Cuando Luis Manzanete Flores, de 34 años, se encontraba junto a otros militantes de izquierda, en el Paseo del Rebellin, en la tarde-noche del 17 de julio de 1936 y vio como salían tropas del cuartel de Sanidad (hoy Manzana del Rebellin) comprendió que la sublevación militar estaba en marcha, y que el seria uno de los primeros en ser detenido dada su destacada militancia política. No se lo pensó y se marchó a casa de su hermana Amanda, que vivía en la zona del Recinto, se quitó el traje que llevaba, se puso un pantalón oscuro, una americana vieja, unas alpargatas y una boina. Tras este cambio de indumentaria, para no llamar la atención, se marchó al campo comunicándole a su hermana que no se preocupara de él que en unos días volvería, “cuando todo haya pasado”... pero no volvió hasta un año después. Intentó en varias ocasiones marcharse a Tánger, pero al llegar a la zona de la Almadraba siempre se encontraba con algunas patrullas. Durante todo ese año estuvo viviendo en un vivero que había en la zona del Tarajal. Mientras tuvo dinero, cuando oscurecía, subía a los Barrios de la Unión o San José y compraba artículos para comer. Al agotársele el dinero, unas veces comía de las huertas que había por aquella zona y otras se hacia pasar por mendigo y pedía. Los meses de invierno, al tener que dormir en el campo se tapaba con rastrojos y ramas, con la esperanza puesta en huir de Ceuta.El 30 de julio de 1937, volvió a casa de su hermana Amanda, para descansar unas horas y aprovisionarse de ropas y comida y volver al campo como un “topo”. Pero, al día siguiente, como habían hecho en muchas ocasiones se presentó una patrulla. Le preguntaron a su hermana, esta les dijo que se había marchado a Tánger hacía ya muchos meses. La patrulla no le cree y tras un exhaustivo registro lo encuentran en una pequeña habitación de la azotea donde estaba oculto, casi sin fuerzas, la policía en su informe indicó: "presenta un aspecto desfigurado". Cuando estaba siendo bajado por la escalera esposado, su vecina Dolores Ríos, recriminó su detención a la patrulla, diciendo que era un buen hombre, honrado y trabajador… La policía la detiene también, y le instruyen un consejo de guerra por “desacatado”, fué condenada a doce años de prisión. A Luis Manzanete Flores, le realizan otro consejo de guerra y en escasos treinta días, el 27 de agosto de 1937, sería fusilado en la Fortaleza del Monte Hacho.Otro testimonio de aquellos “topos y huidos”” ceutíes fue la del funcionario municipal Bernardo Cabezas Madrigal: "El 16 de febrero de 1936, fui apoderado de una urna del patio Centenero, después, el 26 ingrese en el Ayuntamiento, en obras, donde permanecí hasta el golpe de Estado militar, abandoné el 18 de julio y el día 20 viendo que las directivas de los partidos estaban ya detenidas inclusive el alcalde Sánchez-Prado, me fui para el campo, a los montes junto a la Mezquita, días después me marché para Tánger, donde fui cogido en la cábila del Biut a las once de la noche y me llevaron detenido hasta la aduana de Castillejos, donde dije que había ido a ver si había trabajo como carbonero. Me soltaron y me escondí en una cueva del Foso San Felipe a 300 metros de profundidad. Un día salí de madrugada y un compañero que tenía una casa en el Foso, me dijo que habían dado el chivatazo de que en la cueva había gente escondida, efectivamente a los pocos días, aparecieron tres falangistas a registrarla. Vendí tres trajes que tenia y me fui otra vez para Tánger el día 22 de septiembre de 1.936, al llegar a las malezas de arroyo a la derecha del Zoco, me tiraron ocho tiros y me tuve que volver, serian las tres de la mañana y me volví a Ceuta, y nuevamente me metí en la cueva". El 18 de noviembre de 1936 fue detenido y llevado a los calabozos de la comisaría en la Plaza de los Reyes, al día siguiente, según indica un informe, a las cinco de la madrugada, se lo encuentran ahorcado en su celda
Tras firmar el Tratado de Lisboa
Poco después de ratificar el Tratado de Lisboa, a penas un año después, se iniciaban las obras de fortificación de la complicada Plaza por los Ingenieros militares españoles. Su objetivo era convertir el frente de tierra en un entramado de defensas que harían inexpugnable Ceuta.
Esto provocará constantes ataques de las tribus rifeñas contra los constructores de las fortificaciones, para evitar que el asentamiento, ahora español, fuese demasiado fuerte. Lograron frenar un poco la construcción de los baluartes defensivos, pero no los pudieron parar.

Se inició así un largo conflicto entre el reino de España y las tribus rifeñas; que más tarde recogieron el sultanato alauí y sus vasallos. No tardará mucho en producirse el asedio más largo de la historia, el Asedio de Ceuta, que empezó el 23 de octubre de 1694.
La fundación de Ceuta
Como muchos otros lugares habitados en la actualidad, la española ciudad de Ceuta, ha tenido habitantes desde la prehistoria. Muestra son los restos del abrigo de Benzú (de cerca de 272,000 años de antigüedad). Pero el germen de la actual ciudad española sería el asentamiento fenicio datado hacia el 700 a.C. y cuyos restos se encuentran muy cerca de la Catedral de la Asunción de Ceuta.

Posteriormente, pasó a estar dentro de la influencia de Cartago, pasando a formar parte del creciente Imperio cartaginés y, tras la destrucción de Cartago, quedó en manos de los reyes númidas, aunque bajo control romano.
Anexión a Roma
La consolidación de la urbe se producirá en época romana, cuando su nombre pasa a ser Septem Frates.
El emperador Claudio anexionó el reino de Mauritania al Imperio romano en el año 42 d. C. y lo dividió en dos provincias: Mauritania Tingitana y Mauritania Cesariense. Ceuta pertenecía a la Mauritania Tingitana, siendo una ciudad con mucha importancia al ponerse en funcionamiento una gran industria dedicada al salazón del pescado.
Ceuta, parte de Hispania
En el siglo IV, mediante una reforma del emperador Diocleciano pasó a depender de la Diócesis de Hispania y la ciudad pasó a formar parte de la llamada «Hispania Transfretana».

La Diocesis Hispaniarum tenía siete provincias (6 en inicio):
- Bética
- Lusitania
- Cartaginense
- Gallaecia
- Tarraconense
- Mauretania Tingitana
- Balearica (se añadió más tarde, en época de Constancio I y Constantino II)
Septem Frates fue administrada desde diferentes provincias. Desde la Bética con las reformas de Vespasiano, con Adriano desde la propia Mauretania Tingitana, Caracalla incluso nombró la Mauretania como «Nova Hispania Ulterior Tingitana». Como podemos ver, el estrecho era más una unión que una separación de la península. La relación de Ceuta, y del territorio que la rodeaba, con las tierras al norte ha sido siempre estrecha.
Época de las invasiones
En el año 422 los vándalos, se instalan en la provincia de la Bética y hacia el 429, con el rey Genserico, los vándalos cruzaron el estrecho de Gibraltar, desembarcando en Tánger y Ceuta, camino de ocupar Cartago. Aunque los vándalos se asentaron principalmente en la Mauretania Cesariense, durante esta etapa, la ciudad de Ceuta pasó una etapa de decadencia

Ceuta bizantina
Los vándalos fueron derrotados en el año 534 por las tropas del Emperador Justiniano I mandadas por el famoso general Belisario. Se hicieron también con Ceuta, que contaba con una guarnición visigoda según Isidoro de Sevilla, algo que provocó una reacción de los nuevos dueños de Hispania: los visigodos.
Según Procopio de Cesarea e Isidoro de Sevilla, entre los años 542-548, el rey Teudis, que ya se había enfrentado a un ejército de francos defendiendo lo que consideraban su reino, envió una expedición militar para recuperar Ceuta, en manos bizantinas, pero fracasó.
Hacia el 552, Atanagildo, permitió la entrada de los bizantinos en Hispania, que se establecieron en Cartago Nova creando la Provincia de Spania tras algunas conquistas. Ceuta, como ciudad bizantina, pasa a ser la capital de la provincia de Mauretania Secunda.
Ceuta ¿ciudad visigoda?
Según León el Africano, Ceuta formaba parte de los territorios controlados por los visigodos en el Norte de África, siendo administrada por un gobernador.
A pesar de que durante el dominio bizantino se consolidan las defensas de la población y se construyen importantes edificios, como atestiguan los restos arqueológicos, un ejército visigodo cruza el estrecho y se hace con varios enclaves africanos, aunque no se sabe con exactitud. De haber sido así, es muy probable que fuera conquistada por el rey Sisebuto en el año 615. No obstante, como decimos, esto podrían ser especulaciones y Ceuta permanecería en la órbita romano-bizantina hasta el 711.
Medyekesa, la Ceuta bereber
En el 682, el gobernador de la zona, Julián (al servicio de Roma o de algún líder godo, según las fuentes que elijamos), toma un primer contacto con una expedición militar omeya, pero será en torno al 708, cuando el general Musa ibn Nusair, que intenta sin éxito tomar Ceuta logra forzar una rendición del «conde Julián» al asaltar otras ciudades cercanas que estarían bajo su dominio. Tarif ben Malluk será la punta de lanza y, en el 710, cruzará el estrecho en una primera incursión de observación. En el 711, con Tariq ibn Ziyad al mando, un contingente militar controlado desde la Ifriqiya omeya cruza el estrecho hacia la conquista de Hispania.
No se suele comentar mucho que en el 740 los bereberes derrotaron a los omeyas en la Batalla de Ghazwat Al-Ashraf, cerca de Tánger, y en otra batalla derrotaron a los refuerzos que enviaron echándolos de la Hispania Transfretana, después de asediar y arrasar Ceuta, desde donde huyeron hacia la recién creada Al-Andalus. La Ceuta bereber, pagana, se pasó a llamar Medyekesa y quedó gobernada por la familia de los Banu Isam.
Sebta musulmana
Uno de los líderes de los Banu Isam se convirtió al Islam, pasando a ser vasallos de la dinastía de los idrisíes, la primera dinastía islámica en establecerse en el Magreb occidental.

Esta es una época, entre el 850 y el 880, en la que regresan las relaciones con la península y muchos habitantes andalusíes compran terrenos en Sebta, estando muy unidos a los alfaquíes de Al-Ándalus, recuperando poco a poco su importancia.
Sebta vuelve a depender de la península
En el 929 Abderramán III creó el califato omeya de Córdoba. Los notables de Ceuta, solicitaron pertenecer oficialmente a este califato. En el 931 pasó a gobernar Ceuta el gobernador de Algeciras, Umayya ibn Ishaq al-Qurasi. Ceuta volvió a ser una ciudad dependiente de la península ibérica, en el norte de África.
Tras esto, los Idrisíes trataron de recuperar la ciudad, pero los andalusíes de Abderramán III tenían un poderoso ejército que la defendió de varios asedios. Abderramán III defendió también Tetuán, aunque esta ciudad la perderían sus sucesores, quedando solamente Ceuta como cabeza de puente andalusí en África.
Taifa de Ceuta
Pero Ceuta no estuvo ajena a las guerras de Taifas y pasó a ser parte de diferentes Taifas en poco tiempo: la de Málaga (1061), Murcia (1233), Granada (1305) y entre uno y otro dominio se autogobernaba dentro de la Taifa de Ceuta. Finalmente, los benimerines (con capital en Fez) se hicieron con la ciudad y la gobernaron entre 1386 y 1415.
Ceuta portuguesa
En 1415 una expedición portuguesa de Juan I, al mando del infante Enrique el Navegante, conquistó Ceuta a los benimerines. Los nazaríes enviaron varios barcos con tropas para sitiar y conquistar la ciudad, pero no pudieron con los portugueses, teniendo que retirarse a la bahía de Algeciras con cuantiosas pérdidas.
El primer gobernador portugués fue Pedro de Meneses, que convirtió la ciudad en un importante puerto de corsarios que operaba en la zona del Estrecho. Desde Ceuta se organizaron numerosas campañas sobre territorios norteafricanos; algunos con éxito y otros, como lo atestigua la Batalla de los Tres Reyes.

Ceuta española
En 1578 Felipe II heredó el Reino de Portugal, y con este los dominios portugueses de Ceuta, Arcila, Tánger y Mazagán. Como sabemos, aquella «unión ibérica» no duró mucho y en 1640, Juan, duque de Braganza se proclamó rey de Portugal.
Las ciudad de Ceuta, con mucha población española, en cambio, no reconoció a Juan y quedó fiel a Felipe IV de España, lo que le otorgará el título de Fidelísima. El 5 de febrero de 1641, don Juan Fernández de Córdoba, marqués de Miranda de Anta y caballero de la Orden de Santiago., era nombrado gobernador de Ceuta, siendo el primer castellano que ostentaba dicho cargo en sustitución del almirante portugués Francisco de Almeida.
Felipe IV, por Real Cédula del 30 de abril de 1656, otorgó a los ceutíes la condición de naturales de Castilla. El «carácter» portugués de Ceuta, terminará por perderse tras el largo asedio que sufrió Ceuta durante el siglo XVIII.

Desde aquí, Ceuta es española
Y a partir de aquí, Ceuta, aunque tiene más historia, siempre ha estado ligada a España al igual que la historia de España a Ceuta como hemos visto. El puente entre dos tierras hermanas, una al sur de Europa y otra en el norte de África. ¿Desde qué fecha es española? Bueno… la mayoría señalan que fue en 1578, cuando pasó a ser un territorio del rey de España, aunque de la Corona Portuguesa.
Ceuta es pues, una pieza clave en el puzle de nuestra historia.








