análisis crítico de las raíces del genocidio y la necesidad de proteger la paz y los derechos humanos, con miras a prevenir la repetición de esas atrocidades. El Ministerio de Cultura español y las asociaciones de víctima del nazismo están realizando una gran labor de documentación.