ARTICULO DE HOY

Obras de la carretera nueva..ceuta...blogenceuta

Juan Carlos GilCeuta blanco y negro

CASA DELGADO

Fotografía cortesía de D. José Luís Pérez Castro
http://www.ceutaturistica.com

Este edificio está situado en el Paseo del Revellín número 20.

Se trata de un edificio modernista-historicista de cuatro plantas construido en 1913 por encargo de Don Manuel Delgado. No se conoce el nombre del arquitecto.
La fachada presenta una balaustrada y una magnífica decoración modernista de mármol blanco con balcones, hojas de acanto, caras humanas y cabezas de león.

TARBUCH REGULARES DE CEUTA Nº 3

TARBUCH REGULARES DE CEUTA Nº 3 UNIFORME DE PASEO TALLA

Cuando Ceuta juró que «moriría por España»: la realidad histórica que Marruecos esconde

https://www.abc.es/

Proclamación de Juan IV como Rey de Portugal, pintado por Veloso Salgado - Museo Militar de Lisboa

 La revista ‘Blanco y Negro’ se ocupó de la soberanía de Ceuta casi desde su fundación, como demuestra este artículo publicado, en 1898, con el título de ‘El imperio español: lo que fue y lo que resta’. Todavía faltaban cinco años para que Torcuato Luca de Tena sacara a los quioscos el primer número de ABC, pero desde entonces, este diario se ha ocupado de la historia de la ciudad autónoma, llegando hasta la actualidad. Hace menos de un año, de hecho, España vivió una nueva crisis diplomática con Marruecos, después de que el Gobierno de Rabat decidiera levantar sus controles en la frontera.

Como consecuencia, miles de inmigrantes cruzaron la frontera ilegalmente. Algunos días, incluso, fueron especialmente caóticos, entrando hasta 6.000 personas en la peor jornadas, entre los que había 2.000 menores.

Un goteo incesante que se produjo, principalmente, en el espigón de la playa del Tarajal. Y es que en los días precedentes ya corría el rumor de que el país vecino despejaría sus controles, en un movimiento que muchos ceutíes compararon con la polémica 'Marcha Verde', con la que el régimen de Hassan II se hizo el Sáhara Occidental, en 1975, y en la que ABC tuvo incrustado a un enviado especial.


Marruecos lleva años reclamando, por todos los medios posibles, la soberanía sobre las dos ciudades españolas, ya sea abriendo las fronteras para provocar episodios como el que se vive estos días o mediante advertencias directas de algunos miembros destacados de su Gobierno. En diciembre, por ejemplo, su primer ministro, Saadeddine Othmani, aseguró en una cadena de televisión egipcia que «llegará el día en que tengamos que reabrir el asunto de Ceuta y Melillaterritorios marroquíes como el Sáhara».

En 1957, ABC recordaba en otro artículo titulado ‘Ceuta, plaza de soberanía’, que aquella ciudad «tiene un alma españolísima». En 1961, en el reportaje ‘Presencia y evocación histórica de Ceuta’, se apuntaba que «el viajero peninsular o de tierra adentro lo primero que medita al llegar a esa ciudad es: ‘Esto es España, nuestra Ceuta’». Siete años después, en otro texto sobre su emerger turístico, se defendía con varios ejemplos que el enclave era una parte importante de la historia de España. Y así hasta 2007, en la que el historiador Rafael Valladares explicaba en nuestro periódico que, con motivo de la visita de los Reyes a las dos ciudades norteafricanas, «el problema no es la reivindicación marroquí sobre su soberanía, sino la ausencia de una auténtica democracia en Marruecos, lo que automáticamente convierte en dudosa, por no decir ilegítima, cualquier reivindicación de su Gobierno».

Ciudades 'ocupadas'

A pesar de ello, en la misma entrevista a Othmani en diciembre, el primer ministro marroquí se atrevió a decir, sin el más mínimo reparo, que no reconocía la soberanía española sobre estas dos ciudades, a las que calificó de «ocupadas». Una consideración que provocó un nuevo enfrentamiento con España, con quien la relación diplomática no atravesaba ya su mejor momento. El Gobierno de Marruecos parece olvidar que Ceuta y Melilla pertenecen a España desde hace 400 años. Y en el caso de la primera, que estos días protagoniza las noticias, por decisión propia de los ceutíes.


Poca gente recuerda hoy que fueron estos quienes, por voluntad popular, quisieron mantenerse fieles a Felipe IV y no declararse en rebeldía ni luchar por su independencia o pasar a formar parte de Portugal. Como planteaba la historiadora Josefina Castilla en ‘Algunas consideraciones sobre la lealtad de Ceuta a la Corona Hispánica en 1640’ (UNED, 1991), «resulta curioso plantearse las causas que llevaron a los ceutíes a permanecer fieles a la Corona Hispánica en 1640, cuando se levantaron contra Portugal. Todo comenzó con la conquista de Ceuta por parte de los portugueses en 1415, durante el reinado de Juan I, que vio en la ciudad la oportunidad de iniciar desde ella el comercio con África y frenar la expansión castellana en la zona».

La ciudad pasó a convertirse en una simple guarnición portuguesa, impidiendo a sus ciudadanos cualquier tipo de manifestación al margen de las estrictamente militares. Sin embargo, con el paso del tiempo, el enclave fue asemejándose cada vez más a una población del sur de España en la que no faltaban las fiestas religiosas ni civiles. Esta paulatina españolización de Ceuta fue clave para que los autóctonos declarasen su lealtad a España en 1640. El mismo Felipe II, antes incluso de convertirse también en el Rey de Portugal, ya venía ofreciendo ayuda a los ceutíes en su constante lucha contra los magrebinos del Norte de África, lo que contribuyó a crear un ambiente previo de simpatía mutua.

Contra el Rey de Portugal

En otro amplio reportaje de seis páginas publicado en 1935, con motivo de una entrevista con el delegado del Gobierno republicano en Ceuta, Ramón de Arechaga Iza, la revista ‘Blanco y Negro’ rescataba este mismo episodio: «En agosto de 1415 la conquistó Juan I y portuguesa fue la plaza hasta que Felipe II la unió a España en 1580. En 1640, el duque de Braganza declaró la independencia de Portugal y con él se alzaron todas las colonias portuguesas, a excepción de Ceuta, que permaneció fiel a España. Esa fue la razón de que el entonces monarca español, Felipe IV, le concediera el título de ‘siempre noble y leal’».


Este se mostró generoso con los ceutíes, puesto que decidió que estos conservaran sus propias instituciones. Eso permitió que se desarrollara como una nación casi independiente, que creara una especie de importante imperio ultramarino con el que obtenía grandes beneficios económicos. Pero cuando décadas después el conde-duque de Olivares se convirtió en el todopoderoso valido de Felipe IV, se propuso «castellanizar» toda la Península, incluidos los enclaves norteafricanos. Eso se tradujo en una mayor presión fiscal que generó sucesivos levantamientos en Oporto (1628), Santarém (1629) y Évora (1637).

Cuando se produjo la mencionada revuelta de 1640, en la que los portugueses se levantaron en armas y proclamaron al duque de Braganza como nuevo Rey de Portugal con el nombre de Juan IV, todos los gobernadores de los territorios de ultramar le apoyaron, a excepción de la pequeña Ceuta que ahora el Gobierno marroquí asegura que está «ocupada». Para ganar tiempo, cuando llegaron las noticias de la proclamación a la plaza norteafricana, el gobernador Francisco de Almeida no se decantó por uno u otro bando hasta conocer mejor lo que ocurría en los círculos más estrechos del poder. «Parte de la historiografía dedicada al tema afirma que esta actitud le costó el puesto, siendo sustituido poco después por el marqués de Miranda de Anta, primer gobernador de Ceuta origen castellano», explica Antonio José Rodríguez en su artículo ‘La ciudad de Ceuta y la monarquía hispánica (1640-1700)’, publicado en la revista ‘Erasmo’ en 2015.

Morir por Felipe IV

Las noticias del alzamiento causaron estupor e indignación entre sus habitantes. Rápidamente, la mayor parte de la población ceutí tomó partido por Felipe IV como su legítimo Rey, más allá de los intereses políticos de la nueva corona de Portugal. Muchos vecinos, incluso, escribieron cartas formales al Gobierno portugués de apoyo a España, incluido el gobernador Almeida y sus aliados. Todos ellos alegaron la calidad de los servicios personales del monarca y afirmaron que «morirían» por él si fuera necesario. Un claro alegato de fidelidad a nuestro país que muchos historiadores pasan hoy por alto.


En primer lugar, porque la élite de la ciudad, aunque de origen luso, era natural de Ceuta y estaba más preocupada por su propia supervivencia que por su amor a Portugal. La ciudad dependía enormemente del aprovisionamiento exterior y la mayoría de los productos venían de Andalucía a través de Gibraltar. Y casi todos los ciudadanos ceutíes, además, dependían en cierta manera de la Real Hacienda española, ya que eran soldados o servidores del Rey, además de beneficiarse de las pensiones que daba la Corona.

La vinculación de la economía ceutí con los castellanos también era clara, tanto antes como después del movimiento secesionista portugués, por lo que el dinero y el mantenimiento de este sistema de pensiones influyeron en la fidelidad de Ceuta. Pero lo que más contribuyó, según Antonio José Rodríguez, «fue la actuación de las autoridades madrileñas, que dispensaron distintas mercedes a la ciudad e intentaron en todo momento congraciarse con ella, nombrándola ‘muy noble y muy leal’ en 1641 y estableciendo numerosos indultos y compensaciones».

Calle Cervantes ceuta

Comandancia General de ceuta

BALLENERA DE CEUTA 1944

JUAN CARLOS GIL


 

LAS CAPILLAS DE SAN PEDRO CEUTA


Vicente Jimenez Cubells Como decía de estas solo quedan los escalones que se ven entre las dos capillas y que se corresponden con el pasaje que une la Cortadura del Valle con la Marina a la altura de donde estaba la casa de Baeza.
  • Este era el acceso al Pasaje de las Balsas, que unía la Marina con la calle Juan I de Portugal.
  • Vicente Jimenez Cubells Muy cercano a este lugar, hubo un embarcadero llamado "Porto da Sisterna" y más tarde se llamó de San Pedro. Posiblemente tuvieran alguna relación.

EDIFICIODE COLORES

Este edificio de colores esta situado en Ceuta, España. Es muy llamativo, porque se encuentra cubierto por unos paneles de colores totalmente.

Cuando Ceuta juró que moriría por España...blogceuta


Cuando Ceuta juró que «moriría por España»: la realidad histórica que Marruecos esconde

ABC y ‘Blanco y Negro’ llevan más de 120 años ocupándose de la contiuamente amenazada soberanía de esta ciudad autónoma, cuyos habitantes ya decidieron hace cuatro siglos por voluntad propia que quería ser españoles

Israel Viana...Madrid..Actualizado: 


         Proclamación de Juan IV como Rey de Portugal, pintado por Veloso Salgado - Museo Militar de Lisboa 


La revista ‘Blanco y Negro’ se ocupó de la soberanía de Ceuta casi desde su fundación, como demuestra este artículo publicado, en 1898, con el título de ‘El imperio español: lo que fue y lo que resta’. Todavía faltaban cinco años para que Torcuato Luca de Tena sacara a los quioscos el primer número de ABC, pero desde entonces, este diario se ha ocupado de la historia de la ciudad autónoma, llegando hasta la actualidad. Hace menos de un año, de hecho, España vivió una nueva crisis diplomática con Marruecos, después de que el Gobierno de Rabat decidiera levantar sus controles en la frontera.

Como consecuencia, miles de inmigrantes cruzaron la frontera ilegalmente. Algunos días, incluso, fueron especialmente caóticos, entrando hasta 6.000 personas en la peor jornadas, entre los que había 2.000 menores.

Un goteo incesante que se produjo, principalmente, en el espigón de la playa del Tarajal. Y es que en los días precedentes ya corría el rumor de que el país vecino despejaría sus controles, en un movimiento que muchos ceutíes compararon con la polémica 'Marcha Verde', con la que el régimen de Hassan II se hizo el Sáhara Occidental, en 1975, y en la que ABC tuvo incrustado a un enviado especial.


Marruecos lleva años reclamando, por todos los medios posibles, la soberanía sobre las dos ciudades españolas, ya sea abriendo las fronteras para provocar episodios como el que se vive estos días o mediante advertencias directas de algunos miembros destacados de su Gobierno. En diciembre, por ejemplo, su primer ministro, Saadeddine Othmani, aseguró en una cadena de televisión egipcia que «llegará el día en que tengamos que reabrir el asunto de Ceuta y Melillaterritorios marroquíes como el Sáhara».

En 1957, ABC recordaba en otro artículo titulado ‘Ceuta, plaza de soberanía’, que aquella ciudad «tiene un alma españolísima». En 1961, en el reportaje ‘Presencia y evocación histórica de Ceuta’, se apuntaba que «el viajero peninsular o de tierra adentro lo primero que medita al llegar a esa ciudad es: ‘Esto es España, nuestra Ceuta’». Siete años después, en otro texto sobre su emerger turístico, se defendía con varios ejemplos que el enclave era una parte importante de la historia de España. Y así hasta 2007, en la que el historiador Rafael Valladares explicaba en nuestro periódico que, con motivo de la visita de los Reyes a las dos ciudades norteafricanas, «el problema no es la reivindicación marroquí sobre su soberanía, sino la ausencia de una auténtica democracia en Marruecos, lo que automáticamente convierte en dudosa, por no decir ilegítima, cualquier reivindicación de su Gobierno».

Ciudades 'ocupadas'

A pesar de ello, en la misma entrevista a Othmani en diciembre, el primer ministro marroquí se atrevió a decir, sin el más mínimo reparo, que no reconocía la soberanía española sobre estas dos ciudades, a las que calificó de «ocupadas». Una consideración que provocó un nuevo enfrentamiento con España, con quien la relación diplomática no atravesaba ya su mejor momento. El Gobierno de Marruecos parece olvidar que Ceuta y Melilla pertenecen a España desde hace 400 años. Y en el caso de la primera, que estos días protagoniza las noticias, por decisión propia de los ceutíes.

Reportaje de Ceuta en 1957 - ABC

Poca gente recuerda hoy que fueron estos quienes, por voluntad popular, quisieron mantenerse fieles a Felipe IV y no declararse en rebeldía ni luchar por su independencia o pasar a formar parte de Portugal. Como planteaba la historiadora Josefina Castilla en ‘Algunas consideraciones sobre la lealtad de Ceuta a la Corona Hispánica en 1640’ (UNED, 1991), «resulta curioso plantearse las causas que llevaron a los ceutíes a permanecer fieles a la Corona Hispánica en 1640, cuando se levantaron contra Portugal. Todo comenzó con la conquista de Ceuta por parte de los portugueses en 1415, durante el reinado de Juan I, que vio en la ciudad la oportunidad de iniciar desde ella el comercio con África y frenar la expansión castellana en la zona».

La ciudad pasó a convertirse en una simple guarnición portuguesa, impidiendo a sus ciudadanos cualquier tipo de manifestación al margen de las estrictamente militares. Sin embargo, con el paso del tiempo, el enclave fue asemejándose cada vez más a una población del sur de España en la que no faltaban las fiestas religiosas ni civiles. Esta paulatina españolización de Ceuta fue clave para que los autóctonos declarasen su lealtad a España en 1640. El mismo Felipe II, antes incluso de convertirse también en el Rey de Portugal, ya venía ofreciendo ayuda a los ceutíes en su constante lucha contra los magrebinos del Norte de África, lo que contribuyó a crear un ambiente previo de simpatía mutua.

Contra el Rey de Portugal

En otro amplio reportaje de seis páginas publicado en 1935, con motivo de una entrevista con el delegado del Gobierno republicano en Ceuta, Ramón de Arechaga Iza, la revista ‘Blanco y Negro’ rescataba este mismo episodio: «En agosto de 1415 la conquistó Juan I y portuguesa fue la plaza hasta que Felipe II la unió a España en 1580. En 1640, el duque de Braganza declaró la independencia de Portugal y con él se alzaron todas las colonias portuguesas, a excepción de Ceuta, que permaneció fiel a España. Esa fue la razón de que el entonces monarca español, Felipe IV, le concediera el título de ‘siempre noble y leal’».

Artículo de Rafael Valladares, en 2007 - ABC

Este se mostró generoso con los ceutíes, puesto que decidió que estos conservaran sus propias instituciones. Eso permitió que se desarrollara como una nación casi independiente, que creara una especie de importante imperio ultramarino con el que obtenía grandes beneficios económicos. Pero cuando décadas después el conde-duque de Olivares se convirtió en el todopoderoso valido de Felipe IV, se propuso «castellanizar» toda la Península, incluidos los enclaves norteafricanos. Eso se tradujo en una mayor presión fiscal que generó sucesivos levantamientos en Oporto (1628), Santarém (1629) y Évora (1637).

Cuando se produjo la mencionada revuelta de 1640, en la que los portugueses se levantaron en armas y proclamaron al duque de Braganza como nuevo Rey de Portugal con el nombre de Juan IV, todos los gobernadores de los territorios de ultramar le apoyaron, a excepción de la pequeña Ceuta que ahora el Gobierno marroquí asegura que está «ocupada». Para ganar tiempo, cuando llegaron las noticias de la proclamación a la plaza norteafricana, el gobernador Francisco de Almeida no se decantó por uno u otro bando hasta conocer mejor lo que ocurría en los círculos más estrechos del poder. «Parte de la historiografía dedicada al tema afirma que esta actitud le costó el puesto, siendo sustituido poco después por el marqués de Miranda de Anta, primer gobernador de Ceuta origen castellano», explica Antonio José Rodríguez en su artículo ‘La ciudad de Ceuta y la monarquía hispánica (1640-1700)’, publicado en la revista ‘Erasmo’ en 2015.

Morir por Felipe IV

Las noticias del alzamiento causaron estupor e indignación entre sus habitantes. Rápidamente, la mayor parte de la población ceutí tomó partido por Felipe IV como su legítimo Rey, más allá de los intereses políticos de la nueva corona de Portugal. Muchos vecinos, incluso, escribieron cartas formales al Gobierno portugués de apoyo a España, incluido el gobernador Almeida y sus aliados. Todos ellos alegaron la calidad de los servicios personales del monarca y afirmaron que «morirían» por él si fuera necesario. Un claro alegato de fidelidad a nuestro país que muchos historiadores pasan hoy por alto.


En primer lugar, porque la élite de la ciudad, aunque de origen luso, era natural de Ceuta y estaba más preocupada por su propia supervivencia que por su amor a Portugal. La ciudad dependía enormemente del aprovisionamiento exterior y la mayoría de los productos venían de Andalucía a través de Gibraltar. Y casi todos los ciudadanos ceutíes, además, dependían en cierta manera de la Real Hacienda española, ya que eran soldados o servidores del Rey, además de beneficiarse de las pensiones que daba la Corona.

La vinculación de la economía ceutí con los castellanos también era clara, tanto antes como después del movimiento secesionista portugués, por lo que el dinero y el mantenimiento de este sistema de pensiones influyeron en la fidelidad de Ceuta. Pero lo que más contribuyó, según Antonio José Rodríguez, «fue la actuación de las autoridades madrileñas, que dispensaron distintas mercedes a la ciudad e intentaron en todo momento congraciarse con ella, nombrándola ‘muy noble y muy leal’ en 1641 y estableciendo numerosos indultos y compensaciones».



 

20 de septiembre de 1920. La creación de La Legión



La Legión celebra cada 20 de septiembre su nacimiento. Y considera para ello el día del alistamiento de su primer legionario. Se llamaba Marcelo Villeval Gaitán y era de Ceuta. Sus méritos le llevaron a ascender hasta que, con el empleo de Brigada, murió en las operaciones del desembarco en Alhucemas llevado a cabo el 8 de septiembre de 1925.
Tras el primer legionario, llegaría pronto la primera expedición con unos 200 voluntarios que se alistaron en Barcelona en sólo en tres días de apertura del Banderín de Enganche. Sobre ellos dijo Millán Astray:

"Y vino el alud de Barcelona, los doscientos catalanes, la primera esencia de la Legión, que bajaron arrasándolo todo y sembrando el pánico por el camino. Era la espuma, la flor y nata de los aventureros. Era el agua pura que brotaba del manantial legionario. ¡Bien venidos, catalanes legionarios; vosotros seréis la base sobre la que se construirá la Legión!"

A pesar de su inicial nombre de "Tercio de Extranjeros", derivado de la confianza en que se alistarían muchos excombatientes europeos desmovilizados tras la I Guerra Mundial, en la Legión hubo desde el principio siempre más españoles que de otros países, con un número significativo de hispanoamericanos. A todos ellos, esa clase de hombres que necesitaban cambiar de vida y que, con nuevos ideales, se les marcara firmemente otro rumbo, se refería Millán Astray del siguiente modo:

"Los luchadores de la vida, los aventureros, los soñadores, los esperanzados y los desesperanzados".

PASOS PREVIOS

El Comandante de Infantería José Millán Astray consiguió presentar al Ministro de la Guerra, el General Tovar, un proyecto novedoso consistente en la creación de una unidad de infantería compuesta sólo por voluntarios por al menos cuatro años y cuya misión sería actuar en vanguardia en las operaciones fuera del territorio nacional.

Los informes que pidió el Ministro al Estado Mayor Central y al Alto Comisario de España en Marruecos, el General Berenguer (tiempo atrás organizador y primer jefe de los Regulares Indígenas), fueron respondidos favorablemente.

Desde 1909, el impacto producido por el elevado número de bajas que se sufrieron en los combates del Barranco del Lobo, en las cercanías de Melilla y en otras acciones en aquel territorio, junto con los efectos de la política y la propaganda contrarias a aquella intervención contra las cabilas rebeldes al Sultán, hicieron que cada vez pesaran más las bajas sufridas en las Unidades, mayoritariamente formadas por tropas de reemplazo. Por ello se vio en la propuesta de Millán Astray la oportunidad de crear una nueva Unidad de choque cuyas bajas no importarían tanto a la opinión pública española. Así, vistas las enormes posibilidades de la propuesta, a lo largo de 1920 fueron sucediéndose las disposiciones:

- Real Decreto del 28 de enero:- Creación del Tercio de Extranjeros por el Gobierno de Allendesalazar, con el General Villalba como Ministro de la Guerra

- Real Orden del 31 de enero.- Encomienda al Teniente Coronel Millán Astray la organización del Tercio

- Real Orden del 2 de septiembre.- Nombra al Teniente Coronel Millán Astray Jefe del Tercio

- Real Orden del 4 de septiembre.- Autoriza el inicio de la recluta de voluntarios y da instrucciones para ello

PRIMEROS PASOS
Con una rapidez no esperada, el 7 de octubre de 1920 ya pudo formarse la I Bandera. En un proceso equivalente al de la recluta de la tropa, Millán Astray logró reunir a su alrededor un grupo de Oficiales, entre los que destacaba el Comandante Francisco Franco, a quien muy pronto invitó a que le ayudara a la organización del Tercio como su segundo en el mando, y al que conocía por sus cualidades militares; había alcanzado ese empleo con sólo 23 años y ya acumulaba tres Cruces Rojas, una Cruz de María Cristina -que premiaban méritos más importantes-, dos ascensos por méritos de guerra y una herida grave; y más adelante ganaría dos veces la Medalla Militar -la segunda condecoración más importante al valor en campaña-.

Otros Oficiales "fundadores", el Capitán Pablo Arredondo (ya condecorado con la Cruz de 1ª de San Fernando, fue el jefe de la 1ª Compañía de fusiles; cayó muerto combatiendo al frente de la I Bandera, obteniendo la Cruz Laureada) y otros más, todos atraídos por el desafío que planteaba un nuevo estilo de combatir y el deseo de lograr la victoria sin importar los sacrificios.

MILLÁN ASTRAY

José Millán Astray

Nacido en 1879, obtuvo el empleo de Segundo Teniente con 17 años y fue destinado a Filipinas donde en sólo 9 meses de campaña obtuvo por sus méritos dos Cruces Rojas y dos Cruces de María Cristina. Posteriormente se diplomó en Estado Mayor y fue Profesor en la Academia de Infantería.

Por su valor, en las operaciones en Marruecos seguiría ganando Cruces Rojas, ganó la Medalla Militar, obtuvo el ascenso por méritos de guerra a Comandante y sería herido cuatro veces; por una de ellas perdió el brazo izquierdo y por otra, que le atravesó la cara, perdió el ojo derecho y le dejó la característica cicatriz en la mejilla izquierda.

VIGENCIA DE LA LEGIÓN

Con la Legión, Millán Astray logró una de las aportaciones más trascendentales al Ejército moderno. Elaboró el Credo Legionario, un verdadero compendio de exigentes virtudes guerreras que, con su ejemplo personal y los de los mandos a sus órdenes, consiguió inculcar a los legionarios y logró que vivieran y combatieran bajo sus preceptos con una generosa actitud ante la muerte, su "más leal compañera".

El acierto de su obra sigue viéndose al cabo de los años, porque la Legión ha llegado hasta nuestros días con plena capacidad operativa, obteniendo las felicitaciones de los Mandos, tanto españoles como extranjeros y el agradecimiento de los civiles a los que ha ido a socorrer. Goza desde siempre de un gran favor de los españoles de los que obtiene aplausos entusiastas cada vez que desfila a su rápido paso, atronando las calles con sus cornetas y tambores....FUENTE:REVISTATENEA.ES

REGULARES DE CEUTA....BLOGCEUTA



 

ROS. DUCHAS DEL CUARTEL DE REGULARES GONZÁLEZ TABLAS. CEUTA, 1929.