EL ESPEJISMO DE LOS CASTILLEJOS ..por: sapiens.ya.com
.- La España de Isabel II, que había estado a punto de entrar en la guerra de Crimea, no se resignó a verse apartada de los asuntos internacionales. Francia, su máxima rival en el Mediterráneo, se había apoderado de Argelia en 1830 y a ello se sumaba la crónica debilidad de la flota para sostener la libertad de navegación en la costa norte de Marruecos, sujeta a las correrías de los piratas gomaríes y rifeños.
Así que, cuando las turbas de Anyera derribaron las banderas españolas en las obras de ampliación del bastión de Santa Clara, en el campo exterior de Ceuta, la noche del 10 al 11 de agosto de 1859, el Gobierno lo consideró una provocación suficiente para ir guerrear contra el moro. Eran los tiempos de la Unión Liberal de O´Donnell y el país entero se adhirió al empeño bélico con una alegría solidaria -participaron, incluso, tropas vascas, exentas de recluta militar- como sacrificada. Hasta autores de renombre como Pedro Antonio de Alarcón ayudaron en esa gran movilización nacional contra la morisma, y buscando una constante expansión hacia el Mediodía.
Para afrontar la campaña, que sería, sin duda, las mejor de todas sus aventuras marroquíes, España puso en movimiento un ejército reducido -163 jefes, 1.599 oficiales, 33.288 infantes y 2.947 jinetes, apoyados por 74 cañones-, pero lleno de moral y bien dirigido por los generales más prestigiosos: Alcalá Galiano, Echagüe, el mismo O´Donnell,...
Esta miniguerra terminó gracias al arranque de otro jefe intrépido -Juan Prim en Los Castillejos, con sus voluntarios catalanes en la famosa carga "sin las mochilas"-, al entusiasmo y capacidad de sacrificio de la tropa -batallas de Wad-Ras y Tetuán- y a la superioridad incontestable de la artillería española.Tuvo un importante coste en vidas -7020 muertos, de ellos 4899 por enfermedad- y en fondos públicos -236 millones de reales-. Resultó rentable en lo político, pero muy cara en lo institucional y en lo militar: crearía el fatal espejismo de que se podía vencer a Marruecos en cualquier ocasión.
Consecuencia de la victoria española fue la Paz de Tetuán, firmada el 26 de abril de 1860. Por ella, España lograba la posesión del territorio de Ifni, que no ocuparía hasta 1934, y la ampliación del campo atrincherado de Melilla, determinada por el alcance de un proyectil de obús de 240 mm., es decir, 2.900 metros. El tiro y, por tanto, el campo atrincherado, no alcanzó las alturas del Monte Gurugú, que rodea Melilla. Las consecuencias trágicas de esto tendrían ocasión de comprobarlo los melillenses algunos años más tarde: en 1893, 1909 y 1921.