ARTICULO DE HOY

Navegando por el Estrecho, una travesía de Algeciras a Ceuta

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Cruzar el estrecho de Gibraltar no es una travesía cualquiera. Viajar en 60 minutos entre dos continentes, Europa y África, es remontarse al mundo de Hércules y al mar de Ulises, una travesía con mitología y panorámicas entre dos tierras. Es un recorrido marítimo sorprendente que no te puedes perder.
Saliendo del puerto, en la bahía de Algeciras, mirando a babor, divisaremos el peñón de Gibraltar, que se alza a más de 400 metros de altura sobre las frías aguas que surcamos. Desde las cubiertas del Poeta López Anglada o el Avemar Dos de Baleària, podremos sentir los vientos de Eolo, según su temperamento, poniente o levante. Debemos estar muy atentos, porque es posible que durante algunos minutos nos acompañe una manada de delfines, cachalotes o calderones comunes, que viven todo el año en las profundidades y que a veces se asoman para dejarse ver ante los pasajeros más curiosos. En verano, hay además orcas y rorcuales que hacen sus tradicionales rutas migratorias entre el Atlántico y el Mediterráneo. Es un espectáculo para el pasajero estar en una de las mayores zonas de avistamientos de cetáceos del mundo.

navegando por el estrecho ceuta algeciras
Algeciras.

Ya en pleno Estrecho, a estribor, nos despide el muelle de Isla Verde, y empezamos a estar más cerca del continente africano y de nuestro destino, Ceuta, que descansa al fondo del horizonte y nos espera sobre dos aguas. Donde casi no alcanza la vista, Tarifa y su legendaria isla de las Palomas, es el fin del viejo continente. Después de media hora de navegación, empezamos a divisar también la costa marroquí y hacia el noreste una cordillera montañosa, conocida como la Mujer Muerta o el Atlante Dormido, a más de 850 metros sobre el mar, destaca por su variedad de tonos grisáceos. Son las últimas estribaciones de la sierra del Rif, donde descansa el monte Musa, que se asemeja a una persona tumbada. Nuestra imaginación pondrá el resto en este episodio del viaje, con una panorámica que durará varios minutos.

navegando por el estrecho ceuta algeciras
Ceuta.

Entrando ya en la bahía ceutí y a punto de concluir la navegación, nos recibe el monte Hacho y su majestuosa fortaleza militar llena de variopintos episodios castrenses. A sus pies, algunas calas y playas se dejan ver, entre rompeolas y pequeños acantilados.  En la bocana del puerto, nos darán la bienvenida las columnas de Hércules. Es la señal de la llegada al continente africano y a la mítica y milenaria ciudad de Ceuta. Una de las construcciones que destaca al fondo es el edificio Trujillo, inspirado en el neobarroco, que se alza en pleno casco urbano. En las aguas del puerto y a punto de atracar se puede contemplar una buena panorámica de Ceuta con las montañas al fondo. El poniente con tonos azulados o el levante con una misteriosa neblina marinera, nos habrán acompañado durante este viaje intercontinental. Ha sido una travesía única e inolvidable que guardaremos como un viaje singular.

La misteriosa muerte de 20 delfines en Ceuta: el doble ya que en 2018


Los investigadores indagan si el suceso está relacionado con las redes de deriva, que no están prohibidas en Marruecos, o con una enfermedad




El mar escupe los cadáveres apuñalados de un delfín adulto y una cría en la playa de Calamocarro, en Ceuta. Otro ejemplar más hembra, previsiblemente la madre, ronda la costa moribunda y fallece poco más tarde. Horas después, dos cadáveres de delfines más aparecen varados en la zona de Benzú. Ocurrió la aciaga jornada del 27 de agosto y con sus hallazgos, la ciudad ya suma 20 de estos cetáceos fallecidos en lo que va de año, el doble a los encontrados en todo 2018.
¿Qué está ocurriendo con los varamientos de delfines en las costas de Ceuta? Es la pregunta que la Guardia Civil de la ciudad intenta responder desde que hace unos días iniciase una investigación para intentar esclarecer el origen de estas muertes. “Aparecen en una bahía o en la contraria —una al norte y otra al sur— y algunos tienen cortadas las aletas o presentan heridas de ganchos o cuchillos. Para presentar estas heridas es de suponer que han debido estar retenidos en algún tipo de artefacto como una red, pero todas las hipótesis están abiertas”, explica un agente ceutí.
“No es nada normal lo que está pasando. También están apareciendo delfines muertos en la costa de Marruecos. Nosotros fuimos los que el pasado 27 de agosto rescatamos a la madre que estaba junto a su cría muerta, pero al final murió de agotamiento”, explica indignado Juan Carlos Rivas, presidente del Centro de Recuperación de Especies Marinas de Ceuta. En la ciudad autónoma están acostumbrados a hallar delfines muertos, algunos con heridas, pero en esta ocasión están alarmados por la cantidad de casos que ya suman en este verano.


En 2018 se encontraron 11, cinco de ellos crías, de los que cuatro presentaban amputaciones, según los ha contabilizado la Fundación Museo del Mar de Ceuta en su revista científica Alidrisia Marina. El año 2019 arrancó con una tendencia similar, pero todo se ha torcido con la llegada del verano. De los 21 cetáceos muertos en lo que va de año —20 delfines, de ellos cinco crías, y una ballena—, 12 han aparecido en los últimos tres meses y ocho de estos tenían heridas y mutilaciones.
La mayor parte de los cetáceos varados pertenecen a la especie del delfín listado (Stenella coeruleoalba), habitual en las zonas de mar adentro del estrecho de Gibraltar. Ese hábitat usual sumado a la dispersión de los hallazgos de los cadáveres por toda la costa hace suponer a los investigadores que se están encargando del caso que los fallecimientos se han producido más allá de las aguas cercanas a Ceuta y que puedan tener algún tipo de relación con barcos de pesca marroquíes que faenan por esas zonas.
“Esos barcos usan redes de deriva que en Ceuta no se usan porque están prohibidos. Puede ser que los delfines caigan en las redes y entonces los matan y les cortan las aletas para que se suelten. No sé lo que será, pero están haciendo una matanza”, sentencia Rivas. Óscar Ocaña, presidente del Museo del Mar. Explica que, en efecto, los meses de verano Marruecos suele realizar actividades de “sobrespesca” debido a la mayor población que hay en el norte del país, aunque pide prudencia en la atribución de culpabilidades.
Un delfín muerto el pasado 27 de agosto.
Un delfín muerto el pasado 27 de agosto. CENTRO DE RECUPERACIÓN DE ESPECIES MARINAS.
Santiago Orduña, biólogo y colaborador de la misma institución también se muestra cauto: “Para hacer afirmaciones tajantes habría que hacer un trabajo serio y consistente de investigación médica y completarlo en el mar y con el sector pesquero y de eso actualmente estamos a años luz”. De hecho, desde el Museo del Mar recuerdan que en el 90% de las necropsias de delfines de años anteriores la causa de la muerte estuvo provocada por enfermedades o causas naturales.
“La cuestión es saber si las heridas que presentan los delfines varados son pre-mortem o post-mortem. De la mayoría de las fotos vemos ahora que parecen hechas después de la muerte”, adelanta Ocaña. Esa incógnita es justo la que intenta despejar la Consejería de Sanidad de Ceuta que, ante el repunte de muertes, ha decidido enviar muestras de tejidos de los delfines para “descartar que los animales sufrieran patologías previas” y así “ir estrechando el círculo”.
Para Ocaña el misterio pueda estar en una combinación de ambas causas, la sobrepesca y las causas no directamente relacionadas con el hombre. “La sobrepesca existe y, posiblemente, hayan calado alguna red de más e incluso ilegales. Eso podría haber causado más muertes entre los viejos y débiles. También es posible que haya alguna enfermedad que afecte al delfín listado y, al ir a buscar comida a las redes acaben enredados”, razona el biólogo marino.
“Lo que está sucediendo es otro de los síntomas del cambio global que es la unión de variables naturales con el ruido que introducimos en los ecosistemas con nuestras actuaciones”, apunta por su parte Orduña. En cualquier caso, tocará a la investigación policial determinar qué está ocurriendo con los delfines en las costas ceutíes. Aunque, de antemano, los investigadores ya temen que, de haber culpables, pueda ser muy difícil dar con ellos. “Tendría que ser que se les pillase infraganti”, razonan fuentes cercanas al caso. “Además, una cosa es lo que puedes presuponer y otra lo que se acabe investigando y demostrando”, remacha el mismo experto.


VISTA DE CEUTA AL AMANECER


GRUPO JUAN Y VICTORIA AÑO 2003

PAELLA DE BONITO SECO

Ingredientes:
½ kg. Arroz
Un lomo de bonito seco
200 gr. pimiento verde
200 gr. pimiento rojo
Aceite de oliva
Cuatro dientes de ajos
Dos hojas de laurel
Sal y pimienta
Colorante alimenticio
Caldo de pescado.
Preparación:
En primer lugar ponemos el lomo de bonito una vez troceado en remojo la noche anterior. Para hacer la paella hacemos el refrito con los ajos, el laurel y los pimientos en un poco de aceite de oliva, mientras desmigamos la mitad del lomo del bonito y quitamos las espinas y piel, dejamos la otra mitad en trozos grandes para decorar. Una vez esta el refrito añadimos el bonito desmigado y rehogamos un poco con el refrito, seguidamente ponemos el arroz previamente lavado y sin almidón, refreímos un poco y agregamos el doble de volumen de arroz con caldo de pescado. Cinco minutos a fuego fuerte, añadimos los trozos grandes, cinco minutos a fuego lento y cinco minutos de reposo, por supuesto sin olvidarnos de poner junto al caldo el colorante. Si queremos tener contraste de color podemos poner también unos guisantes.fuente:http://cocinadeceuta.blogspot.com.es/

Instituto Hispano Marroquí CEUTA

Dragones en la azotea

https://elpais.com

Ceuta es un mosaico multicultural donde lo español se funde con la herencia fenicia, romana y árabe. De la mezquita de Mulay el Medí al Parque Marítimo del Mediterráneo, un día en la ciudad autónoma




Hay quien no puede reprimir el pellizco en el estómago. Cuando uno zarpa a Ceuta desde el puerto de Algeciras (estación marítima Bahía de Algeciras; 956 58 54 63) ve en todo momento la silueta de África. Son 14 kilómetros. En media hora uno se planta en el continente vecino y se da cuenta de la multiculturalidad de esta ciudad de 80.000 habitantes. Cristianos, musulmanes, hindúes y judíos conforman una miríada alucinante con deje andaluz y árabe. La cabeza entrará en modo reset. Y puede que algún ceutí se lo haga saber: "El que se viene a Ceuta a vivir obligado por su trabajo entra llorando. Y cuando sale, también". Dicen que la ciudad engancha.

9.40 Entre dos mares
Aparece blanca. ¿No tiene un aire a Cádiz? O incluso a Gibraltar. Su peculiar emplazamiento ha hecho que a lo largo de la historia haya pasado por manos de fenicios, vándalos, romanos, visigodos, árabes, portugueses y españoles. Es, sin duda, una ciudad mosaico. El Atlántico y el Mediterráneo confluyen en el foso de San Felipe, en las Murallas Reales (1) (avenida de San Francisco Javier, s/n). Habrá que pasar un rato curioseando por estos lienzos de piedra dorada que hacen imaginar lo codiciada que fue esta punta de tierra. Quizá a estas alturas ya haya escuchado un castellano de ecos gaditanos y dariya, dialecto árabe de Marruecos. Las culturas occidental y árabe están muy integradas en Ceuta.



11.00 Caballas y especias
Miren hacia arriba. Ahí está el minarete verde y blanco de la mezquita de Mulay el Medí (2) (avenida de África, s/n), construida en 1940. Y entrando en el cogollo del centro se erige la catedral de Nuestra Señora de la Asunción (3) (plaza de África, s/n), ocre y blanca, a medio camino entre las iglesias andaluzas y las de América Latina. La plaza guarda una sorpresa: el Palacio de la Asamblea, sede del Gobierno de la ciudad autónoma, inaugurado por el rey Alfonso XIII y que recuerda a un palacete parisino. Ahora hay que rebobinar la historia: Ceuta tiene uno de los escasos yacimientos fenicios de España. Es del siglo VII antes de Cristo y se puede visitar (plaza de África, s/n). Esta civilización vino por mar y aún hoy el agua determina la vida de los ceutíes. No es raro verles hablar del oleaje o de los vientos de Poniente y Levante, cuyos temporales condicionan su relación con la Península. Si hace buen tiempo, siéntese un rato a contemplar el horizonte en las playas de la Ribera (4) (calle de la Independencia) y del Chorrillo (5) (avenida de Martínez Catena). En verano están hasta arriba. En invierno hay gaviotas y paseantes abrigados. Cerca se encuentra el enorme paseo del Alcalde Sánchez Prado (6), pero nadie lo llama así. Es conocido popularmente como la Gran Vía (ideal para tomar un café o ). Al final de la calle está Sol, haciendo una comparación con Madrid, y el mercado central - - (7), donde saltan los pescados frescos (muchas caballas, por algo este es el otro gentilicio de los ceutíes) y se siente el olor de las especias árabes e hindúes. De aquí a los restos de la basílica tardorromana (8) (calle de Queipo de Llano, s/n), con el ábside hacia Jerusalén y testimonio de los inicios del cristianismo, y a los antiguos baños árabes (9) (plaza de la Paz, s/n), de los siglos XII y XIII.





12.15 La hora del vermú
Déjese sorprender por la elegancia del edificio Trujillo (10) (paseo del Revellín, 1), de principios del siglo XX, que lo mismo podría estar en Praga que en La Habana. Entreténgase con el barullo del paseo del Revellín, la iglesia de San Francisco (11) (calle Real, s/n) y la monumentalidad de la Casa de los Dragones(12) (esquina de la calle de Camoens con Millán Astray), un alarde historicista que sorprende con sus cuatro lagartos a punto de echar a volar. El jaleo continúa en la sugerente plaza de los Reyes (13), cuyas inmediaciones se llenan en las procesiones de Semana Santa y el Carnaval, que bebe bastante del de Cádiz. Hay mucha gente en los bares. Claro, es la hora del vermú. A tapear a Pacho (14) (Beatriz de Silva, 7), El Pescaíto Frito (15) (Méndez Antioco Solís, 9) y La Juana(16) (plaza de los Reyes, s/n). Un tentempié para el cuerpo y ahora otro para el espíritu: imágenes a todo color y con suerte algún cántico en el oratorio hindú Mandhir de Durga Mata (17) (calle de Algeciras, s/n).

El Pescaito Frito, Ceuta,

14.00 ¿Un pirata chato?
Un respiro. En un acantilado salvaje se encuentra el monte Hacho. De camino, el restaurante Al Andalus (18) (carretera del Hacho, s/n; 956 51 39 21), con vistas al mar. Deliciosos cuscús, tajín de cordero, pollo a la rifeña, pescados y pinchos morunos. De postre, té a la menta y pastas a base de almendras, miel y pistachos. Luego, recorrido agreste por el monte, el parque de San Amaro, el mirador de San Antonio y el faro. El viento despeina y la sal entra en los pulmones. De repente, una enorme fortaleza. Es el Museo del Desnarigado (19) (carretera del Desnarigado, s/n; 956 51 40 66), que debe su nombre a un pirata que o era chato o se quedó sin fosas nasales por alguna escabechina y huyó desde Argelia en el siglo XV para asentarse cerca de este promontorio. El castillo alberga el Museo del Ejército (algo normal en una ciudad donde el 40% de los terrenos es propiedad militar), con armamentos, uniformes y piezas desde el siglo XVI.

17.30 La mujerona tumbada
El otro extremo de la ciudad también huele a campo. El yacimiento de la pedanía ceutí de Benzú (20), con descubrimientos sobre el paleolítico y neolítico que han puesto patas arriba la prehistoria, no se puede visitar, pero su entorno es espectacular. Rocas, acantilados, playas y más mar. En el pueblecito se encuentran varias teterías auténticas y acogedoras. Olor a yerbabuena y amigos de cháchara. La mayor escapada de los ceutíes. Lo más lejos que se pueden ir en una ciudad constreñida por su frontera con Marruecos. No hay que marcharse sin divisar la llamada Mujer Muerta, una roca gigante donde el tiempo ha tallado una figura femenina con ojos, nariz, boca y pechos. Detrás, aunque no se ve, está la famosa isla de Perejil.

19.30 Mojitos marineros
Puede que la gente se agolpe a la entrada de la mezquita de Sidi Embarek- - 21 (Claudio Vázquez, s/n), la que congrega a más musulmanes. Aún espera el Parque Marítimo del Mediterráneo - 22, orgullo de los ceutíes. Son 56.000 metros cuadrados con tres grandes lagos de agua salada, obra del artista canario César Manrique. Hay playas artificiales, jardines, islas con palmeras, restaurantes, bares y un casino. En la estación náutica se puede practicar buceo para ver los impresionantes corales de Ceuta. Y la cena no puede ser otra: marisco en La Barraca o cocina mediterránea a base de pescado en La Peña y El Rincón, los tres ubicados en el parque. El Poblado Marinero concentra la marcha nocturna. Puede que esté reventado, pero ¿le va a decir que no a un mojito frente al peñón de Gibraltar? Casi se puede tocar.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 18 de diciembre de 2010

Ceuta: Una ciudad para dos mares


https://blog.hola.com/carla-royo-villanova/2020/03/ceuta-una-ciudad-para-dos-mares.html



Como siempre que se visita un lugar por segunda vez, todo se aprecia mejor y aquellos lugares que quedaron pendientes tienen su oportunidad.
Los romanos denominaban esta zona como la de los siete montes, Septem Fratres. De Septen se cree que puede venir la denominación de Ceuta. De echo, en Marruecos la llaman Septa. Sin embargo, los primeros asentamientos fueron hace más de 300.000 años. Fue el mar y un encave único, los que atrajeron a fenicios, griegos, cartagineses, romanos, visigodos, bizantinos y los posteriores califatos hasta que llega a ser Reino nazarí de Granada.
En agosto de 1415, el Rey de Portugal Juan I y sus tres hijos, conquistan Ceuta para el Reino de Portugal. Hasta que Ceuta solicita incorporarse a la corona de Castilla en tiempos de Felipe IV, cuando España y Portugal vuelven a separase. Etapa que termina definitivamente con el Tratado de Lisboa de 1668 donde Portugal reconoce la soberanía española sobre Ceuta.
Luego vinieron los asedios del sultán de Marruecos y los intentos de conquista de la Armada Inglesa, que finalmente tomó Gibraltar. Llegaron los años de protectorado, la independencia de Marruecos y, con las Autonomías, Ceuta y Melilla quedaron al margen de Andalucía y se hicieron Ciudades Autónomas.
La mitología griega cuenta que África y Europa estaban unidas por una gran cordillera hasta que Hércules se peleó con Anteo y con un golpe de su maza abrió la brecha, el Estrecho de Gibraltar. Como restos de aquel suceso quedaron las Columnas de Hércules: Calpe y Abyla. Gibraltar y el Monte Hacho.
Las fortificaciones amuralladas son la prueba de la importancia que la pequeña Península de Almina ha tenido en la historia como enclave estratégico político-militar.
La Puerta Califal fue descubierta por casualidad en el año 2002. Esta puerta fue cerrada y completamente cubierta durante el periodo portugués y han sido muchos años hasta  sacar toda la tierra, restaurar la puerta y recuperar la belleza y arquitectura de los tiempos del califato. Otro de los atractivos de Ceuta son Las Murallas Reales y su foso navegable, construido por los portugueses. Al parecer toda la tierra que sacaron para hacer el foso, fue la que se utilizó para cerrar la Puerta Califal.
Navegar por el foso, entre murallas y baluartes que comenzaron a construirse en el año 711 y que luego fueron ampliadas por portugueses y españoles es algo inolvidable, gracias Sergio por hacerlo posible.  Pude imaginar a Enrique el Navegante orgulloso de su posesión. El conjunto monumental delimitaba la ciudad antigua y se fue ampliando con las sucesivas conquistas.
La Catedral es de estilo portugués y junto a ella la Iglesia de Santa María de África, Patrona de la ciudad. Es considerada como santuario y Templo Jubilar. Construyeron en 1421 esta iglesia para alojar en ella a la Virgen de África que envió a Ceuta como regalo Enrique El Navegante. Las dos se encuentran frente al Parador de Turismo, en la Plaza de África.
El Parque Marítimo del Mediterráneo fue diseñado por César Manrique antes de morir, al igual que el Poblado Marinero. Son tres piscinas-lagos de agua salada, en un enclave prodigioso. El Poblado Pesquero es el lugar más animado para cenar y para copas, incluso baile. Lo llaman la Movida de Ceuta. El Restaurante El Refectorio de Rafael y José María Carrasco merece un post aparte, pero ya podéis apuntarlo si pensáis viajar a Ceuta.
En el Monte Hacho hay una fortaleza del siglo XII que durante mucho tiempo fue utilizada como prisión. Las vistas de Ceuta y del Estrecho desde el monte son una maravilla.
En contraste con las construcciones y fortificaciones medievales, la Casa de los Dragones, junto a la plaza de los Reyes. Es un edificio historicista y sus gigantes dragones son réplica de los originales que fueron retirados y destruidos durante la II República. (Qué manía tenemos con eliminar restos históricos)
Ceuta cuenta con el mejor museo al aire libre de esculturas de toda Europa, la más famosa es la de Hércules, pero por cada rincón hay un recuerdo a la historia y a la mitología. Esta es la dedicada a la ninfa Calipso, frente al edificio Trujillo, del escultor Ginés Serrán.
Otra de las vistas y visitas obligadas y, continuando con leyendas, es la de La Mujer Muerta, yo prefiero llamarla Tumbada. Su silueta solo se aprecia desde Ceuta, pero en realidad pertenece a Marruecos y forma parte del Monte Musa.
Otra leyenda dice que Hércules no separó la tierra en su pelea con Anteo, sino que fue cuando se enteró de la infidelidad de su amada. Enfurecido agarró Calpe y al Monte Hacho y los separó para siempre, dejando a su amada convertida en piedra.
Y para vistas las que el Monte García Aldave y su Mirador de Isabel II nos ofrecen de la Ciudad Autónoma. Otro Mirador el De San Antonio, desde donde podremos ver España, África y un trocito del Reino Unido.
Muchos son los monumentos, restos arqueológicos, murallas, fortines, baluartes, museos, plazas, edificios, playas y estatuas de Ceuta. Sin duda, una ciudad interesante y variada, ya que en ella las culturas se mezclan y conviven con total normalidad, contribuyendo al enriquecimiento de sus habitantes y de quién la visita.
Caminadla, contemplada, descubridla, merece la pena.
Como alojamiento recomiendo El Parador por su ubicación, la mejor de Ceuta, en el centro del istmo, junto a todos los lugares de interés y con fantásticas vistas a los dos mares.