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HISTORIA DEL ASEDIO A CEUTA
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MISTERIOSA NOCHE DE SUPERLUNA CEUTA
BALLENERA DE CEUTA 1944
José García Aldave...ceuta
José García Aldave (Caracas, Venezuela, 1 de agosto de 1845 - Madrid, España, 28 de abril de 1914) fue un militar español, destacado en las guerras de Cuba y Marruecos.1
Historia[editar]En 1861 ingresó en la Academia Especial del Cuerpo de Ingenieros. En 1865 ingresó en la Academia del Estado Mayor. En 1868 fue nombrado teniente de Infantería. En 1870 fue nombrado teniente del Estado Mayor. En 1871 ascendió a capitán. Se casó con María Belén Mancebo.1 De este matrimonio nació, en 1876, José García-Aldave Mancebo, que también fue militar.
En 1872 llegó como militar a Cuba durante la Guerra de los Diez Años. Después del combate de Zarzal del 4 de junio de 1873 fue nombrado comandante. En junio de 1875 pasó a Santiago de Cuba como jefe de Estado Mayor. Tras la guerra, en 1878, fue nombrado coronel y destinado a la Comandancia General. Entre 1879 y 1880 combatió también en la llamada Guerra Chiquita.1
En 1881 pasó a Madrid, al Depósito de Guerra, que era el archivo del Estado Mayor. En 1882 fue nombrado jefe de Estado Mayor de la Capitanía General de Galicia. En 1883 pasó a la Capitanía General de La Habana, donde estuvo ocho años y donde ascendió a comandante por antigüedad. En 1891 combatió el bandolerismo en las provincias de La Habana, Matanzas y Pinar del Río, logrando reducir grandemente este problema.1
Por motivos de salud, regresó a la península en junio de 1892. En 1893 regresó a Cuba, encargándose de servicios topográficos. Pasado el tiempo obligatorio en Ultramar, regreso a la península a finales de ese año.1 El 28 de diciembre de 1893 en nombrado Ayudante de Campo del Comandante en Jefe del Sexto Cuerpo de Ejército.2
En 1895, por la Guerra de la Independencia Cubana, regresó a la isla. Tras destacarse en combate en el poblado de las Delicias el 27 de agosto de 1897 fue nombrado general de división. Tras este conflicto y la Guerra Hispano-Estadounidense de 1898 organizó el regreso de las tropas a España hasta que regresó a Madrid en 1899. En el 1900 fue designado gobernador militar de Valencia y, en 1891, gobernador militar de Murcia y Cartagena.1
En 1907 fue nombrado gobernador militar de Ceuta. Tras los acuerdos de España y Francia acerca de Marruecos en la Conferencia de Algeciras, conquistó territorios de la región de Tetuán por lo que el gobierno de José Canalejas le nombró teniente general.1 En 1912 cesó en el cargo y se trasladó a un cuartel en Madrid. En 1913 fue designado como capitán general de la 3.ª Región Militar en Valencia.1 En 1914 fue nombrado comandante general del Cuerpo y Cuartel de Inválidos.1 En 1913 Alfonso XIII le concedió el título de marqués de Guelaya, por su labor el norte de África, pero el título finalmente no tuvo efectividad.1
Wikipedia
Campo de concentración de Isabel II-García Aldave...ceuta
Campo de larga duración. Ubicado en el Fuerte de Isabel II y en el acuartelamiento García Aldave. Operaron como prisiones militares desde julio de 1936 y en fecha indeterminada pasaron a tener la consideración de campos de concentración. Su cierre se produjo el 30 de junio de 1941. Otros recintos como la terrible fortaleza de El Hacho o el Fortín del Sarchal, destinado a recluir mujeres, siempre tuvieron la consideración oficial de prisiones. Se conservan ambos recintos.
http://www.loscamposdeconcentraciondefranco.es/campos/282
BANDERIN DE TELA REGIMIENTO ARTILLERIA Nº 30 CEUTA 1960
Belen viviente del club juvenil del colegio valle inclan 1992
PLAZA DE LA SOBERANIA NACIONAL,,CEUTA
MISTERIOSO DESTINO DEL GUADALETE
Al anochecer del 24 de marzo de 1954, el dragaminas Guadalete zarpaba de Ceuta para una vigilancia rutinaria que debería conducirle hasta Melilla, ciudad que nunca le vería llegar, pues se hundió trágicamente hacia las seis de la tarde del día siguiente, víctima de una serie de defectos que agudizó un fortísimo temporal de levante.
La serie de dragaminas a la que pertenecía el Guadalete fue la respuesta de la Armada a la necesidad de rastrear las miles de mina abandonadas en el mar tras las guerras mundiales y nuestra propia Guerra Civil. Basado en un diseño alemán, eran buques proyectados para las tranquilas aguas bálticas y para quemar el excelente carbón de la cuenca del Rhur. La mala calidad del carbón nacional y las agitadas aguas de nuestras costas influyeron decididamente en su amargo y triste final.La noche del 24 ya fue mala. Hacia las tres de la mañana, el jefe de máquinas se quejaba al puente de que el carbón era tierra y que una vez quemado obligaba a un esfuerzo descomunal para mantener limpios los ceniceros. Al amanecer los taquímetros de velocidad descendieron a 90 revoluciones, incapaces de mantener el régimen requerido de 120. Dada la situación, el comandante reunió a los oficiales y entre todos llegaron a la conclusión de que en esas condiciones no podrían alcanzar el puerto de Melilla, a 90 millas, ni el resguardo de Alhucemas, a 60. Lo prudente era dar media vuelta y regresar a Ceuta.Durante dos horas estuvieron intentando virar sin éxito. La mar era una montaña de espuma y las máquinas no daban revoluciones suficientes para vencerla. Las olas barrían la cubierta y el agua entraba a bordo debido a un frisado deficiente, de modo que el dragaminas se hacía más pesado con cada golpe de mar. Fue entonces cuando se perdieron las comunicaciones con tierra.En esas circunstancias, el comandante decidió jugárselo todo a una carta y se arrojaron a la caldera mesas, bancos y toda la madera que pudiera alimentar el horno. La presión subió instantáneamente y con mucho esfuerzo se pudo ganar la virada. El barco puso proa al oeste, pasando a recibir la mar de popa como los zarpazos de un lobo hambriento y avanzando a impulsos de las olas más que al de su propia propulsión. Al amanecer el timonel informó que el servomotor del timón comenzaba a fallar. Con caídas intermitentes de las revoluciones de la máquina y fallos del timón, no quedaba sino esperar el momento dramático en que coincidieran ambos fallos, lo que vino a suceder cuando apenas era posible encontrar a bordo madera con que alimentar la insaciable caldera.Cerca del mediodía se produjo el temido fallo múltiple, el barco dio una guiñada y quedó atravesado a la mar con las máquinas paradas. Las olas seguían golpeándolo con fuerza y los compartimentos más expuestos comenzaron a inundarse más allá de la capacidad de achique de las bombas eléctricas. Los marinos multiplicaban esfuerzos tratando de ganar la partida al mar y la fatiga comenzaba a hacer mella en ellos cuando, hacia la una de la tarde, vieron aparecer un buque de guerra que les enviaba señales con un proyector en medio del temporal. Con el corazón lleno de gozo les hicieron saber su desdichada situación pidiéndoles remolque, sin embargo el misterioso buque se limitó a mantenerse en las proximidades sin identificarse ni prestar ningún tipo de auxilio, desapareciendo una hora después en dirección a Gibraltar. Nunca se supo su nombre ni su bandera.Con algunos trozos secos de carbón escogido, los marinos del Guadalete consiguieron arrancar unas revoluciones a la máquina y desde la radio acertaron a comunicar la situación del barco al dragaminas Guadalhorce, pero la suerte del barco estaba echada y cuando los hornos volvieron a apagarse, la dotación se concentró en el puente esperando la orden de abandono de buque, lo que se produjo hacia las seis de la tarde, cuando la noche comenzaba a tender su negro manto sobre las encrespadas olas del océano.Para entonces los zarpazos del temporal se habían llevado todas las balsas salvavidas menos una, alrededor de la cual se concentraron los náufragos que no cabían en su interior. Extenuados físicamente, la corriente tendía a separarlos del grupo, a pesar de los esfuerzos del alférez de navío Alfonso Moreno, que empeñaba sus gastadas fuerzas en mantener el grupo unido en busca de un golpe de suerte. Fue entonces cuando lo vieron venir.Se trataba del Podestá, un buque mercante de bandera italiana que con las últimas
luces del día había atisbado unos náufragos, dirigiéndose inmediatamente hacia el grupo lanzando al mar una serie de escalas, redes y roscos salvavidas a los que los náufragos se asían como la última luz de la esperanza. Pero habían pasado demasiadas horas expuestos a un mar duro y despiadado y apenas conservaban fuerzas, por lo que, en su ascenso al Podestá, algunos caían exhaustos, arrastrando en su caída al mar a otros pobres infelices que tampoco tenían fuerzas para sostenerse. Mariano García Romeral, un contramaestre que ya se había distinguido por su compañerismo y espíritu de sacrificio mientras el barco se mantuvo a flote, luchó hasta el último suspiro tratando de ayudar a sus compañeros a subir a bordo del buque italiano, cuando al fin él mismo consiguió alcanzar la seguridad de la cubierta cayó derrengado para nunca volver a levantarse. Su certificado de defunción apuntó como causa de la muerte el agotamiento extremo.A la mañana siguiente el destructor Císcar encontró siete cadáveres flotando sobre las olas. De un total de 78 hombres, 34 murieron o desaparecieron en el Estrecho. Queda para siempre el interrogante de qué hubiera pasado si el misterioso buque que asistió en silencio a la agonía del dragaminas se hubiera decidido a cumplir con la más elemental de las leyes de auxilio en la mar. En su conciencia queda.Que descansen en paz. Los que puedan.
ESCUDO Y BANDERA INSTITUCIONAL DE LA II REPÚBLICA ESPAÑOLA
Cronología: 1931-1936
Bibliografía: Juan José Garrido Parrilla y Manuel Fuertes de Gilbert Rojo, Barón de Gavín, “Heráldica en Ceuta”
Descripción: La caída de la monarquía y proclamación de la II República en abril de 1931 cambió la simbología del Estado y las banderas con los colores y escudo monárquico fueron sustituidas por las del nuevo régimen republicano, según disponía el Decreto de 27 de abril de 1931: cuartelado con las armas de Castilla, León, Aragón y Navarra y entado de Granada. A los lados, las columnas de Hércules, rodeadas de una cinta con el mote «Plus Ultra». Al timbre, una corona mural. En algunas piezas heráldicas de la colección ceutí, tanto en las labradas en piedra como en las talladas en madera, se conservan algunas a las que les fue suprimida la corona real. Se conservan en distintos acuartelamientos y museos militares muestras de estos escudos republicanos.
EL PUENTE FANTASMA DEL ESTRECHO...
Leyenda de la sirena de Punta Almina
ESCRITO POR JOSÉ MARIA FORTES CASTILLO.....EL FARODIGITAL.ES/ En mi niñez, los viejos pescadores de Ceuta, hablaban sobre los múltiples encuentros que muchos años antes, habían tenido con las focas monje, que tan abundantes eran en las piedras existentes en los bajos del faro y más concretamente en el área conocida como “La sirena”,
SEPTEM FRATRES
SEPTEM FRATRES, -es decir siete hermanos- aplicado según testimonios de fuentes latinas, que se levantan en el área occidental de la Península de la Almina. Con idéntica en los escritos griegos, se las denomina colectivamente, Hepta Adelphoi. Pomponio Mela que por haber nacido en la orilla Norte del Estrecho de Gibraltar, tuvo sin duda, ocasión de contemplar en los días de buena visibilidad aquellos siete altozanos, explica que tenía considerable altura y colocados en fila, con perfiles casi simétricos, producían la impresión de ser una obra artificial. Por su número merecieron la calificación de Siete y por su similitud, de Hermanos. ("Panorama Mitológico de Ceuta" por Carlos Posac Mon
ARTICULO DESTACADO
José Enrique Rosende Martínez. Ceuta

Esta escultura está situada en el Muelle de España y es un homenaje a José Enrique Rosende Martínez, Ingeniero de Caminos, Canales y Puertos que fue Director del Puerto de Ceuta desde 1904 hasta 1929. En 1928, fue nombrado Presidente de la Junta Municipal cívico-militar, cargo que desempeñó hasta la proclamación de la II República en 1931, momento en que fue designado Alcalde de Ceuta el jefe de los Republicanos, el médico Antonio López Sánchez-Prado. La escultura, un busto en bronce, es obra del escultor Bonifacio López Torvizco y se inauguró en 1963......fuente:ceutaturistica.com
Marcelo Villeval Gaitán .Primer legionario

El primer legionario español. Se llamaba Marcelo Villeval Gaitán y era natural de la ciudad de Ceuta. Villeval, era un tío con unos dídimos muy bien puestos, lo que le llevo a ascender a suboficial en muy poco tiempo y siempre por méritos de guerra. Era el primer todo por muy arriesgado que ello fuera y, claro, acabó cayendo muerto en el desembarco de Alhucemas en 1925.
El último general de la República Española

Antonio Escobar Huerta nacio en Ceuta, 14 de noviembre de 1879 — fallecio Barcelona, 8 de febrero de 1940). Fue un militar español miembro de la Guardia Civil. Figuró en la Guerra Civil como defensor de la II República. El General “olvidado”, o el “muy católico” General son algunos de los sobrenombres con los que, muy raramente, se hace referencia a Antonio Escobar Huerta (“La guerra del general Escobar” de Olaizola, premio Planeta de 1983, y “Entre la cruz y la República” de Arasa, entre las pocas