ARTICULO DE HOY

El puente fantasma del Estrecho...

 

Los cronistas árabes aseguran la existencia de un gigantesco puente sobre el Estrecho de Ceuta que fue asolado a consecuencia de una elevación de las aguas. De ser cierto, la empresa arqueológica para encontrar sus restos merecería la pena. Mariano F. Urresti

                      El puente fantasma del Estrecho (espaciomisterio.com)


La historiadora Julia Hernández recuerda que en el Islam existe un género literario que se ocupa de lo maravilloso. Los cristianos dirán mirabilia mundi allí donde los árabes dicen 'aya' ib o "maravillas de la creación".

La fuente diferencia dos términos para comprender el sentido de este tipo de literatura. Por un lado, el adjetivo 'ayib define, según la fuente, "todo aquel fenómeno u objeto que causa admiración del hombre porque desconoce la razón que lo motiva y para la cual no se encuentra explicación dentro del nivel de conocimiento que posee". Por otro lado, el adjetivo garib se interesa por "aquellas manifestaciones de lo maravilloso que se producen raramente y que, por tanto, se alejan de la experiencia natural".

En lo que atañe a esta colosal obra de arquitectura civil, son varios los autores musulmanes que la atribuyen al héroe Alejandro/Du l-Qarnayn, de igual manera que se ponen de acuerdo en afirmar que su destrucción fue debida a una súbita elevación de nivel de las aguas del océano y que los restos de aquella fabulosa obra aún se podían contemplar si las condiciones climáticas eran benignas.

De entre los autores que se ocupan de este hito destaca al-Idrisi, puesto que él sí conoció la zona. Asegura que la longitud del Estrecho era de 12 millas, lo que coincidiría con la dimensión del puente atribuido al héroe Du l-Qarnayn. Uno de los extremos del puente se ubicaría no lejos de la ciudad de Tánger, mientras que el extremo español no se sitúa con claridad por las fuentes. Al-Dimasqi ofrece la siguiente versión de los hechos:

"Según el relato de los matemáticos, Du l-Qarnayn llevó a cabo la construcción de este puente de la siguiente manera: en primer lugar construyó en las dos orillas, a gran profundidad y en el lugar donde las aguas son agitadas por los vientos, un muelle. Después reunió barcos y los unió entre sí con cuerdas. Una vez hecho esto, tomó cadenas de hierro y las unió a los barcos hasta que éstos formaron una cadena continua que se extendía de una orilla a otra en donde los fijó. Así, habiendo llevado otras tres líneas de cadenas, hizo dos filas de barcos que formaron un puente sólido. La distancia entre estas dos filas era de 40 codos (…) Posteriormente, cubrió el espacio ocupado por las aguas de planchas de madera unidas entre sí y tuvo cuidado de tapar las fisuras y de calafatearlo; de esta manera, parecía un colchón extendido sobre la superficie de las aguas y que ocupaba el espacio entre las dos cadenas de barcos".

El relato de la construcción prosigue:

"De igual manera, puso las bases de los pilares (…) cuya misión era soportar los arcos del puente. Entonces, los recubrió de madera hasta que ésta alcanzó la altura de una braza, bien calafateada y recubierta de hierro para, más adelante, construir dentro un cuerpo sólido de piedra y cal. De esta manera continuó elevando el cerco de madera al que llenaba de mampostería hasta que éste alcanzó el fondo del mar. (…) Tras haber construido todos los cuerpos sólidos y de haber levantado sobre ellos los pilares los reforzó con pequeñas bóvedas inaccesibles a las olas del mar y a la crecida de la marea. Dejó la construcción en este estado durante un año tras el cual regresó para completarla".

LOS VESTIGIOS DE UNA OBRA ÚNICA

El resto de la obra se desarrolló de este modo, según el cronista: "Entonces, habiendo puesto las cimbras, dio comienzo a la construcción de los arcos sobre los extremos de estos pilares. Esta fase de la construcción la terminó al año siguiente. En el curso del tercer año, levantó un puente cuya longitud era de 4000 a 4200 codos. Cuando esta obra llegó a su término el mar irrumpió y derribó todas las construcciones e inundó todas las regiones. Cuando no hay viento y la mar está en calma los navegantes (…) pueden ver todavía bajo las aguas los muros y los vestigios de este edificio".

 

La conquista portuguesa de Ceuta

Entre el 15 y el 21 de agosto de 1415, probablemente el 21, un ejército portugués al mando del rey Juan I y dirigido por los infantes Pedro, Juan y Enrique, junto con su hermanastro Alfonso, desembarcó en las playas de San Amaro. En el ataque murieron muchos habitantes de la ciudad y otros huyeron hacia el campo exterior. Los por­tu­gueses sufrieron pocas bajas, destacando la del caballero Vasco Fernández de Ataide alcanzado en la cabeza con una piedra lanzada por una mujer desde una torre que después se llamaría “de la Mora”.
Una vez asegurada la conquista, la expedición se retiró el día 2 de septiembre de 1415, fecha que actualmente se observa como oficial de la Ciudad Autónoma de Ceuta. Dejó una guarnición de unos 2.000 hombres al mando de don Pedro de Meneses, quién, según la tradición, sabiendo de la dificultades del rey de encontrar un gobernador para la ciudad, se presentó ante su majestad esgrimiendo un palo con el que había estado jugando y dijo que “que con aquel palo se bastaba para defender Ceuta de todos sus enemigos”. Sería el bastón de mando (“Aleo” en portugués) que esgrimen todos los alcaldes de la ciudad y que está depositado en la imagen de la Virgen de África. El nuevo gobernador tuvo que soportar inmediatamente el contraataque protagonizados por merinidas y nazaríes en 1418 y 1419, en los que toda la población, incluida las pocas mujeres que en ella había, tuvieron que defender la ciudad. El 18 de febrero de 1416 el rey de Portugal dio al infante Enrique el Navegante la responsabilidad de atender las necesidades materiales de sus habitantes. Fue él quien regaló a la ciudad una imagen de la Virgen que recibiría culto bajo la advocación de Virgen de África.

Discurso en Ceuta del 18 de Julio de 1938. Ramón Serrano Súñer....CEUTA Y SUS 7 MONTES

 


                        https://www.youtube.com/watch?v=zkXKR-eAB14

Parte de un discurso pronunciado en Ceuta, hacia el final de la guerra, donde se pone de manifiesto entre otras cosas el apoyo musulman al Movimiento Nacional que luchó contra el Comunismo.



ALICIA SANZ CEUTA


 Alicia Sanz nació en Ceuta el 10 de abril de 1988. A la edad de 8 años comenzó sus clases de baile y estudios de teatro en diferentes colegios de Ceuta. Cuando tenía 18 años se trasladó a Madrid para estudiar en la escuela de Juan Carlos Corazza y continuar con sus estudios de baile en la academia de Carmen Roche. A la edad de 20 años debutó en La Pecera de Eva, seguido de Gavilanes con su primer papel como protagonista. A continuación, hizo su primera película llamada After Party, dirigida por Miguel Larraya.

http://www.sensacine.com/actores/actor-422817/biografia/

JOSÉ SOLERA BARCO



TIENDA DE FRANCISCO AHUMADA


 

Leyla Pahlevi

MIS AÑOS EN CEUTA

(PRIMERA Y SEGUNDA PARTE)

RODRIGUEZ VARGAS, LUIS

 

El misterio del «barco fantasma» que desapareció en el Estrecho de Gibraltar con 420 españoles a bordo

 

Israel Viana....www.abc.es/

Madrid



El buque zarpó de Cádiz en 1895 y nadie supo jamás que ocurrió con él. El mar no devolvió a la costa ningún cuerpo y, mucho menos, supervivientes. Estamos ante una de las peores tragedias de la historia naval de España... y también ante uno de sus mayores enigmas

«Cuando he visto las primeras imágenes del barco de Shackleton en el fondo del mar, casi rompo a llorar»


El crucero Reina Regente zarpó de Cádiz hacia Tánger el 9 de marzo de 1895 y fue visto por última vez, pocas horas después, por la tripulación de los vapores ingleses Mayfield y Matheus. Tal y como informó ese mismo día 'El Liberal', «los moros embarcarán a las siete la mañana». El diario se refería a la embajada del sultán de Marruecos que había estado en Madrid intentado llegar a un acuerdo de paz con el Gobierno español, pero fracasó. Querían regresar a casa cuanto antes, sin imaginarse que estaban a punto de sufrir una de las peores catástrofes navales de nuestra historia, puesto que los 412 españoles que viajaban a bordo que desaparecieron para siempre, sin dejar rastro, en el estrecho de Gibraltar.

Estamos hablando, posiblemente, del mayor misterio que se ha producido en la historia de la navegación de España y, por consiguiente, también de una sus peores catástrofe, a juzgar por el elevado número de víctimas. La tristemente famosa embarcación –bautizada así en honor a María Cristina de Habsburgo– había zarpado de Cádiz al amanecer y fondeó en Tánger pasadas las 9 de la noche, según el relato de otras cabeceras como 'El Día', 'La Época' o 'El Imparcial', que seguían a la delegación marroquí con sumo interés por la importancia de las conversaciones. Este último, de hecho, ya advirtió del temporal que se avecinaba.

Según declaró el capitán del Mayfield, se encontraron con un durísimo chubasco y, en medio, a la infausta embarcación. Así se lo contó su tripulación a las autoridades marítimas españolas, que recogió la declaración en el siguiente informe: «El vapor dice que el buque que vio es parecido a la fotografía del Reina Regente. No notó que tuviese averías, pero daba grandes balances. Se hallaba a 12 millas al noroeste de Cabo Espartel, navegando hacia Cádiz». Y lo mismo hicieron con el Matheus: «El otro vapor se hallaba a la misma hora entre ambos buques con rumbo a embocar el Estrecho de Gibraltar y dirigirse a Génova. Dice que a las doce y media sufrieron un durísimo chubasco de viento y agua y que no puede decir más, salvo que pasó a una milla y media del mencionado buque, cuya nacionalidad ignora, entre frecuentes chubascos».

Los primeros rumores de que la tragedia había tenido lugar fueron publicados por 'El Día' tres días después: «Un telegrama de Tánger manifiesta inquietud al ignorarse el paradero del crucero Reina Regente, que había salido de aquel puerto el domingo. Otros telegramas dan cuenta del naufragio del hermoso buque, pero no se ha confirmado. Las autoridades de Cádiz informan que el mar, sin embargo, ha arrojado a la playa efectos que son, sin ninguna duda, del Reina Regente. Hay rumores de que el naufragio sea un hecho. Si así es, España habrá perdido el segundo buque de combate que tiene: un hermoso crucero acorazado construido con los adelantos más modernos».

420 víctimas

El capitán, Francisco Sanz de Andino, debió recibir la orden de regresar inmediatamente a España, ya que partió en plena tempestad sin esperar a que la situación se calmara. Poco más se supo del crucero ni de sus 412 tripulantes «tras la súbita y total desaparición del barco», según recordaba 'El Diario Vasco' en 1970. Otras fuentes hablaban de 415 o 420 víctimas. «Y aunque se acaban de cumplir 75 años de la catástrofe, uno de los mayores misterios en la historia de la navegación, todavía hoy se ofician sufragios por las víctimas cada 10 de marzo en algunas iglesias de Galicia, puesto que casi todos los marineros del mencionado buque eran gallegos», añadía.

El Reina Regente se había fabricado en los astilleros escoceses de James and George Thompson y era considerado el primer crucero moderno de la España de la Restauración. Su diseño fue verdaderamente avanzado y ambicioso para la época, con 95,50 metros de eslora, 15,25 de manga, 4.800 toneladas de desplazamiento y 12.000 caballos de potencia. Tal es así que había llamado la atención de los periódicos más prestigiosos del mundo antes, incluso, de ser entregado a nuestra Armada el 1 de enero de 1888.

Antes de su desaparición, la vida del Reina Regente había transcurrido con mucha actividad: estuvo presente en la inauguración de la Exposición Universal de Barcelona ese mismo año y viajó sin parar entre Génova y La Habana, entre otros destinos, hasta que desapareció. «En círculos, cafés y casinos no se hablaba anoche de otro asunto que el posible accidente sufrido por el crucero. Algunos añadían: «Si desgraciadamente se confirma, además de la vida de 400 hombres, que es lo más importante, la Providencia se habrá llevado también de un golpe cuanto nos corresponde cobrar de Marruecos», añadía un día después 'El Correo Español'.

Sin noticias

Durante las siguientes jornadas, los periódicos españoles se hicieron eco de las discusiones en el Congreso de los Diputados sobre la tragedia y de la búsqueda de los culpables , al tiempo que reflejaban la pérdida de esperanzas de encontrar a alguien con vida. «Llevamos cinco días sin tener noticias del hermoso crucero de guerra. La ansiedad crece por momentos y con ella, triste es decirlo, la certidumbre de una catástrofe», podía leerse en 'El Día'.

Nunca se supo a ciencia cierta qué ocurrió y, de hecho, todavía hoy existen varias teorías. Según declaraba a 'La Verdad' de Murcia el escritor Diego Quevedo, «el capitán se aventuró a zarpar, pues confiaba en la solidez del buque, pero zozobró. No hubo ni un superviviente y ni siquiera se encontraron los cuerpos. ¡Y no era un barco viejo! Era de los más modernos, un crucero protegido por un grueso blindaje y con poderosos cañones. Es probable que su participación en la Guerra de Cuba le habría ayudado a evitar aquel desastre, pero eso nunca lo sabremos».

Durante aquellos dolorosos días, muchos testigos aseguraron haber visto al «barco fantasma» sobre las aguas del Estrecho acercándose a la costa. Incluso apareció una botella flotando con el supuesto autógrafo del segundo comandante del crucero, aunque más tarde fue calificado como una broma de mal gusto realizada por un gaditano anónimo. En 1970, el «Diario Vasco» contaba que solo se salvó un marinero de la dotación, al haberse quedado este en Tánger absolutamente embriagado. «Por supuesto fue arrestado -añadía-, pero la Reina Maria Cristina, titular del crucero perdido, pensó que quizá hubo algo de providencial en la salvación de aquel hombre y dispuso no solo que fuera puesto en libertad, sino que fuese licenciado del servicio militar».

El enigma

En 1956, recordaba ABC que «nunca pudieron concretarse las causas del desastre que privó a nuestra Armada de uno de sus mejores barcos, porque el océano se lo tragó para siempre sin dejar huella ni señal de los 420 hombres que llevaba a bordo. El hecho de que el mar no devolviese a las costas a ningún cadáver se explicó como una consecuencia de hallarse los tripulantes atados a sus puestos cuando el barco se hundió, para evitar ser arrastrados por el furioso oleaje. Nunca pudo satisfacerse la dolorosa curiosidad de saber el lugar exacto del naufragio, ni hacer fundadas conjeturas sobre las causas que lo originaron. Desde el 10 de marzo de 1895, la suerte del Reina Regente se convirtió en una pesadilla para todos los españoles».

La explicación más probable de «aquel enigma» para el mencionado periódico vasco fue que se hundió de manera súbita, bien al dar la vuelta o al hundirse de proa, como consecuencia de «un sincronismo de balance o cabezada entre el movimiento propio del barco y el de las grandes olas. Tal coincidencia pudo aumentar tanto el cabeceo del navío que este, inclinándose mucho de proa hacia el mar, pudo hundirse instantáneamente en el sentido mismo de la marcha». La «Gaceta de Madrid» -que hacía las veces del actual BOE- tardó un mes en publicar una nota oficial y una orla de luto para dar definitivamente por perdido al barco.

La prueba del mal estado del mar aquel día es que se perdieron otras embarcaciones en la costa andaluza. Por ejemplo, el vapor Carpio con 40 pasajeros cuando se dirigía de Huelva a Cádiz. La comisión técnica encargada de esclarecer las causas del Reina Regente admitió la posibilidad de que el temporal, al inundar las cubiertas y los compartimentos de proa, hizo zozobrar al crucero, que ya en esos momentos navegaba sin control por una posible avería en el timón o en las máquinas. «Sin embargo, ni esta razonable explicación ni otras fueron admitidas por las madres, esposas, novias y hermanas de los marineros, puesto que nunca hubo una sola prueba real que confirmase el naufragio. Tal es así, que siguieron durante años confiando en el regreso de sus seres queridos», subrayaba el «Diario Vasco».

En 2009, el Gobierno de España puso en marcha un plan para que los barcos de la Armada comenzaran a buscar y proteger pecios históricos como el Reina Regente, según pudo saber ABC por fuentes del Ministerio de Defensa. Y, de hecho, se puso a disposición del Museo Nacional de Arqueología Marítima de Cartagena una serie de buques y buzos para detectar el mencionado crucero, pero la tarea nunca llegó a concluir.

HORARIOS DE TRENES CEUTA - TETUAN..1929





 Historias del Protectorado de España en Marruecos

Santiago Ramirez Orozco  
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El misterio del «barco fantasma» que desapareció en el Estrecho de Gibraltar con 420 españoles a bordo


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 El crucero Reina Regente zarpó de Cádiz hacia Tánger el 9 de marzo de 1895 y fue visto por última vez, pocas horas después, por la tripulación de los vapores ingleses Mayfield y Matheus. Tal y como informó ese mismo día 'El Liberal', «los moros embarcarán a las siete la mañana». El diario se refería a la embajada del sultán de Marruecos que había estado en Madrid intentado llegar a un acuerdo de paz con el Gobierno español, pero fracasó. Querían regresar a casa cuanto antes, sin imaginarse que estaban a punto de sufrir una de las peores catástrofes navales de nuestra historia, puesto que los 412 españoles que viajaban a bordo que desaparecieron para siempre, sin dejar rastro, en el estrecho de Gibraltar.

Estamos hablando, posiblemente, del mayor misterio que se ha producido en la historia de la navegación de España y, por consiguiente, también de una sus peores catástrofe, a juzgar por el elevado número de víctimas. La tristemente famosa embarcación –bautizada así en honor a María Cristina de Habsburgo– había zarpado de Cádiz al amanecer y fondeó en Tánger pasadas las 9 de la noche, según el relato de otras cabeceras como 'El Día', 'La Época' o 'El Imparcial', que seguían a la delegación marroquí con sumo interés por la importancia de las conversaciones. Este último, de hecho, ya advirtió del temporal que se avecinaba.