ARTICULO DE HOY

Construcción del Puente nuevo ceuta...ceuta y sus 7 montes

TUNEL DEL FERROCARRIL CEUTA


JOSÉ MARÍA VALERO, ÁRBITRO

José Mª Valero, vecino del Mixto

‘La fiebre del oro’: 20 años de una comparsa inolvidable

www.elquijotedelestrescho.com

Juanmi Armuña


Que 20 años no es nada, ya lo cantaba Carlos Gardel, menos aún para una comparsa cuya presentación, con los sones de la inmortal banda sonora de Nicola Piovani, aún seguimos tarareando.

Tras estrenarse a lo grande en el COAC gaditano con ‘La hora de los valientes’, alcanzando las semifinales, la mítica Comparsa del Mixto regresó al ‘templo de los ladrillos coloraos’ con ‘La fiebre del oro’, una comparsa cuya propuesta encandiló al aficionado. Incluso hay protagonistas de aquella agrupación que la sitúan, nada más y nada menos, por encima de los mosqueteros que retaron al gaditano por enamorar a su amada.

Fue el segundo año de la Comparsa del Mixto en su aventura gaditana, también el último en esta agrupación para buena parte de los componentes, incluso para su autor de letra, Valeriano Hoyos, y un año en el que el carnaval de Ceuta consiguió un importante logro: el primer premio en la modalidad de comparsas en el concurso de Algeciras, celebrado en el Teatro Florida.

Aunque algunos de los protagonistas de ‘La fiebre del oro’ la han recordado ya en ‘Charlas con el Quijote del Estrecho’, ahora nos cuentan más impresiones y anécdotas de esta inolvidable comparsa.


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Ceuta bajo los Austrias (1581-1640)


En agosto de 1578 el rey de Portugal don Sebastián murió en la batalla de Alcazarquivir, y la corona lusa pasó al infante Enrique, hombre mayor y sin posibilidades de tener herederos. Esta situación de precariedad en el poder dejó durante unos años desprotegidas las Plazas portuguesas en África, y entre ella Ceuta. El Infante don Enrique moriría pronto, exigiendo el trono portugués don Antonio Prior de Crato. Pero Felipe II, hijo de Carlos I y doña Isabel de Portugal, reivindicó también sus derechos. Finalmente el rey de España recibiría también la corona de Portugal en 1581. Esto significaba que los Austrias españoles iban a ser asimismo los dueños de todas las posesiones portuguesas incluida Ceuta.
Esta anexión de Portugal a la corona de los Habsburgo apenas va a influir en los ceutíes, ya que en los acuerdos establecidos entre Felipe II y la nobleza portuguesa constaba el absoluto respeto que el rey debía mostrar a la administración lusa. Sin embargo este acercamiento a Castilla va a permitir a los ceutíes una mayor protección y un mejor abastecimiento, sobre todo cuando a partir de la segunda década del siglo XVII entró en escena una nueva potencia, Inglaterra. Este país quería introducirse comercialmente en Marruecos, y para conseguir la amistad de su rey prestó ayuda a los magrebies en sus acciones contra Ceuta y las demás Plazas. Por este motivo empezaron allegar a Ceuta tropas castellanas para su defensa.

Phillis Wheatley, la madre de la literatura afroamericana.....CEUTA Y SUS 7 MONTES


 Nacida en África y vendida a una familia en Boston como sirvienta y doncella personal, Phillis Wheatley acabó convirtiéndose en la primera escritora afroamericana en publicar un libro en los Estados Unidos. Su vida nunca estuvo exenta de lucha y sufrimiento.

Carmen Matas

19 octubre, 2020...https://genteyold.com/

Hoy os traemos una de esas historias que nos encantan. Una de esas historias de grandes mujeres que, con todo en contra, supieron hacer historia. Hoy hablamos de Phillis Wheatley, primera escritora afroamericana en publicar un libro en los Estados Unidos. Hasta ahí no pareciera que hay nada demasiado excepcional. Pero es que Wheatley, que nació en 1753 en el territorio conocido hoy como Senegal, fue capturada a los siete años y enviada al continente americano, concretamente al puerto de Boston, donde fue vendida como esclava.

Aún así, su gran obra Poems on Various Subjects Religious and Moral –Poemas sobre varios asuntos, religiosos y morales– fue publicada en 1773, dos años antes de que comenzara la Guerra de Independencia de los Estados Unidos, y es vista como uno de los primeros ejemplos de la literatura de género afro. También es la segunda mujer en haber publicado un libro de poemas en el país estadounidense, después de Anne Bradstreet.

SU PRIMERA OBRA PUBLICADA ES VISTA COMO UNO DE LOS PRIMEROS EJEMPLOS DE LA LITERATURA DE GÉNERO AFRO.

Su nombre, Phillis, proviene del barco en el que fue transportada de África a América y su apellido, Wheatley, de John y Susanna Wheatley, la familia de comerciantes que decidió comprarla para convertirla en su sirvienta y doncella personal. Esta familia la convirtió inmediatamente al cristianismo y estaban especialmente interesados en que la chica recibiera una buena educación. De manera que, durante el primer año en su casa, Phillis recibió una formación basada en el estudio de la Biblia, los clásicos griegos y latinos y algunas grandes obras de la literatura británica. Asimismo, Phillis pudo también aprender conceptos básicos sobre astronomía y geografía. Pronto dominaría el inglés a la perfección y a los 14 años Wheatley comenzó a escribir poesía, publicando su primer poema en 1767 bajo el título A la Universidad de Cambridge, en Nueva Inglaterra. Nadie podía creerlo.


Más trabas por su condición de esclava
La publicación de Un poema elegíaco, sobre la muerte del célebre divino George Whitefield en 1770 le dio gran notoriedad. El prestigio de su pluma ganaba espacio y, desgraciadamente, eso tenía también consecuencias negativas. Los colonos de la zona se resistían a creer que una joven esclava pudiera ser la autora de tales escritos. De manera que en 1772, a punto de cumplir 20 años, Wheatley tuvo que defender su capacidad literaria ante la Corte de Boston.

A LOS 14 AÑOS WHEATLEY COMENZÓ A ESCRIBIR POESÍA.

Allí fue examinada por un grupo de intelectuales, entre los que se encontraban importantes comerciantes, reverendos y otras autoridades como el gobernador de Massachusetts, Thomas Hutchinson. Tras verse expuesta a tener que recitar textos de Virgilio y Milton y algunos pasajes de la Biblia, así como jurar que los poemas que había escrito no eran plagiados, el tribunal finalmente la aceptó: era mujer, era negra, era esclava, pero también era poeta.


Este hecho supuso el primer reconocimiento en la historia de los Estados Unidos de la igualdad intelectual entre blancos y negros. Esta fue la chispa que originó multitud de reivindicaciones que exigían el reconocimiento de los mismos derechos que, como personas, les correspondía a los ciudadanos de raza negra. ¿Te suena? Todavía hoy, en 2020, estas movilizaciones tienen que tener lugar, tanto en EE.UU. como en el resto del mundo. Y como prueba, el movimiento que ha sacudido todo el planeta este año: #BlackLivesMatter.

Comienza el reconocimiento
Pese al dictamen del tribunal, a Phillis se le negó sistemáticamente la publicación de sus obras en Norteamérica. Por eso, en 1773, con el apoyo financiero de la condesa inglesa de Huntingdon, Phillis viajó a Londres con el hijo de los Wheatley para publicar su primera colección de poemas, Poemas sobre varios asuntos, religiosos y morales.

A LOS 20 AÑOS TUVO QUE DEFENDER SU CAPACIDAD LITERARIA ANTE LA CORTE DE BOSTON.


Monumento conmemorativo en una avenida de Boston

Allí conoció a un número de notables personalidades como Benjamin Franklin, el conde de Darthmouth y el alcalde de Londres. Además, recibió una copia de Paradise Lost de John Milton, la traducción de Don Quijote de Smollett, y Selina Hastings, condesa de Huntingdon, famosa misionera abolicionista, le mostró su apoyo para que continuara publicando poemas. Ese mismo año Phillis Wheatley regresó a América, donde compró su libertad y finalmente pudo publicar su obra.

El mismo George Washington reconoció que admiraba la poesía de Wheatley, llegándose a referir a ella por su “gran genio poético”. Los poemas de la escritora se vieron muy influenciados por autores que ella había estudiado en profundidad, como Alexander Pope y Thomas Gray, siempre combinado con el orgullo por su herencia africana, muy evidente en sus poemas. La religión también fue una influencia clave y esto se ganó a los lectores protestantes, tanto en Estados Unidos, como en Inglaterra. Asimismo, esclavizadores y abolicionistas encontraban razones para leer sus poemas: los primeros para convencer a la población esclavizada de que se convirtiera al cristianismo, los segundos como prueba de las capacidades intelectuales de las personas de raza negra.

EL MISMO GEORGE WASHINGTON RECONOCIÓ QUE ADMIRABA LA POESÍA DE WHEATLEY.


Muñeca en homenaje a la escritora

Una vida difícil, a pesar de su talento
Lamentablemente, tras conseguir su libertad, la vida de Phillis no mejoró. La escritora sufrió una fuerte depresión tras la muerte de John y Susanna Wheatley, cabezas de la familia que la compró como esclava y que favorecieron su carrera como escritora. En 1778, Wheatley se casó con John Peters, un hombre negro libre de Boston con quien tuvo tres hijos, aunque ninguno sobrevivió.

Los esfuerzos por publicar un segundo libro de poemas fracasaron y, tras caer en la pobreza más absoluta, su marido la abandonó. Aun así, ella nunca se rindió. Empezó a trabajar como sirvienta y lavandera en una pensión, mientras seguía escribiendo poesía.

En diciembre de 1784, cuando tan solo tenía 31 años, Phillis Wheatley fallecía, dejando su impronta en la literatura estadounidense. Los talentos literarios y artísticos de Wheatley ayudaron a demostrar que los afroamericanos eran seres humanos igualmente capaces, talentosos e inteligentes. Los poemas que escribió Wheatley a lo largo de su vida han quedado para siempre marcados, como aquellos que rompieron las primeras barreras contra la desigualdad. Ella se fue pronto, por suerte nos quedaron sus versos:

Fue la gracia la que me trajo desde mi tierra pagana,

le enseñó a mi ignorante alma a entender

que hay un Dios, que hay un Salvador también:

Una vez no he buscado ni sabía de la redención.

Algunos ven a nuestra oscura raza con ojo desdeñoso,

“Su color es un hito diabólico.”

Recordad, cristianos, negros, tanto como Caín,

Podrán ser refinados, y unirse al angélico tren.


José Pedro Badía y la concepción utilitarista del presidio de Ceuta

  1.  |  | 07/12/2016

                                                                       http://elfarodeceuta.es


Cuando recientemente preparaba mi intervención en la casa de Ceuta en Barcelona, donde por cierto tuve la ocasión de comprobar el ceutilismo (perdonen ustedes la invención de este palabro) de que hacen gala nuestros paisanos de «Barcelona», con su presidente, Rafa Corral, a la cabeza, comenzaron a surgir de entre las sombras de la historia, nombres de familias de origen catalán que están en la mente de todos los caballas, y son suficientemente conocidos por su aportación a nuestra ciudad: el periodista Gisbert, la familia Huguet, los empresarios Casimiro Massoni Salsech, Mas, Carlos y Ricardo Borras; fotógrafos como Arbona o Vidal; o los clérigos como Agustín Coy, José Xiqués, Salvador Rof y Calaf, etc.
Desde un punto de vista cuantitativo la presencia de catalanes en Ceuta es sorprendentemente alta a partir del siglo XVIII. En concreto durante ese siglo, el 4,85% de la población de Ceuta procedía de Cataluña. Aunque puede parecer un guarismo bajo, hay que tener en cuenta de que la inmensa mayoría de los habitantes no autóctonos de Ceuta procedían de Andalucía, y que Cataluña, ocupaba el quinto puesto en cuanto a aportación poblacional. Este porcentaje se mantiene en los años subsiguientes del siglo XIX y XX, y solo disminuía a causa de la llegada de mayor número de andaluces, pero se mantenía alto el número absoluto de catalanes. Así, por ejemplo, a principios del siglo XX el porcentaje de catalanes descendió a alrededor del 2%, pero en términos absolutos la colonia catalana fue creciendo al socaire del desarrollo económico que experimentó Ceuta con la desaparición del presidio, la penetración de España en Marruecos y la construcción del puerto.
Pero junto a los personajes citados anteriormente encontramos otros, que procedentes de Cataluña llegaron a Ceuta en cumplimiento de obligaciones militares o mandatos, justos o no, de los tribunales civiles y militares. Algunos, como la familia de Luisa Sánchez de la Campa, permanecieron en Ceuta y aportaron su conocimiento y habilidades en beneficio de esta ciudad; otros, marcharon de ella una vez cumplida su condena pero se preocuparon por la mejora de la vida en Ceuta.
Eran frecuentes en la prensa catalana las alusiones a Ceuta como presidio, a donde desde el periódico la Guardia Nacional de 14 de diciembre de 1836, se animaba a los jueces a mandar no solo a los contrabandistas sino también a «algún señorón con su brillante traje… por robar las rentas de la patria».
Pero al mismo tiempo, no le era ajena a esa misma prensa catalana la preocupación por el estado de Ceuta. Ya en la temprana fecha de 1837, también el diario La Guardia Nacional decía, en referencia al aprovechamiento de esta ciudad:
«Se ha alegado que Ceuta no era en el día “para España sino un presidio costoso”. España tiene en su mano hacerlo muy productivo el día que quiera, cómo tal vez no está muy lejos, poniéndose en práctica medios económico-políticos que no están olvidados y que hasta ahora no pusieron en práctica los gobiernos absolutos».
Poco después, en 1841, se publicó por la Imprenta de Antonio Berdeguer, de Barcelona, un pequeño libro con el título de «El verdadero progreso aplicado a la reforma del presidio de Ceuta»; cuyo autor fue José Pedro Badía.
No tenemos muchos datos de este autor, pero sabemos que estuvo en nuestra ciudad como preso por motivos políticos durante la década ominosa, por su oposición al absolutismo de Fernando VII. Pudo ser enviado al presidio de Ceuta por Carlos de España, de Cominges, Conde de España, nacido en el Castillo de Ramefort (Francia) el 15 de agosto de 1775, y fallecido en  Orgaña, el 2 de febrero de 1839, por su propia partida de carlistas a los que se sumó tras la muerte en 1834 de Fernando VII.
Carlos de España fue un noble y militar francés al servicio de nuestro país, cuyo apellido fue españolizado por Fernando VII. Luchó contra el ejército napoleónico en la guerra de la Independencia, tras huir de la revolución francesa. Después formó parte de la camarilla de Fernando VII, quien le otorgaría el título de Conde de España. Fue también marqués de Espagne y barón de Ramefort en Francia, así como Grande de España. Durante el desempeño de su labor como capitán general de Cataluña llevó a cabo una fuerte represión contra los liberales desde la Ciudadela de Barcelona. Tal fue su crueldad, que le dieron el nombre de “Tigre de Cataluña”.
Su opúsculo, firmado el 15 de diciembre de 1841, era un proyecto de reforma para el presidio de Ceuta, que elevó a la regencia de Joaquín Baldomero Fernández-Espartero Álvarez de Toro, que es el verdadero nombre del regente conocido como Baldomero Espartero, quien ostentó la regencia desde 1840 a 1843. El autor confiaba en que Espartero atendiera a su proyecto como hombre que era del progresismo español. Hay no obstante que hacer la matización de que el progresismo de Espartero no era muy puro, y ni siquiera los miembros del partido Progresista lo consideraban uno de los suyos. No obstante, Badia en 1841, antes de que Espartero mandara bombardear Barcelona el 3 de diciembre de 1842, lo consideraba como adalid de la libertad. Añadía a este deseo el hecho de que sus ideas habían sido recogidas de su propia observación, como sujeto paciente del sistema penitenciario español del momento.
En el mismo año en que Badía publicaba su trabajo sobre Ceuta, en nuestra ciudad se producía el debate sobre su concepción como posesión de ultramar, que proponía el gobernador Rodríguez Vara, y la idea de su ayuntamiento de avanzar hacía una normalización de su reglamentación en conjunción con el resto de las ciudades españolas, aunque manteniendo sus fueros. La propuesta de José Pedro Badía, encajaría mejor con esta última concepción.
En su obra se advierte la adopción de las nuevas corrientes sociales sobre presidios, por las que al condenado no se le debía procurar una existencia atormentada, sino reconducir su conducta para una reinserción en la sociedad.
El modelo que propone está basado en lo que, según el propio Badía, se había hecho, y estaba haciendo, en el presidio de Barcelona. Compara los progresos hechos en la lucha obrera (aunque considera necesario mejorar las condiciones de vida de los trabajadores), con lo que se hacía en los penales, donde los presos, como describe en el de Ceuta, se veían hambrientos, cubiertos de andrajos y sumidos en el ocio que le conducía a la mayor de las depravaciones. Todo ello, continúa diciendo Badía, a pesar de que costaba al erario español cerca de un millón de reales al mes.
Propone, pues, que los presos de Ceuta, dotados de maquinarias suficientes, y con la adecuada enseñanza, se convirtieran en productores, revirtiendo en ellos el precio de su trabajo a modo de sueldo. De esa manera, dice, se conseguiría: hacer desaparecer de Ceuta la miseria y depravación; ahorrar al gobierno un gasto estéril y pernicioso; y devolver a la nación honrados y útiles ciudadanos.
La cuestión era que Ceuta en estas fechas de 1841, había dejado de ser un presidio en el sentido de plaza fuerte, donde la defensa del territorio y la función penal se conjugaban. Los avances en técnicas de defensa y el hecho probado de que la presencia de penados en Ceuta no era suficiente para esa defensa, siendo necesario redoblar los esfuerzos económicos con soldados de reemplazos y levas forzosas, dio pábulo a la aparición de nuevas teorías al respecto.
Se oyeron entonces voces solicitando aplicar a Ceuta la teoría del «utilitarismo penal», empleado tanto desde el punto de vista marxista, como una regulación de la fuerza de trabajo, según las teorías de Von Hentig o Michel Foucault; y humanista, que consistía en un lento camino hacía la humanización del reo. Desde mi punto de vista, cualquier utilización del reo como mano de obra, implica de por sí un uso economicista del mismo, la cuestión es saber si esa concepción era marxista (estado propietario de los medios de producción) o capitalista (participación de la propiedad privada en la producción del penal).
Podemos adelantar que en el proyecto de Badía no aparece ni una ni otra concepción, y aquí radica no solo la novedad de su propuesta, que ya de por sí es sobradamente interesante, sino el modo y manera en la que el catalán Badía, adopta la forma de capitalismo. Hay que tener en cuenta que, al fin y al cabo, era un hombre de negocios que participó en la constitución de empresas en Cataluña como “Vapores del Ebro”, establecida en 1842, y en la que participarían, en forma de «protectores», un buen número de políticos de la época.
Badía implementaba esta teoría en la creación de establecimientos industriales en Ceuta para hilar y tejer algodón, en especial artículos conocidos con el nombre de Lienzo Catalán, llamados en Cataluña, guineas, en los cuales se emplearía como obreros a los presidiarios. Durante los primeros años se fabricarían géneros de calidad baja y media, para producir los de mayor calidad cuando los presidiarios hubieran conseguido alcanzar un nivel adecuado de aprendizaje. En esos momentos incluso se podían producir pañuelos listados de diversos colores. El optimismo de Badía le llevaba a decir que Ceuta llegaría algún día a recibir algodón en rama, y a producir tanto el hilado, como el tejido, el blanqueo y la tintura.
Los empleados y trabajadores no presidiarios de estas industrias, serían pagados con los beneficios de las empresas. Los locales donde se instalarían, serían aquellas cuadras y cuarteles del presidio que el estado poseía, lo cual también abarataba los costes de producción. La materia prima sería llevada desde lugares cercanos, como por ejemplo, el algodón desde Motril, la sosa de Cartagena y algunos puntos de Andalucía, y las minas de esta última región, aportarían la energía necesaria para mover las máquinas. La producción sería distribuida a San Roque, Málaga, Jaén, Lorca y otros puntos cercanos, lugares donde al parecer eran apreciados esos Lienzos catalanes.
En la concepción del catalán, el estado sería el propietario de los medios de producción y, por ello recibiría la tercera parte de los beneficios para amortizar las maquinarias y reinvertir en otras nuevas. Otra tercera parte de la plusvalía productiva se reservaría al reo, para serle entregada una vez cumplida su condena, y que así pudiera tener una base sobre la que sustentar su recuperación económica y, por consiguiente, su inserción social. El inventor de este proyecto establece unos requisitos necesarios para que el reo pudiera cobrar esos emolumentos, tales como, obviamente, obtener la liberad y, además, informar del lugar en el que se iba a establecer y en qué actividad iba a invertirlos. Finalmente, y aquí radica la concepción burguesa de la propuesta, la ultima tercera parte sería para el Director «a titulo de indemnización para todos sus desvelos y gastos que le hayan ocasionado». Desconocemos cómo sería nombrado ese director, pero el hecho de que se llevara la tercera parte de los beneficios y se hablara en al proyecto de «gastos ocasionados», implica una aportación capitalista al mismo, representado en la persona del director.
Finalmente, no adelanta José Pedro Badía puntos esenciales como la instalación material del establecimiento, el reglamento disciplinar de los obreros, organización de las escuelas para el aprendizaje de los mismos, etc., puntos que deja para el momento en el que Espartero hubiera aprobado su proyecto.
Resulta difícil imaginar en estos momentos cuál pudiera haber sido el destino económico de Ceuta si estas ideas liberales se hubieran puesto en prácticas, pues el desarrollo de la industria textil era el pilar básico de la revolución industrial. Poniendo, sin embargo, los pies en el suelo, es posible aducir que Ceuta contaría solamente con mano de obra barata, careciendo de otros elementos necesarios para esta industria textil como, por ejemplo, el agua. La solución a este problema nos lo da Badía en su obra, pero implicaba un movimiento político y diplomático de envergadura. Consideraba que debía, y podía, aumentarse el perímetro de la ciudad para atender a las exigencias de agua, materias primas y espacio, a cambio de ceder a Marruecos el Peñón de Vélez de la Gomera, Alhucemas y Melilla. De esa manera Ceuta quedaría como única plaza española, pero con una entidad mucho mayor de la que tenía hasta entonces y con un desarrollo económico importante.
No cabe duda de que en esta concepción utilitarista del presidio de Badía, se aprecia el sentido emprendedor de los catalanes y su visión de elementos de desarrollo económico, allí donde van, aunque el motivo de estancia fuera el de cumplir una condena.
Ni que decir hay que esta propuesta cayó en saco roto. Muy posiblemente, la sublevación de Cataluña contra la imposición por Espartero de un arancel, menos proteccionista que antes, para el algodón, y el subsiguiente bombardeo de Barcelona, hizo que José Pedro Badía, abandonara sus sueños emprendedores sobre Ceuta, al ver la realidad de la política de la regencia. El final de la misma y el ascenso de los moderados al poder tras la forzada mayoría de edad de Isabel II, terminarían por sepultar los sueños de un presidiario catalán que quiso convertir a Ceuta en una ciudad industrial.

PRIMERA CRÓNICA EN CEUTA DE LA GUERRA DE ÁFRICA

ANTONIO DE ALARCÓN FUE PERIODISTA, POETA Y SOLDADO, CRONISTA OFICIAL DE LA GUERRA DE ÁFRICA


El poeta y escritor Pedro Antonio de Alarcón nació en Guadix (Granada), hijo de una familia acomodada
Con 20 años fue redimido del antiguo servicio militar obligatorio, supuestamente, como soldado de “cuota”, o pago de una determinada cantidad para que llamado a filas se librara de ir a la guerra. Aquel sistema de reclutamiento creo que fue tremendamente injusto, dado que suponía pagar para no tener que ir a morir; mientras que a quienes eran humildes de solemnidad no les quedaba más remedio de ir a la “mili” a servir de carne de cañón.
Pero el mismo Alarcón corregiría después tal injusticia alistándose voluntario con 26 años, como en adelante veremos.
Alarcón se marchó a Madrid a estudiar periodismo, en cuya capital frecuentaba círculos de la más alta sociedad. En la Universidad trabó muy buena amistad con el teniente general Antonio Ros de Olano, un catalán, que también estudiaba periodismo, aparte de haberse antes licenciado en Derecho y ser poeta romántico.
Y también Olano se hizo amigo íntimo del poeta de su mismo estilo romántico, el extremeño José Espronceda, de Almendralejo (Badajoz), quien escribió una extensísima oda de 200 páginas: “El Diablo del Mundo”, cuyo libro dedicó a Olano y éste, a su vez, se lo prologó.
Por cierto, que me voy a permitir hacer un inciso para poner de relieve un dato muy poco conocido sobre Espronceda que descubrí cuando investigaba sobre mi libro: “Mirandilla, sus tierras y sus gentes”, la historia de mi pueblo hasta entonces inédita, que me editó la Diputación de Badajos en 2005.
Y es que Esproceda vivió a temporadas en Mirandilla, en una finca de su propiedad sembrada de viñedos y olivos, dotada de vivienda rural, en el lugar allí conocido por Los Cerrajones. Los olivos todavía siguen sembrados, pero la casa debió ser derruida, y de los viñedos sólo quedan algunos retoños que las raíces de cepas de vez en cuando reproducen.
Tras haber finalizado ambos los estudios, el general Olano fue nombrado jefe del Tercer Cuerpo de Ejército de África que se estaba organizando en Málaga. Los marroquíes no dejaban de hostigar con duros ataques a Ceuta desde la kabila de Ányera, parapetados en el “Boquete”, desde donde la artillería marroquí lanzaba frecuentes y duros ataques, sin atender los insistentes requerimientos que se les hacían para que cesaran en las hostilidades o se adoptarían las consiguientes medidas defensivas y de represalia.
En vista de que no hicieron caso de las numerosas advertencias, continuando los ataques y las provocaciones, el 22-10-1859, España declaró la guerra a Marruecos. Los Cuerpos de Ejército Primero y Segundo ya estaban en el teatro de operaciones listos para entrar en combate
Isabel II había otorgado a Olano el título de Conde de la Almina de Ceuta
La amistad de Alarcón con el general Olano hizo que éste le convenciera para que participara con él en la contienda como corresponsal de guerra. Alarcón marchó de Madrid para Málaga el 30-10-1859, donde se estaba organizando el Tercer Cuerpo de Ejército que mandaría Olano y desde cuyo puerto partiría para Ceuta una Escuadra formada por 20 buques de guerra, mandada por Segundo Herrera.
También iban embarcados el general Marina y el propio Olano. En la ciudad malacitana, Alarcón se pertrechó comprando un caballo y contratando a un escudero ayudante, a modo de Don Quijote y Sancho, haciéndose de una espada y un revólver al cinto y demás pertrechos necesarios que tuvo que comprarse de su propio peculio por ser civil.
Por expreso deseo de Alarcón, el 22-11-1859 se alistó voluntario en el Ejército; en diciembre juró bandera, incorporándose entonces ya a la expedición mandada por Olano, como ordenanza suyo. Aquella guerra se afrontó con 40.000 militares españoles, la mitad de efectivos de nuestro actual Ejército.
Antes, en 1856, la reina Isabel II había honrado a Olano otorgándole el título de Conde de la Almina de Ceuta. Adelantando muy resumidamente el resultado de aquella guerra, veamos la crónica que Alarcón escribió: “El general Ros de Olano los dejó acercarse cuanto quisieron (a los marroquíes), sin inquietarse de sus alaridos, ni de las banderas que ondeaban ante nuestros ojos; pero luego los vio a distancia y apiñados (…), y mandó hacer fuego a la artillería.
Yo no he visto nunca puntería tan admirable”. Olano cayó enfermo de cólera y tuvo que curarse. Mientras duró su ausencia, Alarcón pasó a servir como ordenanza del general O`Donnell, se supone que bien recomendado por su compañero y paisano catalán, Olano.
En enero, ya recuperado éste de la enfermedad, se inició el avance hacia Tetuán. En una de las escaramuzas, el Tercer Cuerpo del Ejército mandado por Olano infringió una nueva derrota a los atacantes cerca del río llamado Guad-el-Jelú, y la reina volvió a concederle dos títulos más de nobleza: marqués de Guad-el-Jelú y Vizconde de Ros. En febrero las tropas españolas tomaron Tetuán. El sultán se vio obligado a retirarse a Wad-Ras. Allí fue definitivamente derrotado el 23 de marzo, viéndose obligado a pedir la paz”.
Pero vayamos a la primera crónica de Alarcón escrita desde Ceuta, en la que este artículo se centra. La expedición de Olano salió del puerto de Málaga el 11-12-1859. La escuadra estaba formada por 20 buques de guerra que zarparon de Málaga de noche y, tras atravesar el Estrecho de Gibraltar, llegaron el día 12 siguiente por la mañana a Ceuta. Aquí Alarcón comienza su primera crónica: “A la llegada lo primero que se divisa es el Monte Hacho, famoso presidio, recinto de expiación de la tristeza, visión de los insomnios de madres, esposas, hijas y de infelices penados.
Ceuta, dispuesta en escalones, graciosa y bella en su conjunto, rodeada de jardines y huertos, limpia y cuidada. Al otro lado de sus recias murallas, una verde pradera en la que pacían tranquilamente muchas vacas de la granja del Ejército.
En la ladera de una colina, tiendas de campaña, a lo largo un gran edificio y una bandera. Al fondo, el Boquete de Ányera, una serie de alturas, las montañas del Atlas, próximo a la sierra de Belliones. Al llegar a Ceuta, se hallaban acampados en sus calles 10.000 soldados, bandas de música y cornetas, camillas de enfermos, recuas enteras, acémilas cargadas de provisiones y víveres, fogones instalados en el suelo, donde el uno guisa, el otro parte leña, éste llega con agua, aquél se cose y se remienda, un boquete de fusiles en cada plaza, un caballo en cada reja, un vivac en cada puerta, por un lado equipajes, por otro cañones, una cama improvisada en cada rincón, allá otros cantan, éstos que juegan, aquéllos que se quejan, y cada cual atendiéndose a sí mismo, de su ropa, de su cama, de su casa, de sus animales, de las órdenes recibidas y de las que dan los cornetas, algunos poniéndose a escribir sobre una pila de balas, otros lavándose en medio de la calle, quien pensando en la Península y en el correo, quien los compañeros le esperan en el campamento a ver si muerto.
¡Oh, es el cuadro más vivo, más animado, más pintoresco que pueda imaginarse!. ¡Qué variedad de tipos, de caracteres, de dialectos, de uniformes!. El catalán irascible, el sosegado gallego, el locuaz andaluz, el serio castellano, el conciso y terminante aragonés.
Escribo estas líneas desde la Plaza de la Constitución de Ceuta
Eran las doce de la mañana y seguía esperando el desembarque de mi caballo para salir a reconocer el campo de Ceuta; cuando supe que los moros acababan de atacar el Cuerpo de Reserva, mandado por el general Prim. Este aviso muchos lo oyeron sin inmutarse; me impresionó a mí vivamente, que abandoné caballo, equipaje y almuerzo a merced de la casualidad y emprendí a pie el camino del Serrallo, deseoso de ver a los marroquíes y de presenciar una acción de guerra. Salí de Ceuta atravesando sus inexpugnables fortificaciones, sus anchos fosos, algunos de ellos henchidos de agua por el mar, y sus redobladas puertas acribilladas a balazos por las espingardas moras; y me encontré en el primer campamento, ocupado hoy por el Primer Cuerpo de Ejército, que se ha bajado a aquel punto a descansar de las duras fatigas con que inauguró esta campaña (…).
Allí, a las puertas de sus tiendas estaban tendidos, o entregados a inocentes juegos, o paseando pensativos con la compañía del inseparable cigarro, los héroes del día 25 de noviembre, los que habían sufrido el primer empuje de los moros y todas las inclemencias de los demás rigores del más deshecho temporal, los que habían soportado sin inclinar la cabeza todos los rigores de la guerra, todas las privaciones del despoblado y el azote implacable de la peste.
Yo los miré con amor y veneración; y, creyendo encontrar en sus filas el hueco de los que yacían en los vecinos bosques, les tributé el sufragio de mi religiosa pena. Luego pensé en sus enlutadas familias, que no verían ni tan siquiera la tumba de aquellas nobles prendas de casa, y mi corazón se afligió más de lo que es costumbre en estos lugares.
Remotos disparos me trajo una ráfaga de viento. Apresté el paso y llegué a las alturas del Otero, donde alcancé a ver lejos dos o tres líneas de humo a los alrededores en un bosque muy cerrado. Los secos estampidos de la pólvora menudeaban cada vez más.
La línea de combate abarcaría un frente de media legua, o sea, desde nuestro reducto más avanzado, que se llama Príncipe de Asturias (Barriada el Príncipe) hasta la misma orilla del mar. Es una lucha en que nuestro Ejercito pelea a cara descubierta, mientras que los enemigos combaten en el lugar que les parece mejor, siempre ocultos o parapetados, valiéndose de emboscadas y sorpresas, y aprovechándose de la retirada forzosa del anochecer para dejar sus guaridas y picarnos por la retaguardia.
Hoy los batallones de Prim han desalojado a los moros de los bosques en que habían estado parapetados todo el día, y han ocupado posiciones que conservaremos y que nos serán muy útiles para proteger la construcción del camino de Tetuán.
En este momento oigo decir que entre nuestros muertos figura el bizarro coronel Molins, de quien se cuenta que hace tres días, contemplando los inanimados restos de los cazadores que acababan de caer a su lado, exclamó lúgubremente: “¡Cuántos padres no volveremos a abrazar a nuestros hijos!”.
Terminemos por hoy. Escribo estas líneas desde la Plaza de la Constitución de Ceuta. Son las ocho de la noche. Ya ha acabado este grandioso e inolvidable día en que ha dado principio mi vida de soldado. La plaza está llena de hogueras, dos o tres músicas tocan retreta, y los soldados aplauden medio dormidos.
Yo tengo mi vivac en unas vigas del Parque de Ingenieros que he encontrado cerca de una pared. Sobre dos de ella he extendido al aire libre mi cama de campaña. De otra, está atado mi caballo, mareado todavía de las resultas de la navegación; otra me ha servido de mesa para cenar; las restantes han sido mi sofá, mi ropero y mi lavabo. Por lo demás, las estrellas y la luna decoran ya las azules cortinas de mi lecho. Buenas noches. ¡Ah, se me olvidaba!. En Ceuta los serenos dicen también: ¡Ave María Purísima”.
Aquella guerra, habiendo sido una gran victoria para España que restituyó la dignidad y el honor patrio de los españoles, se saldó con 4.040 españoles muertos, más 4.994 heridos.
Las cifras son la expresión más elocuente del mal que toda guerra representa, independientemente de que algunas sean justas, o no haya más remedio que hacerlas.
Cicerón ya dijo en su momento: ”Prefiero la paz más injusta, a la más justa de las guerras”. Cervantes, en El Quijote, que: “La paz es el mayor bien que se tiene en la vida, y que no es bien que hombres honrados sean verdugos de otros hombres”. Y Juan Pablo II: “La guerra es siempre una derrota de la humanidad”. Antonio Guerra

ESCUDO REAL DE ISABEL II




Placa de bronce situada en el mausoleo a los caídos en la Guerra de África de 1859-1860, situado en el centro de la plaza de África, puede contemplarse este escudo ovalado cuartelado de Castilla, León, Aragón y Navarra, entado de Granada y brochante sobre el todo un escusón de Anjou. Timbrado con corona real cerrada y puesto sobre una rama de palma y otra de mirto. Debajo lleva la siguiente inscripción: A LOS SOLDADOS ESPAÑOLES MUERTOS GLORIOSAMENTE EN LA GUERRA DE ÁFRICA 1859-1860. En recuerdo y homenaje de los más de cuatro mil muertos que costó este conflicto armado fue alzado un panteón, en cuya cripta reposan los restos de algunos de los combatientes caídos. En uno de los flancos puede verse este escudo debido, como los otros bronces del monumento, al artista sevillano Antonio Susillo. El mausoleo es obra del ingeniero militar D. José de la Madrid Ruiz y fue inaugurado, con toda solemnidad, el 4 de mayo de 1895.

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San Antonio de Padua ceuta


San Antonio de Padua, Doctor de la Iglesia y patrono de los pobres solía decir: "Si predicas a Jesús, Él ablanda los corazones duros; si lo invocas, endulzas las tentaciones amargas; si piensas en él, te ilumina el corazón; si lo lees, te sacia la mente".
A continuación, presentamos diez datos curiosos de uno de los santos más queridos y populares entre los católicos cuya fiesta se celebra el 13 de junio.

1. Su verdadero nombre

Nació en 1195 en Lisboa, Portugal. Se llamaba Fernando de Bulloes y Taveira de Azevedo. A los 25 años adoptó el nombre de Antonio cuando se hizo franciscano.

2. Fue agustino antes de ser franciscano

A los 15 años ingresó a los Canónigos Regulares de San Agustín. Diez años después ingresó a los Frailes Menores Franciscanos.

3. Pudo ser mártir

Decidió ingresar a los Frailes Menores para predicar a los sarracenos y estaba dispuesto a morir por amor a Cristo. Se fue a Marruecos, pero una severa enfermedad lo obligó a retornar.

4. Era un gran predicador

Tenía una voz clara y fuerte, talante imponente, memoria prodigiosa y un profundo conocimiento, el espíritu de profecía y un extraordinario don de milagros.

5. Se le representa con un Niño Jesús en brazos

Fue testigo de una aparición del Niño Jesús a quien sostuvo en sus brazos. Por tal motivo, en las imágenes del santo se le representa junto al Niño. 

6. Este es su milagro más famoso 

En la ciudad de Padua (Italia), un joven de nombre Leonardo pateó a su propia madre en un arranque de ira. Arrepentido, confesó su falta a San Antonio quien le dijo: "El pie de aquel que patea a su propia madre, merece ser cortado".
Leonardo corrió a casa y se cortó el pie. Enterado de esto, San Antonio tomó el miembro amputado del joven y milagrosamente lo reunió al cuerpo.

7. Lo conocen como el santo más milagroso

Su fama de obrar actos prodigiosos nunca ha disminuido y aún en la actualidad es reconocido como el más grande taumaturgo de todos los tiempos.

8. Es conocido como “el Santo de todo el mundo"

León XII lo llamó “el Santo de todo el mundo” porque por todas partes se puede encontrar su imagen y devoción. Es patrón de los pobres, viajeros, albañiles, panaderos y papeleros.

9. Acuden a él para pedir un buen esposo o esposa 

Por esta razón algunas personas llegan a poner su imagen de cabeza, sin embargo, esa es una superstición y una práctica no cristiana.

10. Su canonización fue la más rápida de la historia

El Papa Gregorio IX lo canonizó menos de un año después de su muerte en Pentecostés el 30 de Mayo de 1232.

FOSO SAN FELIPE...ceuta y sus 7 montes


En 1961, 400 chabolas fueron demolidas del barrio Foso San Felipe , hacia la barriada de Terrones



Clase Ceuta

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La Clase Ceuta, fue una serie de destructores italianos de la Clase Aquila que en Rumanía recibían la denominación de Clase Marasti.
Fueron utilizados por Italia, que los construía para Rumanía durante laPrimera Guerra Mundial. Dos de ellos fueron vendidos a Rumanía en 1920, y los otros dos cedidos al bando sublevado durante la Guerra Civil Española en 1937.
Cuando fueron entregados por Italia a la armada nacional, eran ya buques obsoletos, pero cubrían la gran carencia de destructores de los nacionales.

Siete universos y un mundo aparte

 

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Cristina Narro nos invita en este bello poemario a visitar los siete universos que recorremos en nuestro devenir por la vida. De su mano conocemos la estrella luminosa del enamoramiento, la cara oculta del desamor, la aurora del amor verdadero y los agujeros negros del miedo y el dolor. De todas las etapas de este fascinante viaje por el cosmos personal de la autora ha quedado el testimonio escrito de sus poemas y las magníficas ilustraciones de Álvaro Ussia. Asiendo el cabo de la esperanza elaborado con palabras, Cristina consigue superar el momento más complicado de su trayectoria y llega a vislumbrar el mundo aparte en el que decide fijar su residencia. Los paisajes del mundo aparte le son familiares. Son los de su Ceuta natal y vital, pero su mirada enriquecida por el viaje por su cosmos interior consigue captar lo que para la mayoría permanece oculto. Ante sus ojos de fuego aparece la Ceuta imaginal, con sus indescriptibles amaneceres y atardeceres, con su deslumbrante luz, sus intensos colores, su elegante silueta y su sorprendente diversidad natural y humana. Este poemario constituye un hito importante en la literatura del Nuevo Mundo que está surgiendo en la fértil tierra ceutí. Sus semillas proceden de aquellas gigantes figuras del transcendentalismo norteamericano que fueron Ralph Waldo Emerson, Henry David Thoreau o Walt Whitman. Con este último comparte los poemas de Cristina Narro la claridad expositiva, el lenguaje limpio y transparente que, como la mítica agua de la vida, logra nutrir, revitalizar y expandir el alma de los lectores, hasta abarcar los siete universos que conforman nuestra efímera existencia.

PLAZA DE TOROS DE CEUTA




La primera corrida se da en la plaza construida junto al callejón de la Botica, en la actual plaza de los Reyes, en las fiestas de agosto de 1896. El coso era cuadrado construido en la actual calle Serrano orive por iniciativa de José Trujillo Zafra y Salomón Hachuel. Torearon Morenito de Algeciras y Quinito con toros de Abreu.
Igualmente se sabe que el 7 de agosto de 1907 se celebró una novillada en plaza instalada al efecto.
Se tiene noticia de que en 1918 había en la ciudad de Ceuta dos plazas toros. Una en el Llano de las Damas, portátil traída desde Los Barrios, donde se celebró una novillada el 4 de agosto, y otra en Hadú.
Posteriormente se construyó una plaza de fábrica llamada de San José, que fue inaugurada el 5 de agosto de 1928, con un ruedo de 44 metros y una capacidad para 10.000 personas. Constaba de patio, cuadra de caballos, tres corrales y diez toriles. Ese día, hicieron el paseíllo los diestros Julián Sáinz Saleri II, Zurito y Julio Mendoza, que sustituía al Niño de la Palma, retirado aquella temporada.
La última corrida de toros tuvo lugar en la primavera de 1995, cuando se lidió un encierro de Núñez del Cuvillo para Miguel Báez 'Litri',Jesulín de Ubrique y Cristo González.
En este coso triunfareon muchos toreros de la época. Aquí toreó a pie Conchita Cintrón, a pesar de la prohibición que en España impedía torear a pie a las mujeres, y también el obtuvo importantes triunfos el torero ceutí, primer torero hebreo de la historia, Salomón Hachuel El Momi.
En la plaza de Ceuta aprendió a ver toros, de manos de su abuelo Baldomero el gran aficionado taurino Manuel Olivencia....fuente:portal taurino.net